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Ballenas: un atractivo patagónico

Todo lo que debes saber para vivir una experiencia única: el avistaje de ballenas en Península de Valdés, Argentina

Todos los 15 de junio empieza la temporada oficial de ballenas en Puerto Madryn, Chubut, Argentina, acontecimiento que en los últimos años se transformó en un atractivo turístico impresionante. 

Gracias a este suceso, se pudo tomar una fuerte conciencia de la importancia de preservar a la especie, sometida durante muchos años a una presión tan fuerte de parte de los balleneros que estuvo al borde de su extinción. 

Esta ballena que llega a las aguas patagónicas es la denominada franca austral. La prohibición de la caza de las mismas llegó recién en 1986, pero pudo frenar su matanza. Gracias a la protección de los aproximadamente 7000 ejemplares existentes en la actualidad, la población de ballenas crece un siete por ciento anualmente. En la actualidad por suerte esta caza es solamente fotográfica. 

Estas ballenas se avistan desde Las Grutas, sobre el golfo San Matías. El regreso de las ballenas cada año se transforma en una fiesta, tanto para los lugareños como para los turistas. 

La temporada de avistaje suele extenderse hasta el mes de diciembre y en cada época hay algo especial: en otoño e invierno, sobre todo, se aprecia en todo su esplendor la dimensión patagónica de lejanía y soledad, y el mar parece un verdadero paraíso. Esta época es muy buena para el buceo ya que las aguas tienen mejor visibilidad. 

Más adelante, para octubre y noviembre, se pueden además observar orcas y toninas (una variedad de delfín que vive desde el golfo San Matías hasta Tierra del Fuego. La mejor hora para avistarlas es a la tarde. Además son fáciles de reconocer gracias a que tienen parte del cuerpo blanco, con la cabeza y la cola negras. 

Los avistajes de las ballenas se realizan preferentemente desde Puerto Pirámides, la pequeña localidad situada en la entrada de la península Valdés, sobre el golfo Nuevo. También se pueden ver desde las playas del Doradillo, cercanas a Puerto Madryn.  

Para las ballenas no hay un horario especia, están activas durante todo el día. Pero el preferido de los visitantes es el horario de la puesta del sol, más que nada por la belleza del paisaje. 

Lo que queda de esta increíble experiencia es una emoción intensa, una sensación de comunión con la naturaleza, con el mar, con un mundo a la vez accesible e inaccesible que fija sus límites entre el hombre y el animal, pero permite establecer contacto con la vida marítima. 

Características de las ballenas 

El nombre “oficial” de las ballenas que se refugian en las aguas de la costa patagónica es: Eubalaena Australis. Es una especie antiquísima que data del Eoceno: tienen millones de años existiendo. 

La ballena franca austral es inconfundible gracias a su maxilar largo y estrecho, además de carecer de aleta dorsal (presente en otras variedades).

También tiene callosidades distribuidas en la zona donde los hombres tienen la barba y las cejas, formadas por la acumulación de crustáceos parásitos.  

Estas callosidades son distintas en cada ejemplar, y son uno de los factores que ayudan a los especialistas a diferenciarlas.  

Cuando se las ve de cerca, se puede apreciar que tienen barbas en la boca en lugar de dientes: de ahí su incorporación al suborden de los “mysticetos”. A través de estas barbas, las ballenas se alimentan sobre todo de plancton y krill, organismos que prosperan en los mares fríos.  

Durante el verano, vuelven a la Antártida para alimentarse y durante su estadía invernal en las costas de Chubut viven gracias a las reservas acumuladas durante aquel período. 

Otra forma de reconocer a estas ballenas entre otras especies, es el chorro de vapor que expulsan al respirar por los espiráculos, dos orificios que conforman una suerte de nariz en la parte superior de la cabeza: este chorro se produce en forma de V, a diferencia de las formas que adopta en otras variedades de ballenas. 

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