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Fatiga vocal: cuando hablar es un esfuerzo

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Hay momentos en las que hablar mucho se vuelve un problema. Los profesionales que la utilizan suelen padecerla dado el esfuerzo constante de su aparato fonador.

En
la
sociedad en la cual vivimos, nos vemos obligados a enfrentar en la vida
diaria diversas dificultades como la competencia, el temor al fracaso, el
aislamiento emocional, la desconfianza, las que nos llevan a un estado de tensión,
y nos fuerzan a generar mecanismos de defensa para no ser meras víctimas.

Esto
trae una nueva exigencia al
sistema nervioso,
que muchas veces el hombre actual
no puede elaborar, creándose trastornos psicológicos que en algunos casos se
somatizan, y provocan la disfunción de uno de sus órganos más lábiles, en
este caso la Laringe.

Las características de la patología vocal



La fonastenia es el estado en que disminuye la fuerza vocal, tanto la voz
hablada como la cantada, y puede reconocerse porque presenta diversos síntomas:
los "subjetivos" que tienen que ver más con las sensaciones, como la
picazón, el ardor, la sensación de un cuerpo extraño que provocan la tos y el
carraspeo; y los "objetivos" como la reducción de la fuerza vocal.

Al enfermo de fatiga vocal, se le altera el timbre, se le debilita la voz, y
cualquier esfuerzo se le torna excesivo. El profesional de la voz, tiene
conciencia que realiza esfuerzos en la emisión vocal pero lo hace para mejorar
su técnica de trabajo; en cambio el enfermo se fatiga, debe realizar un
esfuerzo para hacerse entender; tiene una sensación subjetiva de "voz sin
fuerza". No puede sostener una conversación tanto tiempo como antes.

A
veces se recupera luego de un período de reposo vocal, pero la sintomatología
es cada vez más marcada a medida que continúa hablando.

La fonastenia es una enfermedad que afecta especialmente a: los docentes, los
actores, los cantantes, los predicadores, los locutores, los dirigentes políticos
o sindicales, los empresarios, los encargados de relaciones públicas, los
rematadores, y otros, es decir, a profesionales con actividades eminentemente
vocales. De ahí que su gravedad no depende tanto del trastorno en sí como de
las necesidades laborales del individuo.

En el padecimiento de este mal se pierde el rendimiento útil de la voz laboral,
lo que lleva a una intranquilidad y preocupación del paciente, a la pérdida de
confianza en sí mismo y a tener sentimientos de minusvalía.

Tal vez sean los docentes, desde los que atienden clases infantiles hasta los
que actúan en la cátedra universitaria, quienes estén más expuestos a la
fonastenia.

Los factores causales


Entre las causas de fatiga más comunes, encontramos: la rutina, la ansiedad, la
tensión nerviosa, el ruido, las vibraciones, y la falta de pausas adecuadas al
hablar durante el trabajo, muchas son producto de la vorágine de la sociedad
actual.

A
veces, se detecta una técnica vocal deficiente y, en muchos casos, un uso
excesivo de la voz en tiempo.
En definitiva, la mayoría de los que van a dedicarse a una profesión o
actividad en la que deberán hablar con frecuencia y prolongadamente, desprecian
la sobrecarga vocal que les espera.

El enfoque terapéutico

En
este sentido, será importante por parte del foniatra y el fonoaudiólogo,
establecer una buena relación con el paciente, de modo de crear un clima de
comprensión y simpatía que ayudará a la recuperación.

Se deberá enseñar al fonasténico a emplear una economía natural en aquellas
funciones parciales que participan en la emisión de la voz.

En una palabra,
habrá que ayudarlo a poder normalizar la voz. Asimismo, a través del logro de
tonos, de efectos melódicos y de matices, se contribuirá a mejorar el
rendimiento vocal de acuerdo con sus necesidades.

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