Hace tres meses intenté obtener una segunda
hipoteca para
enfrentarme a una posible urgencia financiera. Todo prometía ser muy sencillo.
Llenas tu aplicación en una página web muy segura y, al terminar, te envían tres
ofertas con toda la información que necesitas para tomar tu decisión.
Pero ni en Internet ni fuera de él las cosas son tan sencillas como uno
desearía.
Mi teléfono comenzó a repicar sin parar. Me llovieron los correos electrónicos.
Parecía que todas las compañías de préstamos de los Estados Unidos habían
recibido mi aplicación y estaban dispuestas a enviarme sus propuestas.
Todos querían hablar conmigo. Pero todos necesitaban información
personal, la clase de información que no me siento cómodo dándole al primero que
llama por teléfono… ¡Y mucho menos a una docena de desconocidos!
Así que, ante lo complicado del proceso, decidí apagar mi celular durante unos
días. Borré todos los correos electrónicos y los mensajes de voz que recibía y
fui a un banco para que me explicaran las opciones que ofrecían.

Por un momento parecía que, debido al bombardeo al que me sometieron, ninguna de
estas empresas lograría que los tomara en cuenta.
Semanas más tarde algunos continuaban enviándome correos electrónicos. Me decían
que entendían mi necesidad y que podían ayudarme.
Pero hubo una empresa que realmente logró que le prestara atención.
Lo primero que me atrajo fue el título de su mensaje: ¿Entiende Usted Realmente
Lo Que Significa Su
Puntaje Crediticio?
Y
al abrirlo, el siguiente texto logró su objetivo de captar mi atención y, sobre
todo, de considerar a esta empresa seriamente para cualquier necesidad futura.
“Hoy Un Préstamo, Tranquilidad Mañana.
Estimado Antonio:
Entendemos muy bien que no hace mucho estuviste interesado en refinanciar la
hipoteca de tu propiedad. Y, sin importar cuál era tu situación financiera
entonces ni el resultado de tu búsqueda, te seguimos considerando un cliente
potencial valioso.
Es por ello que queremos ofrecerte alguna información que seguramente
encontrarás muy útil, especialmente sí todavía estás considerando refinanciar…”
Inmediatamente incluyeron una explicación clara y sencilla de lo que significan
los puntajes financieros y, lo más importante, las condiciones que se pueden
conseguir según tu puntaje. Sentí que, al educarme, me daban herramientas para
manejarme en cualquier negociación futura.
Y, ya para cerrar:
“Gracias de nuevo, Antonio, por considerar XXX (el nombre de la compañía) como
tu socio para resolver tus necesidades financieras.
¡Recuerda que estamos aquí para ayudarte!
Sinceramente”