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Leche y dulce de soya

La leche de soya es una bebida obtenida a partir del poroto de soja, cuya blancura y textura es similar a la leche de vaca…

Esta bebida no contiene lactosa ni colesterol, y se obtiene dejando en remojo los granos de soja, conociéndolos y luego colándolos. Así se logra un líquido cremoso. 

Tanto para obtener leche, dulces o el tofu (queso de soja), se emplea un procedimiento similar, aunque para la leche hay que cocer un poco más el grano. Todas estas son estupendas alternativas para remplazar a los lácteos y además, siendo muy digestivos, fuente de vitaminas y minerales, y ricos en proteínas de óptima calidad. 

Las personas que presentan intolerancia a la lactosa han encontrado una buena alternativa a la leche de vaca, aunque su tenor en calcio es menor. La leche de soja representa una gran fuente de proteínas, vitaminas B y hierro. Muchas empresas que fabrican leche de soja, le añaden nutrientes adicionales, como calcio, vitamina D, y vitamina B12. 

Aceite de soja 

El poroto de soja, además de una fuente proteica, es considerado una oleaginosa. Su aceite es ligero, amarillento, con un perfume especial, aunque diferente muchas veces de las costumbres nacionales. En su estado natural (sin freír) aporta abundantes ácidos grasos poliinsaturados. Contiene un 22,6% de ácidos grasos monoinsaturados, con un 61,2% de ácidos poliinsaturados y un 16,2% de ácidos saturados, lo que lo ubica entre los más saludables para el consumo humano. 

Asimismo, presenta cantidades equilibradas de ácidos grasos esenciales, omega 3 y omega 6, beneficiosos para el corazón y el sistema nervioso. Los conocimientos existentes demuestran que los ácidos grasos omega 6 y omega 3 no sólo son importantes para la salud por la presencia o ausencia en la dieta de uno o el otro, sino sobre todo por el balance en el consumo relativo de ambos. 

Las sugerencias de las prestigiosas organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Heart Association (AHA) apuntan a promover el consumo de omega 6 y omega 3 en una relación que oscile entre 5 a 1 y 10 a 1. 

Por eso, el aceite de soja aparenta ser una alternativa más que interesante para paliar los requerimientos o carencias descritas, ya que contiene una relación entre omega 6 y omega 3 de 7 a 1 (como la recomendada por las organizaciones internacionales de la salud) y contribuye por ello a controlar el colesterol malo y la arterioesclerosis. 

Su riqueza en fosfolípidos es muy importante para las células nerviosas y cerebrales, y combina además contenidos proporcionados de vitamina A y vitamina E. Es de una alta asimilación y digestibilidad, ideal para aquellas personas que no toleran el aceite de oliva. 

Milanesas y hamburguesas de soja 

Estos son, quizás, los productos derivados del grano de soja que más fácilmente se encuentra en las góndolas de los supermercados y los más aceptados por parte del consumidor en general. 

El queso de soja o tofu 

El queso elaborado sobre la base de soja (tofu) es un producto milenario de origen oriental con grandes cualidades nutritivas y de sencilla elaboración –preparado con soja, agua y un solidificante o coagulante-.  

Durante siglos, el tofu ha sido un alimento muy popular en Japón, no sólo debido a motivos religiosos sino también en atención a la salud. El tofu es una buena fuente de proteínas, bajo en calorías y no contiene colesterol.

Su contenido de lecitina y caseína lo convierten en un sustituto excelente de los quesos elaborados a partir de leche animal. Posee, además, una textura firme, similar al flan, sabor delicado, y color blanco. 

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