Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Jardinería: cómo conservar la salud del suelo

Mantener el suelo rico en nutrientes y minerales es la única forma de poder gozar de las bondades de las plantas y los cultivos. ¿Hace cuánto que no prestas atención a la salud de la tierra de tu jardín?

Conservación del suelo 

El suelo es una composición de roca erosionada por el tiempo, minerales vegetales y otros ingredientes orgánicos descompuestos. Éste requiere de un lago tiempo para desarrollarse, pero puede ser malherido –por tus acciones inapropiadas o tu negligencia- en una sola temporada. 

Las plantas pueden obtener nutrientes del suelo a partir de sus raíces y los convierte en materiales esenciales para el crecimiento de nuevas raíces, hojas y flores. 

Todos los jardineros son llamados a ser custodios del suelo, debiendo tomarse el tiempo para reemplazar constantemente los nutrientes del mismo. Dado que nuestro suelo es tan importante para nosotros, es necesario que lo tratemos del mismo modo que nos gusta que nos traten.  

Para que el terreno esté siempre saludable deberá contener una mezcla balanceada de aire, agua, nutrientes y materia orgánica. Existen algunas cosas que podemos hacer para proteger esta mezcla: 

Agregar materia orgánica sobre una base regular, probablemente, es una de las cosas más importantes que tenemos a nuestro alcance. 

Abono orgánico y fertilizantes 

Agregar compuestos, cubiertas de cultivos y abono animal puede ser de mucha utilidad, ya que: 

·         Incrementa la capacidad del suelo de retener nutrientes.

·         Hace que el alimento para las plantas esté disponible por más tiempo.

·         Atenúa la cantidad de nutrientes perdidos por la erosión o la filtración. 

·         Provee micro-nutrientes que son necesitados por las plantas en pequeñas cantidades.

·         Libera los nutrientes que ya están en el suelo incrementando la acción de los microorganismos benéficos.

·         Incrementa la capacidad de retención de agua en los suelos arenosos.

·         Ahorra dinero.

Nunca apliques fertilizantes a las gramas sino hasta después de una buena y copiosa lluvia. Para obtener mejores resultados, más seguros y duraderos, utiliza fertilizantes orgánicos. El suelo húmedo pone a los nutrientes dentro de una solución y ayuda a distribuirlos hacia las raíces de las plantas.

La capacidad del suelo de drenar agua es importante, ya que las raíces de las plantas requieren oxígeno y cualquier suelo con exceso de agua carecerá del mismo. Por eso, recuerda que cuando se habla de un suelo “bien drenado” o de “pies secos”, no se hace referencia a un suelo árido sino a la ausencia de exceso de agua.

Muchas plantas crecerán en condiciones de alta humedad durante la temporada de crecimiento, pero cuando se encuentren en estado latente, estas mismas condiciones las matarán. Mejorando el drenaje la planta tendrá un mejor ambiente para su desarrollo. 

Otro problema está dado por la compactación del suelo, producida por tractores u otros equipos o simplemente por el hecho de cultivarse año tras año. La compactación del terreno aparece en casi todos los suelos, desde los jardines hasta las grandes granjas. 

Cultivar el suelo cuando está demasiado húmedo arruinará la composición de la tierra. Y esta es una condición que necesita de mucho tiempo para revertirse. Para saber si un suelo está demasiado húmedo, toma un puñado de tierra y apriétala.  

Si se desmenuza en tu mano, entonces está lista para cultivar, pero si se apelotona, entonces está demasiado húmeda. Definitivamente, la cultivación del suelo no es buena para la estructura del terreno, ya que deja expuestos al ambiente a los microorganismos benéficos y los destruye.    

No obstante, los jardineros debaten eternamente acerca de cuál es el mejor período para cultivar el suelo. Muchos dicen que el otoño tiene ventajas sobre la primavera. Cuando la primavera se hace presente, permite la plantación temprana, ya que la preparación básica del suelo está lista.  

Por su parte, cultivar en otoño permite que gran cantidad de material orgánico vuelva al terreno y comience a descomponerse debido a la acción de los microbios. 

Una fuente excelente de materia orgánica son las hojas caídas. Prueba esparciendo una capa de hojas sobre el terreno este otoño y para la primavera ya se habrán descompuesto.  

Sembrar una cobertura de cultivos, como centeno, es muy positivo al aportar valiosos nutrientes y material orgánico que se compactará en el suelo y cuyos beneficios serán visibles en la primavera siguiente.  

Asimismo, la compactación otoñal producirá una disminución de los insectos dañinos, de las enfermedades y de las plagas, al reducir la población de estos agentes nocivos. Finalmente, el otoño es una buena estación para chequear el suelo; actividad que deberías realizar cada unos pocos años. 

Aprende a cultivar tu propia huerta orgánica. Inscríbete ahora en nuestro curso gratis de Huerta y jardinería orgánica haciendo clic aquí.