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¿Impotencia?

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La falta de erección en los hombres suele provocar una disminución de su autoestima, pese a ser una situación por la que atraviesan casi todos los hombres y que no debe ser entendida como una limitación.

Hasta
hace un tiempo, hablar de falta de
erección masculina era un tema tabú y se lo
asociaba a la impotencia. Sin embargo esta afirmación implica desconocimiento,
sobre todo el hecho de asociarlo directamente a una
disfunción orgánica. 

El
problema ha dejado de ser un secreto, para comenzar a entenderse como una realidad por la que todos
los hombres han pasado alguna vez.

"Algunas
veces el mismo deseo de tener una erección, será el obstáculo para lograrla.
No
la puedes desear. Es algo que está más allá de tu deseo, y si tratas de
lograrla, te encontrarás completamente impotente. Y una vez que se asienta en
tu mente
la
idea de que algo está mal, estarás en problemas.

No
hay necesidad de desearla. Si está allí, bien, si no está allí,
perfectamente bien.
Eso simplemente significa que el cuerpo no
está de humor en ese momento, no quiere entrar en ello. Dice que no, eso es
todo. Simplemente: escucha el cuerpo. Y
muévete de acuerdo a él.”
(del
libro Sexo DE OSHO)

El
texto de Osho resume el secreto de tomar el problema de la falta de erección
en los hombres con la tranquilidad que corresponde, pues este trastorno es muchas
veces  resultado de la ansiedad y de la preocupación que genera la mal
llamada “impotencia”.

Esta,
o sea la dificultad para lograr o mantener una erección en un contexto sexual
que permita la penetración y el coito, es un tema que ha preocupado a los
hombres desde siempre, sean estos, obreros, intelectuales o ejecutivos.

Según
el uso popular del término, la palabra impotencia tiene un significado
peyorativo, evoca una imagen de radical inseguridad en el hombre, de baja
autoestima y de incapacidad para lograr un objetivo, refiriéndose a lo que
suele ocurrirle en el aspecto afectivo a un hombre enfrentado a este problema.


La palabra impotencia, en sí, describe los padecimientos a ella asociados, más
que la falta de erección. Por eso, es preferible hablar de trastornos eréctiles
o disfunción eréctil.

Esta disfunción es producida, en la mayoría de los
casos, por alteraciones de orden psico-social. Pero a no dramatizar, siempre ha
habido en la vida sexual de todo varón un: “¡no me funcionó!”, lo
contrario, sería una rareza.

La
mayor parte de ellos admite esta experiencia como una más en su vida sexual,
sin volverla una preocupación descalificadora de si mismos, pero hay otros
en los que se vincula con el recuerdo de problemas o conflictos personales o un vínculo
con una persona en particular o con un medio hostil y sienten que no podrán
superarlo.

Son
muchos los factores que crean estas condiciones de inseguridad y culpa en los
hombres: desde las experiencias sexuales traumáticas, pasando por la falta de
confianza en si mismos, fracasos en la comunicación con su pareja o con el
resto de las personas, desconocimiento del tema, y hasta miedo a la intimidad.

Pero
la excesiva preocupación por tal padecimiento se da más por un desconocimiento de
la problemática que por una causa real.

Más simple todavía es el caso de
algunos hombres y mujeres que no conocen las variantes normales de la excitación
sexual, ni los cambios que suceden en forma natural con el correr de los años,
como así tampoco la influencia del estrés o de las tensiones cotidianas.

Es típico el caso del hombre que desconoce que, llegado a
una edad madura, necesita de mayor estimulación táctil para provocar una
erección.

Pero
no obstante, debemos admitir que hay casos en los que existe una causa orgánica
que origina la disfunción (en alrededor del 20 al 30 por ciento de los
hombres), fundamentalmente dada por problemas de vasos sanguíneos: hipertensión, alto colesterol, tabaquismo, alcoholismo y fundamentalmente la
diabetes.

La
edad también influye en la dificultad para mantener una erección. Son pocos
los jóvenes que desarrollan una disfunción eréctil de base orgánica, pero ésta aumenta después de los cincuenta años.

El
origen orgánico de la disfunción puede detectarse gracias a la presencia de determinados síntomas: cuando no se producen erecciones al despertar o
en la noche, si se da o no una erección en la masturbación, etc.

Pero
la mayor parte de los casos no tienen estas características orgánicas, y
su origen es psicosomático y relacionado con los avatares
de la vida cotidiana. 

Es por eso que podemos decir con Osho: “Algunas veces el
mismo deseo de tener una erección, será el obstáculo para lograrla”. 

Hoy no
pudo ser, …mañana será otro día.

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