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¿Frutos o semillas?

El éxito no es una mercancía que se compre en el mercado. Entenderlo, es el primer paso para alcanzarlo

Cuenta la
antigua anécdota de una mujer buena que hacía siempre el bien a los demás.
Parece ser que Dios le comunicaba sabiduría a través de los sueños. Y en uno de
ellos ella se vio entrando en una hermosa tienda. Estaba muy iluminada, aunque
no se veían luces eléctricas por ninguna parte.

Lo que se vendía, la gente lo solicitaba con mucho fervor. Se dio cuenta de que
el mismo Dios estaba despachando solícitamente a los clientes tras el mostrador.
¡De ahí emanaba la luz que hacía de ese lugar algo tan especial!

Era su oportunidad de conseguir todo lo que había anhelado. Con toda humildad
habló con Dios: “Señor de los Cielos, ¿qué vendes en esta tienda que pudiera
yo comprar?

Él contestó
con voz fuerte, pero cariñosa: “Todo lo que tu corazón desee”.

Ella meditó por un momento y exclamó:

“Deseo una gran fuerza interior que me ayude a dominar todas mis
inseguridades. Deseo un gran amor que me haga olvidar todos mis odios y
resentimientos. Quiero una luz inmensa en mi mente, que me despeje todas mis
dudas y mis confusiones internas. Y finalmente, quiero una enorme paz de
espíritu y una felicidad que no se me acabe con mis desánimos y mis
desalientos…”.

Y tras un momento de vacilación, añadió: “y esto lo quiero también para todo
el mundo”.

Dios sonrió. Mostrando una enorme comprensión ante la urgencia con que esta
mujer pedía esas cosas buenas.

“Hija mía, creo que no has comprendido. Aquí, en esta tienda, no se venden
frutos, únicamente vendemos semillas. Quien las compra debe ser él mismo tierra
apropiada para sembrarlas en su corazón, y cuidarlas, regándolas con sinceridad
todos los días, y entonces crecerán los árboles que traerán los frutos que tú
tanto anhelas. ¿Me explico?”.

La mujer comprendió entonces la sabiduría de Dios.
 


LO NEGATIVO:

Dejarnos llevar por la falsa idea de que el éxito ya está hecho y sólo hay que
encontrarlo.

LO POSITIVO: Comprender que el éxito tenemos que cultivarlo,
sembrando amor para ahogar nuestros odios y resentimientos; adquiriendo
conocimientos que eliminen nuestras dudas y confusiones, desarrollando auto
confianza que acabe con nuestras inseguridades.


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