Opta por los vegetales al vapor en lugar de las papas horneadas u otros
almidones. Una vez más, usa limón o hierbas y especias, en lugar de manteca para
darles sabor.
Siempre que puedas, imita el estilo de comer de los europeos, y ten tu comida
más grande en el almuerzo. No sólo ahorrarás dinero sino que, al mismo tiempo,
evitarás calorías.
Tómate el tiempo necesario para disfrutar tus comidas. Siente los sabores y
texturas de las comidas y disfruta de tu compañía (siempre que la tengas).
Cuando comes despacio, le das al reloj interno de tu cuerpo el tiempo necesario
para decir basta. Cuando estés llena, deja de comer. Pide al mesero que retire
tu plato, por si acaso cayeras en la tentación de volver a comer mientras
esperas que tu compañero termine.
Acompaña las papas al horno con salsa en lugar de crema agria o manteca. No sólo
la salsa tiene menos calorías sino que agrega un sabor “picante” a las patatas.
Las salsas y los aderezos siempre a un costado del plato de comida. De esta
forma, tienes la posibilidad de controlar la cantidad que consumes. En cuanto a
la sazón de las ensaladas, en lugar de vaciar el aderezo sobre la misma, hunde
tu tenedor en la salsa y después en la ensalada. Así, conseguirás la misma
cantidad de sabor sin todas esas calorías agregadas.
Elige el arroz integral al arroz blanco. Asimismo, el pan integral sobre el pan
blanco. No sólo tienen menos calorías, sino que son mejores para todo tu
organismo.
Mantente alejado de los “tenedores libres”. En estos lugares, donde puedes comer
todo lo que quieras, es muy fácil perder la cuenta de lo que estás comiendo,
incluso cuando se trate de ensaladas. Si un tenedor libre es tu única opción,
entonces aléjate de las pastas, ensaladas maceradas, quesos, y ensaladas de
frutas con crema batida. En cambio, apégate a las sopas, los vegetales al vapor
y las frutas frescas.
Toma la sopa en primer lugar. Esto te ayudará a llenarte (con menos calorías
que, por ejemplo, un plato de vitel toné).
Si tienes antojo de algo dulce, y no quieres fruta fresca, elije un sorbete. Si
no puedes eludir la salsa de chocolate, usa el mismo truco que con el aderezo de
ensaladas, es decir, sumerge el tenedor en el chocolate primero y después en el
postre.
Comparte el postre con tu acompañante. Te sentirás menos culpable y tendrás que
correr la mitad del tiempo en la cinta del gimnasio.
Si vas a ordenar sandwiches, opta por la mostaza en lugar de la mayonesa. Cabe
señalar que la mostaza, prácticamente, no tiene calorías.
Si la porción que te sirven es grande, sólo come la mitad. Pregunta si puedes
llevar el resto a casa. De esta manera, obtendrás dos comidas al precio de una y
cortarás las calorías a la mitad.
Después de comer, sal a dar un paseo. Camina por la playa, el parque o el
zoológico. Estarás quemando calorías y haciendo ejercicio al mismo tiempo.
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