Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Despedida

Estamos aquí reunidos para despedir los restos de un buen amigo…

Estamos
aquí reunidos para despedir los restos de un buen amigo: Sentido Común.
Sentido Común vivió una larga vida, y murió en el nuevo milenio.

Nadie supo realmente su  edad,
porque su certificado de nacimiento se perdió hace mucho por culpa de la
burocracia.


Sentido
Común dedicó desinteresadamente su vida al servicio en las escuelas,
hospitales, hogares, fábricas y oficinas, ayudando a la gente a hacer su
trabajo sabiamente y sin fanfarrias. Por décadas, reglas estúpidas y
disposiciones sin sentido no lograron derrotarlo.

Se lo recordará siempre por habernos
enseñado cosas tan simples y útiles como protegernos de la lluvia para no
mojarnos, que el que madruga aprovecha mejor su día, y que la vida no siempre
es justa.

Vivió según reglas económicas básicas
(no gastes más de lo que ganas), estrategias de crianza confiables (los adultos
son los que están a cargo, no los chicos) y sabiendo que ser el segundo en algo
no es malo.

Veterano de la Revolución Industrial,
la Revolución Tecnológica y la hiperinflación, Sentido Común sobrevivió a
tendencias culturales y educacionales extremas para algunos como el anarquismo,
el machismo, el feminismo y la matemática moderna.

Pero su salud comenzó a fallar cuando
fue infectado por el virus del individualismo. Durante las últimas décadas su
sola voluntad no alcanzó para contrarrestar los ataques de la política, la
cultura y la sociedad en general.

Miró con dolor como gente buena era
subordinada a oportunistas y corruptos, como el gozar de derechos permitió
vulnerarlos, como se puede agraviar amparado en la libertad de expresión. Su
salud continuó deteriorándose cuando se aceptó que el voto de un alumno
valiera tanto como el de un profesor, que se liberara a asesinos por fallas técnicas
durante su arresto, y que los derechos humanos sean sólo de los victimarios,
nunca de las víctimas.

Empeoró aun más cuando se dispuso que
las escuelas deben pedir permiso a los padres para administrar una aspirina a su
hijo, pero no pueden avisarle que su hija está embarazada o usando drogas.

Finalmente, Sentido Común perdió sus
ganas de vivir cuando comprobó que la iglesia se transformó en un negocio, que
los futbolistas sólo juegan por la plata y no la pasión, que los medios de
comunicación sólo opinan y se venden, no informan, y que ser “veterano de
guerra” sólo se aplica a los conscriptos, nunca a suboficiales y oficiales
que también enfrentaron las balas.

Sentido Común fue precedido en la
muerte por su padre y madre, Verdad y Confianza; su esposa, Discreción, y sus
hijas, Responsabilidad y Razón. Lo sobreviven tres hermanastros: Derechos,
Tolerancia y Queja.

No mucha gente asistió a su funeral,
ya que pocos se dieron cuenta de su muerte.


Enviado
por Inés. ¡ Muchas gracias !