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Conjuntivitis

Ante el síntoma de ojos congestionados, se suele inferir que se padece conjuntivitis; sin embargo puede tratarse de distintos problemas o infecciones que no impliquen una inflamación de la conjuntiva. Sepa cómo prevenir y tratar este trastorno ocular tan común

Lo primero que hace un oftalmólogo ante la presencia de un "ojo rojo", es descartar que se trate de una conjuntivitis, y no de un daño más severo como pueden ser una queratitis, la presencia de un cuerpo extraño, una alergia o una lastimadura.

La conjuntivitis suele empezar lentamente, y se va agravando a través de las horas o días; por eso el tiempo y la evolución de este síntoma es un factor fundamental de diagnóstico. 

Existen tres tipos de conjuntivitis: la conjuntivitis alérgica, la conjuntivitis bacteriana, y la causada por un virus o vírica (estas dos últimas, también denominadas, conjuntivitis infecciosas).

La primera es fácilmente diagnosticable y previsible, ya que las personas que las sufren conocen los motivos de su alergia. Este proceso va acompañado de una picazón en los ojos muy molesta, principalmente durante la primavera.

Los ojos se muestran de color rosa pálido e irritados. Es muy importante que ante estos signos, se consulte inmediatamente al oftalmólogo. Usualmente, el tratamiento implica la administración de antialérgicos y corticoides para aliviar los síntomas de la enfermedad. 

La conjuntivitis bacteriana es la patología mas frecuente de los ojos. Empieza en uno de ellos y, rápidamente, se extiende al otro. Se agrava progresivamente, y tiene como signo predominante el color rojo del ojo, así como una secreción mucosa en el sector inferior del mismo.

Este tipo de problema suele tratarse con antibióticos. Esta infección es muy común debido a la exposición continua del ojo a microorganismos y sustancias que se encuentran en el aire, que pueden causar infecciones y reacciones alérgicas. 

La conjuntivitis vírica o viral, tercer variante de la enfermedad, es la más peligrosa y la que más preocupa a los oftalmólogos. Aparecen por epidemias, generalmente en verano, cada tres o cuatro años. Las conjuntivitis virales dependen de la cepa de virus y son muy contagiosas.

El periodo de contagio comienza cuando la persona aun no tiene conjuntivitis, de ahí que resulte tan difícil su prevención. Además, hay que tener en cuenta que la vía de contagio principal es el contacto con objetos que fueron utilizados por una persona que presenta el virus.

La conjuntivitis viral se caracteriza por ser unilateral, presenta al ojo muy rojo y congestionado, con sensación de arenilla; no produce secreción perro sí suele haber dolor de oídos, de garganta y fiebre.

En las épocas en que se producen estas epidemias es muy importante la clausura de las piletas de natación, por tratarse de un foco de contagio fundamental. 

Afortunadamente, en la actualidad, los avances científicos han permitido que, tanto el lapso de la enfermedad, como la gravedad de la misma, disminuyan significativamente.

Por eso es importante recomendar que ante el menor indicio de conjuntivitis, la persona acuda a su medico especialista, ya que cuanto antes sea tratada, mas rápida será la recuperación.

Tratamiento de la conjuntivitis 

• No usar lentes de contacto cuando ya tiene conjuntivitis.

• En el caso de estar diagnosticada: tratamiento con antibióticos bajo la estricta supervisión del oftalmólogo.

• Realizar lavados con infusiones de manzanilla.

• Colocar un colirio antibiótico-descongestivo según indicación médica.

• No tapar el ojo con un parche. El calor y la humedad que se producen pueden empeorar la afección.

• Aplicar compresas frías en los ojos para descongestionar.

• Evitar el maquillaje con delineadores y rimel. 

Prevención de la conjuntivitis 

La única variante de la conjuntivitis que puede prevenirse es aquella causada por una bacteria, ya que la conjuntivitis viral tiene carácter epidémico. 

Para evitar el contagio

• Higienizar e! ojo,

• No asistir a piletas de natación (mientras padece la enfermedad).

• Evitar el contacto con agentes químicos y alergenos conocidos.

• Evitar el contacto de los ojos con las manos sucias.

• Usar materiales descartables (toallas, pañuelos) cuando la enfermedad se instaló en la familia.

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