2. El trabajo de identidad se ha vuelto digital
No somos seres aislados, ni llevamos vidas estrictamente individuales.
Somos
seres sociales que viven en sociedades y, como tales, nuestras vidas están
moldeadas fundamentalmente por las relaciones sociales que establecemos con
otras personas, instituciones y estructuras sociales.
Siendo fotos destinadas a
ser compartidas, las selfies no son actos individuales; son actos
sociales.
Las selfies en particular, y nuestra presencia en las redes sociales en general,
forman parte de lo que los sociólogos definen como "trabajo de identidad" -el trabajo que hacemos a diario
para asegurarnos de que los demás nos ven como nosotros queremos mostrarnos.
Lejos de ser un proceso estrictamente innato o interno, la expresión de la
identidad siempre ha sido entendida por los sociólogos como un proceso social.
Las selfies que nos sacamos y compartimos están diseñadas para presentar una
imagen particular de nosotros mismos y, por lo tanto, para modificar la
impresión que generamos en los demás.
El En la era digital nuestras vidas están cada vez más proyectadas,
enmarcadas y filtradas en las redes sociales.
Tiene sentido, entonces, que el
trabajo de identidad se lleve a cabo en esta esfera. Todos desarrollamos el
trabajo de identidad mientras caminamos por el barrio, por la escuela y por
nuestro lugar de trabajo.
Lo expresamos en la forma en que nos vestimos; en la
manera de caminar, de hablar, y de mover nuestro cuerpo. Lo expresamos por
teléfono y por escrito.
Y ahora, lo hacemos también por correo electrónico, a
través de los mensajes de texto, en Facebook, Twitter, Instagram, Tumblr y
LinkedIn.
Un autorretrato es la expresión visual más obvia del trabajo de
identidad, y la forma socialmente masiva, la Selfie, es ahora un formato común,
tal vez incluso necesaria para este trabajo.
3. El meme nos obliga
El meme es descripto por los especialistas como un objeto o entidad cultural que
fomenta su propia replicación.
Puede aparecer en forma musical, manifestarse en
estilos de baile, o manifestarse en las tendencias de la moda y el arte, entre
muchas otras cosas.
Hoy en día, los memes abundan en internet, a menudo en tono
humorístico, pero con una presencia e importancia cada vez mayor como formato y
modo de comunicación.
En las formas pictóricas que llenan nuestros muros de Facebook y Twitter, los memes suponen un aporte de gran alcance comunicativo,
con una combinación de imágenes y frases repetitivas.
Están densamente cargados
de significado simbólico. Como tales, obligan a su replicación; si no tuvieran
sentido, ni arraigo cultural, nunca se convertirían en memes.
En este sentido, las selfies son, en gran medida, un tipo de memes. Se ha convertido en algo normativo que hacemos, y que se traduce en patrón repetitivo
y que nos representa a nosotros mismos.
El estilo exacto de la representación
puede variar (sexy, malhumorado, serio, tonto, irónico, borracho, "épico",
etc.), pero la forma y el contenido general -una imagen de una persona o grupo
de personas que ocupan el encuadre, tomada desde una distancia igual al largo
del brazo- siguen siendo los mismos, una y otra vez.
La selfie, como un meme, es una construcción cultural y una forma de comunicación que ahora está
profundamente difundida en nuestra vida cotidiana, y cargada de sentido y
significado social.
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Elias Berntsson es autor de "15
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