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Cómo saber si tienes rosácea

¿Tienes acné pero ya pasado la adolescencia hace rato…?

Cómo saber si tienes rosácea


La rosácea es una enfermedad cutánea crónica cuyo origen no se ha determinado
con exactitud, que periódicamente tiene exacerbaciones y remisiones.


Se manifiesta en las mejillas, en la nariz, en la frente, un poco menos en el
mentón y en casos más graves puede llegar a presentarse en la vista.


La piel se vuelve extremadamente sensible ante los cambios de temperatura y
ciertos cosméticos, llegando a presentar uno o varios de los siguientes
síntomas: enrojecimiento o rubor, lesiones eritematosas, teleagiectasia o
arañitas vasculares provocadas por la dilatación de pequeños vasos sanguíneos en
la superficie cutánea, pápulas pustulosas y rinofima o nariz bulbosa.


Se calcula que de cada veinte personas una puede padecer rosácea. En especial
las mujeres de pieles blancas suelen comenzar por observar en su rostro lesiones
eritematosas y teleagiectasia.


Si bien en los hombres es una patología menos común, quienes han sobrepasado la
cuarta década y tienen rosácea suelen presentar hiperplasia de las glándulas
sebáceas de la nariz o rinofima.


El sonrojado que sube al rostro en forma repentina suele ser la manifestación
más habitual de la rosácea.


Casi un noventa y cinco por ciento sienten este rubor por unos minutos, que
puede extenderse a horas.


Si bien la enfermedad tiende a incrementarse con el tiempo, sus síntomas no se
observan en forma permanente sino que se provocan brotes aislados cuya
intensidad puede ir en aumento.


La rosácea suele recrudecer con la exposición solar, con la permanencia en
lugares muy calefaccionados, en saunas o baños de calor seco y vapor, con la
ingesta de comidas picantes o bebidas estimulantes (alcohol, café).


Asimismo, los microscópicos ácaros pueden entrar en contacto con la superficie
cutánea y contribuir a irritarla.


Las manifestaciones cutáneas que obedecen a la rosácea son molestas. Al ser muy
visibles en una parte del cuerpo tan expuesta como la cara, suelen generar que
la persona se retraiga socialmente y aún se sienta discriminada por su
condición.


De todos los síntomas que puede presentar la rosácea, las manifestaciones
oftalmológicas son las más peligrosas.


Entre un cinco y un sesenta por ciento de las personas que padecen esta
enfermedad cutánea llegan a tener problemas oculares, que en casos graves pueden
provocar pérdida en la visión.


¿Hay comidas que empeoran la rosácea?


Existen tratamientos médicos que mejoran los brotes de rosácea, como remedios
orales o tópicos, el láser de dióxido de carbono fraccionado o la dermoabrasión.


Lo ideal es anticiparse a los brotes para poder evitarlos, así como impedir que
la enfermedad evolucione hacia estadios cada vez de mayor complejidad.


La medicina natural, como siempre, ofrece soluciones sencillas de implementar y
muy efectivas.


Para empezar, hay que evitar la ingesta de ciertos alimentos que puedan
desencadenar un brote de rosácea: comidas o bebidas muy calientes, lácteos (en
especial los quesos muy estacionados), chocolates, condimentos picantes, bebidas
alcohólicas (vinos, cervezas, licores), vinagres.


Si bien a las frutas y verduras se las considera aliadas para la belleza de la
piel, en el caso de sufrir rosácea no se recomienda comer tomates, frutos
cítricos, paltas, berenjenas, espinacas, pimientos o morrones rojos, higos,
bananas, pasas de uvas.


Si se ingiere vitaminas, no hay que abusar de las del complejo B, en especial B6
y B12.


Aunque no se sepa a ciencia cierta de qué proviene la rosácea, el hecho es que
la lista de alimentos prohibidos para evitar un brote de rosácea surge de la
experiencia empírica.


Los alimentos y bebidas que mencionamos en el párrafo anterior contribuyen a
aumentar la temperatura corporal y algunos provocan alergias o el aumento de la
histamina, una sustancia química presente en algunas células que actúa como
hormona y neurotransmisor.

 Todos
estos factores contribuyen a los brotes de rosácea, porque para regular la
temperatura que se ha elevado provocan dilataciones de los vasos sanguíneos de
la superficie cutánea.


Lo cierto es que cada persona es un ser único y debe ser considerado como tal.
Si padece la enfermedad rosácea, tiene que encontrar los mecanismos adecuados a
su organismo para terminar con los síntomas molestos y evitar brotes futuros.

Por Sofía Clerck,
Especialista en dermatología y nutrición – Autora de "Rosacea nunca mas"