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Causas, consecuencias y tratamiento de la impotencia

También conocida como disfunción eréctil, la impotencia es uno de los problemas más temidos por los hombres. La información, sin embargo, es el primer paso hacia la solución.

La
impotencia es la incapacidad constante de mantener una erección suficiente para
el coito. Los médicos a menudo usan el término "disfunción eréctil"
para describir este trastorno y diferenciarlo de otros problemas que
obstaculizan el coito, tales como la falta de deseo sexual y los problemas con
la eyaculación y el orgasmo.

La presente hoja informativa se concentra en la
impotencia definida como disfunción eréctil.

La
impotencia puede ser la incapacidad total para lograr la erección, la capacidad
irregular para lograrla o una tendencia a mantener únicamente erecciones
breves. A causa de estas variaciones, resulta difícil definir la impotencia y
calcular su incidencia.

Los expertos creen que entre 10 y 15 millones de varones
estadounidenses sufren de la impotencia. Según la Encuesta Nacional de Atención
Médica Ambulatoria, en 1985 se produjeron 525.000 visitas a consultorios médicos
por causa de la disfunción eréctil.

Muchas
veces la impotencia tiene una causa física, como enfermedad, lesión o efectos
colaterales de medicamentos.

Cualquier trastorno que disminuye el flujo de
sangre en el pene puede causar impotencia. La incidencia aumenta con la edad:
aproximadamente 5 por ciento de los varones a los 40 años y entre 15 y 25 por
ciento de los varones a los 65 años experimentan impotencia. Aun así, no es
una parte inevitable del envejecimiento.

La
impotencia se puede tratar en todos los grupos de edad, y el conocimiento de
este hecho ha ido aumentando. Más varones han buscado ayuda y han recuperado
una actividad sexual casi normal gracias a los tratamientos mejorados de la
impotencia. Tradicionalmente los urólogos, que son los médicos que se
especializan en los problemas de las vías urinarias, han tratado la impotencia,
especialmente sus complicaciones.

¿Cómo
se produce la erección?

El
pene tiene dos cámaras longitudinales llamadas cuerpos cavernosos. Esas cámaras
están llenas de un tejido esponjoso. Los cuerpos cavernosos están
rodeados de una membrana, denominada túnica albugínea. El tejido
esponjoso contiene músculo liso, tejido fibroso, espacios, venas y arterias. La
uretra, que es el conducto por el que sale la orina y la eyaculación, se
extiende longitudinalmente por debajo de los cuerpos cavernosos.

La
erección comienza con la estimulación sensitiva y mental. Los impulsos del
cerebro y los nervios locales hacen que los músculos de los cuerpos
cavernosos
se relajen, lo cual permite que la sangre fluya hacia los
espacios abiertos y los llene. La sangre crea presión en los cuerpos
cavernosos
, lo cual hace que el pene se expanda.

La túnica albugínea
ayuda a atrapar la sangre en los cuerpos cavernosos, con lo cual la
erección se mantiene. La erección desaparece cuando los músculos del pene se
contraen, con lo cual se interrumpe la entrada de sangre y se abren los
conductos por los cuales ésta sale del órgano.

Como
la erección requiere una secuencia de fenómenos, la impotencia puede
presentarse cuando cualquiera de estos se interrumpe. La secuencia incluye los
impulsos nerviosos del cerebro, la médula espinal y la zona del pene, y la
respuesta de los músculos, el tejido fibroso, las venas y las arterias de los cuerpos
cavernosos
y zonas cercanas.

¿Qué
causa la impotencia?

La
causa más común de impotencia es el daño de las arterias, el músculo liso y
el tejido fibroso, a menudo como resultado de una enfermedad.

Las
enfermedades–en especial diabetes, enfermedades de los riñones, alcoholismo crónico,
esclerosis múltiple, aterosclerosis y trastornos de los vasos sanguíneos–causan
aproximadamente el 70 por ciento de los casos de impotencia. Entre 35 y 50 por
ciento de los varones con diabetes experimentan impotencia.

Las
intervenciones quirúrgicas (por ejemplo, de la próstata) pueden lesionar los
nervios y las arterias que están cerca del pene, lo cual causa impotencia. Las
lesiones del pene, la médula espinal, la próstata, la vejiga urinaria y la
pelvis pueden ocasionar impotencia al lastimar nervios, músculo liso, arterias
y tejido fibroso de los cuerpos cavernosos.

Asimismo,
muchos medicamentos comunes producen impotencia como efecto colateral. Entre
ellos pueden mencionarse las medicinas para tratar la hipertensión, los
antihistamínicos, los antidepresores, los tranquilizantes, los supresores del
apetito y la cimetidina (que se usa para tratar la úlcera péptica).

Los
expertos calculan que entre 10 y 20 por ciento de los casos de impotencia
obedecen a factores psicológicos. Entre ellos cabe mencionar el estrés,
ansiedad, sentido de culpa, depresión, poca autoestima y temor a ser incapaz de
realizar el acto sexual.

Dichos factores están muy asociados con más del 80
por ciento de los casos de impotencia, generalmente como reacciones secundarias
a causas físicas subyacentes.

Otras
causas posibles de impotencia son el tabaquismo, que afecta el flujo de sangre
en venas y arterias, y las anormalidades hormonales, como la producción
insuficiente de testosterona.

¿Cómo
se diagnostica la impotencia?

Interrogatorio del
paciente

El
conocer los antecedentes médicos y sexuales ayuda a definir el grado y la índole
de la impotencia. Los antecedentes médicos pueden revelar enfermedades que
producen la impotencia. Por una simple descripción de la actividad sexual se
puede distinguir si los problemas son con la erección, con la eyaculación, con
el orgasmo o con el deseo sexual.

El
antecedente de uso de ciertos medicamentos de prescripción o drogas ilegales
puede sugerir una causa química. Los efectos de los medicamentos son la causa
de aproximadamente el 25 por ciento de los casos de impotencia. La interrupción
o la sustitución de ciertos medicamentos puede a menudo aliviar el problema.

Examen
físico

La
exploración física puede indicar que hay problemas sistémicos. Por ejemplo,
si el pene no reacciona según lo previsto al tacto, la causa puede ser un
problema del sistema nervioso.

La anormalidad de las características sexuales
secundarias, como por ejemplo la distribución del vello pubiano, puede sugerir
problemas hormonales, lo cual significaría que el problema radica en el sistema
endocrino.

Un aneurisma en el abdomen podría indicar que la causa es un
problema circulatorio. Y ciertas características raras del propio pene podrían
sugerir el origen de la impotencia: por ejemplo, la desviación del pene durante
la erección podría ser el resultado de la enfermedad de Peyronie.

Pruebas
de laboratorio

Varias
pruebas de laboratorio pueden ayudar a diagnosticar la impotencia. Entre las
pruebas para determinar enfermedades sistémicas figuran el recuento sanguíneo,
el análisis de orina, el perfil de lípidos y las mediciones de creatinina y
enzimas hepáticas. En los casos de disminución del deseo sexual, la medición
de la testosterona en la sangre puede arrojar información sobre problemas del
sistema endocrino.

Otras
pruebas

El
monitoreo de las erecciones que se producen durante el sueño (tumescencia
peneana nocturna) puede ayudar a descartar ciertas causas psicológicas de
impotencia. Los hombres sanos tienen erecciones involuntarias durante el sueño.

Si no se producen las erecciones nocturnas, la causa de la impotencia
probablemente sea física y no psicológica. No obstante, la prueba de las
erecciones nocturnas no es completamente confiable. Los científicos no han
podido estandarizar esas pruebas ni han determinado cuándo deben aplicarse para
obtener los mejores resultados.

Examen
psicosocial

El
examen psicosocial con ayuda de una entrevista y un cuestionario revela factores
psicológicos. También se puede entrevistar a la pareja del hombre para
determinar cuales son las expectativas y las percepciones que se tienen durante
el coito.

¿Cómo
se trata la impotencia?

La
mayoría de los médicos sugieren que los tratamientos de la impotencia deben
seguir un trayecto que va de las medidas menos invasoras a las más invasoras.
Esto significa que lo que se considera en primer término es la interrupción de
cualquier medicamento que pueda ser nocivo.

En seguida vienen la psicoterapia y
las modificaciones del comportamiento, seguidas de la utilización de
dispositivos de vacío, medicamentos por vía oral, medicamentos de inyección
local y dispositivos que se implantan quirúrgicamente (y, en casos raros,
intervenciones quirúrgicas de las venas y las arterias).

Psicoterapia

Para
tratar la impotencia producida por causas psicológicas los expertos a menudo
utilizan técnicas que disminuyen la ansiedad asociada con el coito. La pareja
del paciente puede ayudar a aplicar las técnicas, que incluyen el aumento
gradual de la intimidad y la estimulación. Dichas técnicas también pueden
ayudar a mitigar la ansiedad cuando se está tratando la impotencia física.

Medicamentos

Los
medicamentos para tratar la impotencia pueden ser tomados por vía oral o
inyectados directamente en el pene. En algunos hombres que tienen
concentraciones bajas de la testosterona natural la testosterona oral puede
disminuír la impotencia.

Algunos pacientes afirman también que otras medicinas
orales, en especial el clorhidrato de yohimbina, la dopamina y los agonistas de
la serotonina, y la trazodona son eficaces; pero ningún estudio científico ha
comprobado la eficacia de estos medicamentos para aliviar la impotencia.

Algunas
de las mejorías que se observan después de usar estos fármacos pueden ser
ejemplos del llamado efecto placebo, es decir, cuando se produce un cambio es
sencillamente porque el paciente cree que se producirá una mejoría.

Viagra

En
la primavera de 1998, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó
el medicamento llamado sildenafil (Viagra es su nombre comercial), la primera píldora
para tratar la impotencia sexual. Viagra actúa facilitando el flujo de sangre
en el pene; no es como los tratamientos mediante supositorios o inyecciones, que
causan la erección directamente. Un hombre que toma Viagra no tendrá una
erección a menos que esté sexualmente estimulado.

Viagra
se sometió a prueba en más de 3.000 hombres que presentaban grados diversos de
impotencia de distintas causas, entre ellas diabetes, lesión de la médula
espinal y operación de la próstata. En algunos no se pudo identificar una
causa orgánica de la impotencia. Asimismo, otros participantes en el estudio
padecían problemas como hipertensión y coronanopatía.

Algunos hombres
recibieron un placebo (píldoras de azúcar), lo cual se hizo para ver en qué
medida el mejoramiento de la función eréctil podía atribuirse a los efectos
psicológicos de recibir tratamiento.

Los
investigadores evaluaron la eficacia de Viagra formulando preguntas concretas
sobre su función sexual a los hombres que participaron en el estudio. Los
varones que recibieron Viagra tenían muchas más probabilidades de presentar
erecciones que les permitían tener cópula, por comparación con los que
recibieron placebo. Los individuos que padecían diabetes o habían sido
operados de la próstata tenían ligeramente menos probabilidades de lograr
buenos resultados con Viagra.

El
paciente debe tomar una dosis de 50 mg de Viagra una hora antes de la actividad
sexual. El médico puede duplicar la dosis o reducirla a la mitad, lo cual
depende de la eficacia del medicamento y de los efectos colaterales.

Algunos
varones que participaron en las pruebas de Viagra notificaron dolores de cabeza,
enrojecimiento del rostro e indigestión; dichos efectos colaterales aparecieron
con una frecuencia sólo levemente mayor en los hombres que tomaron Viagra, por
comparación con los que recibieron placebo.

Algunos pacientes tratados con
Viagra informaron que se había alterado su percepción de los colores, pues no
podían distinguir entre el verde y el azul. Pero este efecto colateral
desapareció al eliminarse el medicamento del organismo.

Siempre
que se prescribe cualquier medicamento, el paciente debe preguntarle al médico
cómo podría reaccionar ese fármaco con otros que esté tomando. Viagra no
debe usarse al mismo tiempo que los parches o comprimidos sublinguales de
nitroglicerina, pues la combinación puede disminuir la presión arterial.

Inyecciones
intracavernosas

Muchos
hombres consiguen vencer la impotencia mediante la inyección de medicamentos en
el pene, lo cual hace que este se llene de sangre. Medicamentos como el
clorhidrato de papaverina, la fentolamina y la prostaglandina E1 ensanchan los
vasos sanguíneos.

Sin embargo, estos medicamentos pueden producir efectos
colaterales indeseables, en especial la erección persistente (conocida como
priapismo) y la deformación cicatrizal. La nitroglicerina, un relajante
muscular, a veces puede facilitar la erección cuando se frota sobre la
superficie del pene.

La
investigación sobre medicamentos para tratar la impotencia está creciendo rápidamente.
Los pacientes deben preguntar a su médico sobre los últimos adelantos.

Dispositivos de vacío

Los
dispositivos mecánicos de vacío causan la erección al crear un vacío parcial
alrededor del pene, lo cual atrae sangre hacia este, que de este modo se
ingurgita y expande.

Los dispositivos constan de tres componentes: un cilindro
de plástico en el cual se introduce el pene; una bomba que extrae aire del
cilindro; y una banda elástica que se coloca alrededor de la base del pene para
mantener la erección una vez que se retira el cilindro y durante el coito para
impedir que la sangre fluya de regreso al cuerpo.

Una
variación del dispositivo de vacío consiste en una vaina semirrígida de goma
que se coloca sobre el pene tras lograr la erección y se deja allí durante el
coito.

Cirugía

El
tratamiento quirúrgico generalmente tiene alguna de estas tres metas: 1)
implantar un dispositivo que pueda causar la erección; 2) reconstruír arterias
para aumentar el flujo de sangre hacia el pene; o 3) bloquear venas que permiten
que la sangre escape de los tejidos peneanos.

Los
dispositivos implantados, llamados prótesis, pueden restablecer la erección en
muchos hombres con impotencia. Los principales problemas que pueden causar los
implantes son la falla mecánica y las infecciones. Los problemas mecánicos han
disminuido en los últimos años gracias a los adelantos tecnológicos.

Los
implantes maleables generalmente consisten en un par de varillas que se insertan
quirúrgicamente en los cuerpos cavernosos, las cámaras gemelas que
corren a lo largo del pene. El paciente ajusta manualmente la posición del pene
y, por lo tanto, de las varillas. El ajuste no afecta el grosor ni la longitud
del pene.

Los
implantes inflables consisten en un par de cilindros que se insertan quirúrgicamente
en el pene y se pueden expandir usando líquido a presión. Los cilindros se
conectan mediante tubos a un depósito para el líquido y una bomba, que también
se implantan quirúrgicamente.

El paciente hincha los cilindros oprimiendo la
pequeña bomba, situada por debajo de la piel del escroto. Los implantes
inflables pueden aumentar un poco la longitud y el grosor del pene. También
permiten que el pene tenga un estado más natural cuando no está inflado.

La
intervención quirúrgica para reparar arterias puede disminuir la impotencia
causada por obstrucciones que impiden el flujo de sangre hacia el pene.

Los
mejores candidatos para este tipo de operación son los jóvenes con bloqueo
aislado de una arteria a causa de una lesión en la zona genital o una fractura
de la pelvis. La operación tiene menos éxito en los hombres de mayor edad que
presentan bloqueo más difuso.

Las
operaciones de las venas por las que la sangre escapa del pene generalmente
suponen el procedimiento contrario, es decir, el bloqueo intencional. El bloqueo
(ligadura) de las venas puede reducir el escape de sangre que disminuye la
rigidez del pene durante la erección. Sin embargo, los expertos han manifestado
dudas acerca de la eficacia a largo plazo de esta operación.

Conviene
Recordar

  • La
    impotencia es la incapacidad constante de mantener una erección suficiente
    para el coito.
  • La
    impotencia afecta de 10 a 15 millones de hombres en los Estados Unidos.
  • La
    impotencia generalmente tiene una causa física.
  • La
    impotencia se puede tratar a todas las edades.
  • Los
    tratamientos incluyen psicoterapia, medicamentos, dispositivos de vacío y
    cirugía.

¿Qué
traerá el futuro?

Los
adelantos en los medicamentos inyectables, los implantes y los dispositivos de
vacío han ampliado las opciones para los hombres que buscan tratamiento de la
impotencia. Dichos adelantos también han ayudado a aumentar el número de
varones que buscan tratamiento.

Un
posible nuevo tratamiento, que actualmente se halla en etapa experimental,
consiste en una bolita que el hombre puede introducir en la punta del pene. La
bolita libera un medicamento que migra hacia los tejidos eréctiles y causa una
erección temporal.

No hay necesidad de utilizar agujas para inyección. Al
margen de que este método de tratar la impotencia resulte inocuo y eficaz, las
mejoras constantes de los métodos tradicionales seguirán produciendo
tratamientos cada vez más satisfactorios y de uso más general.

Fuente:
National Kidney and Urologic Diseases Information
Clearinghouse

(USA)