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Cómo alcanzar el éxito usando nuestras fortalezas

Pensemos en un buen delantero de un equipo de fútbol obligado a jugar de portero o un excelente bombero manejando una ambulancia. ¿Cómo se sentirían en una posición en la que no son expertos…?

¿Qué le sucede a nuestro equipo cuando sus miembros están constantemente fuera de su posición? Puede que den su mayor esfuerzo y sean muy responsables, sin embargo, ¿cómo serán los resultados? ¿Qué dirán los demás miembros del equipo? 

Rápidamente podemos imaginarnos el final de la historia: 

1)      La motivación del equipo se convierte en frustración por los resultados obtenidos.

2)      Los miembros del equipo empiezan a buscar culpables.

3)      Empiezan a surgir los resentimientos.

4)      Las personas que fueron puestas en las posiciones incorrectas sienten que su potencial fue bloqueado y que pudieron rendir mejor en la posición correcta.

5)      Ya no quieren trabajar como equipo y surgen las individualidades; empiezan las críticas hacia los demás.

6)      El equipo empieza a dar pésimos resultados y termina desapareciendo. 

De estas situaciones podemos obtener las siguientes conclusiones: 

a)      Una persona incorrecta en un lugar incorrecto = error

b)      Una persona incorrecta en un lugar correcto = confusión

c)      Una persona correcta en un lugar incorrecto = frustración

d)      Una persona correcta en un lugar correcto = resultados deseados 

Para obtener los resultados deseados dentro de un equipo de trabajo es necesario realizar una búsqueda de las fortalezas de cada uno de sus miembros, fortalezas que deben ser reconocidas y aceptadas por todos. 

Sin embargo, ¿qué es más fácil de ver en los demás: las fortalezas o las debilidades? Te felicito, acertaste, respondiste lo mismo que el 99% de las personas que leen este artículo. Los seres humanos tendemos a ver más las debilidades, las limitaciones o los errores en los demás que sus fortalezas o cualidades positivas. 

¿Por qué esto es así? La respuesta es sencilla. Nosotros mismos somos extremadamente críticos de nuestras propias debilidades, limitaciones y errores. Reflejamos externamente lo que somos en nuestro interior.  

Hace muchos años compartieron conmigo la siguiente regla para crecer exitosamente: 

TRABAJAR EN LOS PUNTOS FUERTES: EL 80% DE TU TIEMPO 

TRABAJAR EN COSAS PARA APRENDER: EL 15% DE TU TIEMPO 

TRABAJAR EN LOS PUNTOS DÉBILES: EL 5% DE TU TIEMPO

Lo que sucede con la mayoría de las personas es que dedicamos una gran cantidad de tiempo, energía y recursos para mejorar nuestras debilidades personales y empresariales y en muchas ocasiones terminamos frustrados por los pocos resultados obtenidos.  

Al desarrollar nuestros puntos fuertes lo que logramos es alcanzar resultados cada vez mejores con menos tiempo, energía y recursos y conseguir muchos triunfos. Así permitimos la diversidad en un equipo de trabajo. Mientras uno apoya con sus fortalezas al equipo, otros refuerzan sus debilidades con sus fortalezas. 

He seguido esta recomendación en los últimos años y quiero confesarles que me ha traído muchas satisfacciones personales. Como consultor y capacitador continúo promoviéndola, y he escuchado muchas historias exitosas en participantes cuando decidieron cambiar de punto de vista. En cada curso, seminario o taller que me toca impartir siempre invitamos a los participantes a través de ejercicios prácticos y reales a desarrollar el hábito de apreciar en los demás los aspectos positivos. Las personas que hacen crecer este hábito siempre estarán fortaleciendo con actitud positiva las relaciones interpersonales y el trabajo en equipo con liderazgo. 

¿Cómo podemos apoyarnos mutuamente para crecer en nuestras fortalezas? Debemos promover lo siguiente: 

1)      Tengamos confianza en nosotros mismos: Nuestras inseguridades pueden obstaculizar nuestro crecimiento personal. 

2)      Autoevaluémonos constantemente: Cada miembro del equipo debemos reconocer tanto las fortalezas como las debilidades. Tenemos que dedicar tiempo a la reflexión personal y grupal para crear planes de acción. 

3)      Apoyémonos en la experiencia: Somos personas que nos hemos formado en la universidad de la vida, por lo que cada experiencia vivida puede ayudarnos a desarrollar nuestras fortalezas. 

4)      Trabajemos en equipo: Cada uno debe aceptar su rol en el equipo completo y el resto de los miembros debemos reconocernos nuestros espacios y responsabilidades. El apoyo mutuo y el respeto son vitales. 

5)      Reconozcamos el liderazgo: Un buen líder nos ayudará a avanzar en la dirección correcta para desarrollar nuestras fortalezas en función del equipo de trabajo para obtener excelentes resultados. 

6)      Tengamos un plan de desarrollo: Cada miembro del equipo debe tener un plan de desarrollo personal que le permita crecer en sus fortalezas. Se puede incluir cursos, seminarios, talleres, lecturas, recursos audiovisuales, mentores, etcétera. 

Apoyémonos en el desarrollo de nuestras fortalezas y sobrepasemos los resultados esperados como un equipo. 

Por René Alvarado: Consultor de empresas y parte de www.mercadeobrillante.com.
 

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