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Ensanchamiento de labios, una cirugía en boca de todos

Los especialistas coinciden en afirmar que una de las demandas que más creció en los últimos tres años, es la de ensanchamiento de labios. En esta nota, todas las alternativas, beneficios, riegos, y costos, de realizarse este procedimiento.

La cirugía de
ensanchamiento labial, junto con la de pechos, parece ir a contramano de la
tendencia estética, en la cual la delgadez se ve como el objetivo supremo. Por
lo tanto, el requerimiento de muchas de las mujeres de hoy en día es “todo
flaco, pero pechos y labios gruesos”.

 Según afirman los
expertos, la popularidad de esta intervención tiene aristas tanto estéticas como
prácticas. Por un lado, se encuentra la búsqueda de muchas mujeres por sumarse a
un estilo que gana terreno a pasos agigantados, -y que tienen las actrices
norteamericanas Kim Bassinger y Angelina Jolie, y a la modelo española Esther
Cañadas como sus máximos exponentes-, y por el otro, la practicidad de una
intervención que no requiere más que una pocas horas y que no necesita ser
definitiva.

 En efecto, la mayoría de
las cirugías labiales se realizan con relleno o “fillers”de 0,50 centímetros
cúbicos (aunque siempre hay exageraras que lo llegan a estirar hasta 2
centímetros cúbicos) de colágeno ácido hialurónico, unos elementos que se
absorbe con el paso del tiempo (en siete meses podría ni siquiera haber rastros
de la intervención) y que, por lo tanto, no tendrían mayores riesgos de generar
grandes disgustos luego de la intervención, ya que si la paciente no ha quedado
conforme, solo le restará esperar un tiempo para regresar a su estado anterior. 

Y, en el caso de que sí
quede conforme, se podrá sumar a la creciente tendencia de muchas mujeres, que
han incorporado a su rutina de peluquería o manicuría, la práctica de efectuarse
una intervención de colágeno en los labios cada seis o siete meses, previo pago
de entre quinientos y setecientos dólares.

 La peligrosa alternativa de las cirugías permanentes

  Están también aquellas
que se inclinan por las cirugías permanentes, con rellenos (en la misma cantidad
que los anteriormente citados) de siliconas o bioplastic, las cuales son más
económicas (tanto por que el material es más barato (puede costar hasta cinco
veces menos) y por que no se necesitarán nuevas intervenciones) y aparentemente
más prácticas, ya que no requieren “trabajo de mantenimiento”.

 Sin embargo, la mayoría
de los profesionales responsables aconsejan no implantarse nada “permanente”,
puesto que podría ser perjudicial para el organismo y, por otra parte, si no
termina de gustar, será mucho más complicado de remover. 

Entre los casos más
peligrosos, se puede mencionar la utilización de silicona líquida, que solo está
permitida para uso industrial. Aún así, muchos médicos faltos de ética la
compran en ferreterías, y le realizan una preparación casera para insertarlas en
los labios de muchas mujeres que, tarde o temprano, deberán concurrir a un
hospital para curar sus graves complicaciones, haciendo de sus “baratas
cirugías” (cuestán menos de 300 dólares) una de las más caras…

 De hecho, si bien en la
mayoría de los países de Latinoamérica no hay una legislación clara al respecto,
en los Estados Unidos las intervenciones con productos líquidos de rellenos
permanentes, están prohibidas hace varios años. Por eso mismo, este tipo de
cirugía se suele realizar con rellenos de grasa extraída del propio cuerpo, o el
popular colágeno.

 Pero ningún tipo de
procedimiento asegura resultados infalibles: así como crece el número de mujeres
que buscan ensanchar sus labios, también lo crece el de las que buscan volver a
operarse para corregir distorsiones y quitarse granulomas. Para evitar todo lo
posible esta situación, es fundamental realizarse la intervención con un
profesional de confianza.


 Encontrando un profesional responsable

 ¿Cómo saber si el
profesional que la atenderá buscará, por sobre el negocio personal, brindarle
una cirugía que le depare resultados positivos tanto en el aspecto estético como
en el de seguridad para su salud?

 En primer lugar, él mismo
debería estar inscripto en una reconocida asociación de profesionales. Luego,
deberá consultarle ampliamente la razón por la que usted desea operarse, para
excusarse de realizar la intervención en el caso de que sus motivos no sean
realistas.

 Si la operación es
aprobada, lo primero que este médico deberá hacer, es un test de alergia en el
antebrazo o detrás de la oreja, para corroborar que su organismo no rechace ni
genere ninguna reacción adversa a los elementos que se aplicarán.

 Por último, antes de
efectuar la operación, debería exhibirle, por motus propio o ante su
requerimiento, las jeringas que va a utilizar, -que deben venir precargadas,
cerradas y selladas de fábrica-, para solo abrirlas en el momento en que
realizará la operación. Si tienen aspecto de haber sido recargadas, no sude en
cancelar la intervención, utilizando cualquier tipo de excusa (“Deseo pensarlo
mejor”).


 Tipos de relleno

 Existen tres tipos de
rellenos absorbentes: el colágeno, el tejido graso, y el ácido hialurónico.

 El primero de estos
elementos, es una proteína natural que se encuentra en la dermis, y que se puede
aumentar con colágeno de origen bovino, que viene directamente en jeringas,
listo para aplicar. La intervención dura de 20 minutos a una hora, y una vez que
el colágeno es reabsorbido por el organismo, se mantendrá firme entre 6 meses y
un año.

 El segundo de estos
rellenos, sirve para aquellas cuyo organismo ha rechazado el colágeno: se trata
ni más ni menos que de grasa proveniente de otra parte del cuerpo. Sin embargo,
requiere realizar primero otra intervención en otra parte del cuerpo (por lo
general abdomen o cadera) y muchas veces se reabsorbe, por lo que se deben
realizar más operaciones. Además, puede producir ondulaciones en los labios.

 Finalmente, se encuentra
el tercero de los rellenos absorbentes, el ácido hialurónico, que se extrae de
las aves y, a diferencia del colágeno, no genera reacciones alérgicas. Su
procedimiento no demanda más de media hora, y puede durar hasta un año, pero es
el más caro de los tres.

 Luego, podemos encontrar
los rellenos no absorbentes, que son los menos recomendables, pero están
permitidos. Entre los mismos se encuentran el politetrafluoretileno expandido, y
el artecoll.

 El primero de estos
elementos, es una fibra sintética que se usa para fabricar ropa de esquí. Su
intervención dura entre media y una hora, y el volumen durará por siempre, a
menos de que se realice otra intervención para sacarlos. Estas fibras podrían
también salirse por si mismas, lo que obligará a una intervención urgente. 

El segundo de estos
elementos, es un polímero sintético de polimetilmetacrilato y colágeno que se
coloca en inyecciones, durante media hora. El volumen dura para siempre, salvo
que el organismo rechace el material, y se produzcan infecciones o durezas, lo
que obligará a realizar una nueva intervención.