Todos en algún momento de nuestras vidas tenemos que empezar a manejar dinero.
Recuerdo las primeras veces que mi papá me dio dinero, una mezcla de emociones y
sentimientos, que hice … adivinaste me lo gaste todo.
Más adelante volví a
recibir dinero, una y otra vez al seguir creciendo. Como estudiante, como
empleado, como independiente, como empresario, como padre de familia, en fin
siempre ha pasado dinero por mis manos y de una u otra forma he tenido que
administrarlo, ya sea bien o mal.
Sí miramos la forma en que las personas administran y utilizan su dinero podemos
descubrir varias cosas. Existen dos sentimientos que determinan tu actitud con
el dinero y sobre todo cuando se trata de invertir o de generar más dinero,
estos sentimientos son: EL
MIEDO y LA AMBICION.
Veamos entonces como calificaríamos a las personas con respecto a estos
sentimientos de Miedo y Ambición (No el deseo legítimo de prosperar, sino aquel
que reza el fin justifica los medios)
AHORRADOR
La persona que reserva parte del dinero que se gana, para futuras necesidades,
con la esperanza que algún día este dinero haya crecido para darle el estilo de
vida que siempre ha soñado. Entiende que ahorrar no es malo, al contrario es una
excelente idea. Aquí el tema es la actitud que tiene el ahorrador, que lo
motiva.
El sentimiento característico de los ahorradores es EL MIEDO, por lo que su
dinero está en un medio de inversión de bajo riesgo y baja tasa de retorno,
justificando por sobre todas las cosas la seguridad del capital. (Ej: como la
cuenta de ahorro, los CDT, el colchón, sí muchos aun guardan la plática en
Bancolchón
por miedo incluso a que en el banco le pase algo.
APOSTADOR
Ellos ven las oportunidades de inversión o de negocios de la misma forma en que
ven un casino. Es solo suerte. Solo arrojan los dados y rezan.
Ellos no analizan el riesgo; se dejan llevar por el sentimiento de AMBICION
desmedida y se involucran en cualquier emprendimiento con ganancias altas sin
analizar los riesgos, venden propiedades, sacan créditos para “apostar” y cuando
pierden culpan a los demás, argumentan que fueron víctimas de un engaño pero
nunca asumen la responsabilidad de sus actos.
Trabajando como corredor de bolsa conocí a muchos de estos, personas que llevan
su dinero a la bolsa de valores, compran acciones como esperando ganarse la
lotería. Lo preocupante de esto es que muchos de ellos pierden. Se dejan llevar
por sentimientos, noticias mal interpretadas, por el consejo de otros que no
tienen la educación.