La ansiedad, ese mal que amenaza a las sociedades modernas, podría ahora combatirse -según algunos estudios- gracias al magnesio... ¡que calmaría los nervios! 

La medicina ha
redescubierto el magnesio
.
Hace algunos años era el medicamento de moda, el elemento dinámico e
incontestable. Todo el mundo lo tomaba… contra la fatiga, el estrés, el
nerviosismo, los calambres, para sostener el cuerpo en los esfuerzos deportivos
o como el compañero de las dietas draconianas.

 

Desde hace mucho tiempo se
sabe que casi todos los actos que realiza el cuerpo requieren una alta
combustión de magnesio. Además, todas las encuestas alimentarias prueban nuestra
alimentación cotidiana arroja un déficit de 25 por ciento de magnesio.


También se sabe que este
elemento interviene en más de 300 reacciones bioquímicas del organismo,
especialmente en los sistemas nerviosos, muscular y cardiovascular. Esto revela
su importancia y los problemas que puede provocar su carencia.

 

Hay un mal moderno que ha
colocado al magnesio en la palestra : la ansiedad. Nunca antes los científicos
se habían preocupado tanto por su impacto social, económico y médico. A tal
punto, que en París recientemente se han inaugurado dos servicios especializados
para tratar este mal, uno en el hospital Bichat, y el otro en el hospital
Sainte-Anne. Y a estos centros acuden innumerables personas.

 

Los agorafóbicos que temen
el vacío y los lugares públicos. Los fóbicos, que por nada en el mundo toman un
avión o un ascensor, que ni hablan o comen en público. Los obsesionados, que
aterrorizados por los microbios, se lavan las manos cuarenta veces al día. Los
insomnes, a quienes la ansiedad hace pasar noches demoníacas.

 

La
angustia, cada vez más frecuente

 

Parece que es innumerable
el número de las personas que sienten sensaciones de amenaza, miedo, e inclusive
oleadas de pánico absolutamente incontrolables. Los norteamericanos,
obsesionados por las estadísticas, han puesto cifras a sus angustias. Después de
una encuesta realizada entre 20,000 individuos, se llegó a la conclusión de que
una persona de cada 5 conocía esos tormentos.

 

Este censo no conllevaba
más que las confesiones de quienes se sometieron a la encuesta. Pero, después de
realizarla, esto fue lo suficiente como para que la comunidad médica admitiera
honestamente la necesidad de crear una fundación para tratar a estas personas.

 

“En Francia no hemos hecho
estos estudios”, observa el doctor Elie Hantouche, psiquiatra del hospital
Sainte-Anne y del hospital Bichat. “Pero, no hay duda que no somos muy distintos
a los norteamericanos. La ansiedad nos cuesta muy cara en úlceras,
palpitaciones, enfermedades sicosomáticas y ausentismos”.

 

De hecho, la mayoría
silenciosa no habla y vive con todo esto. Toman tranquilizantes es secreto, sin
pedirle nada a nadie, y mucho menos a un médico. Sólo consultan el problema de
la ansiedad cuando las cosas se agravan.

 


Ansiedad = consumo de tranquilizantes


He ahí el problema, y es
probable que se pueda culpar a la ansiedad por una gran parte de los millones de
tranquilizantes que los franceses toman al año. Partiendo desde este punto, se
han realizado distintos estudios sobre el magnesio y su efecto en el tratamiento
de la ansiedad.

“Parece ser una solución muy buena para las formas de angustia menor o en los
principios del mal”, observa el doctor Hantouche.


“El magnesio tiene un efecto
estabilizador sobre la excitabilidad de las neuronas y puede atenuar y hasta
prevenir todas esas manifestaciones de la angustia que, a veces, se vuelven
verdaderos impedimentos”


Por ejemplo, el insomnio. No
es que el magnesio sea un soporífero, sino que al aliviar las tensiones,
propicia el sueño. Lo mismo sucede con la bulimia o, a la inversa, con la
anorexia, en las cuales existe siempre un estado de ansiedad. En ambos casos el
magnesio parece atenuar la angustia y tener un efecto positivo.


El magnesio puede acompañar a los
medicamentos cuando éstos sean realmente necesarios y aumentar la acción de los
mismos, lo que a su vez permitiría disminuir las dosis.


El última dato interesante
es que el magnesio podría disminuir el uso de los somníferos y otros
tranquilizantes, al mismo tiempo que atenuar los efectos de la abstención de
ellos. En la actualidad hay estudios para verificar esta posibilidad.

La ansiedad


“La ansiedad es difícil de
tratar porque tiene varias caras”, dice el doctor Hantouche. Para aprender a
tratarla bien habría que progresar y saber elegir entre los medicamentos y otros
medios como la acupuntura, la relajación y la psicoterapia.


En efecto, los especialistas
consideran la angustia como el producto de una interacción entre el medio
ambiente, la psiquis y la biología. Las mujeres son las más afectadas, y entre
los adultos, el periodo crítico es de los 25 a 44 años.


Pero, la gran pregunta es de
orden genético. ¿Se hereda la ansiedad? No se sabe todavía. Es difícil
diferenciar las partes que pertenecen a la genética de las que provienen del
medio ambiente. De momento, el “gen de la ansiedad”, no se ha descubierto aún
pero numerosos equipos científicos en todo el mundo están en su búsqueda.


Por lo demás, se sabe que
los ansiosos viven acosados por el terror de que ocurra alguna desgracia.
Llamarles la atención hacia el obstáculo que surge frente a ellos es lo
suficiente para que se echen a correr.


Cuando este miedo se hace
crónico, transforma a la persona en un animal acorralado, en alguien que busca
una salida sin encontrarla y que siente estos síntomas como una enfermedad
bochornosa.

El magnesio y la ansiedad


Los terapeutas de la
conducta, de la psicología llamada cognitiva, muy en boga actualmente en Estados
Unidos, aunque no en Francia, sostienen reuniones, generalmente en grupos, que
tienen como objeto hacer que el enfermo modifique sus errores y cuestione sus
pensamientos irracionales.


En una palabra, la persona
aprende a analizar y a comprender la situación, para así manejarla mejor. No
obstante, en los casos de ansiedades menores sería absurdo tomar un cañón para
matar una mosca. Por eso, los médicos ven en el magnesio un recurso eficaz y sin
peligro, que en ciertos casos específicos puede evitar psicoterapia.


PANICO:
es el miedo al miedo, de
acuerdo a los especialistas. La persona teme volverse loca, perder el control,
morir, ser victima de una catástrofe. Los ataques duran desde unos minutos hasta
varias horas. El angustiado vive con terror a sufrir otra crisis de ansiedad
aguda.


FOBIAS:

la persona se siente
encerrada en una situación, de la que no podrá escapar: en un auto, en las
multitudes, aviones, restaurantes, ascensores o lugares cerrados como túneles.
El fóbico elabora estratagemas para evadir estas situaciones y puede volverse un
ser dependiente.


OBSESION:

es involuntaria e
irracional. Obsesión con los microbios, los objetos de filo, también cuando se
verifica algo una y otra vez por temor a haberlo olvidado. Esta inseguridad es
la causa de enormes pérdidas de tiempo en la vida cotidiana.


ANSIEDAD POSTRAUMÁTICA:

sobreviene después de que ocurre un suceso fuera de lo común, como una agresión.
El impacto puede adquirir un carácter dramático para las personas frágiles.


ANSIEDAD GENERALIZADA:

si no es una depresión, se le parece bastante. La ansiedad generalizada presenta
muchas interrogantes. El criterio para llamarla así es la duración. Seis meses o
más de un estado de inquietud difusa, en que la persona carece de un objeto
definido o de algún motivo real que la inquiete, puede ser un estado de ansiedad
generalizada.


El tratamiento usual dura
seis semanas. El magnesio también puede ingerirse en las comidas.

Para saber si usted puede tomar magnesio -o cualquier otra cosa-, y en qué
dosis, debe consultar primero a su médico.


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