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Tenga cuidado con lo que dice de sus hijos

Los comentarios casuales de los padres a veces pueden herir a los hijos, sobre todo si los escuchan cuando usted habla con alguien. Cuidarse con las palabras es, entonces, beneficioso para los chicos y su autoestima.

Es
curioso pero muchas personas tienen la costumbre de hablar de sus hijos de una 
manera descarnadamente honesta y hasta hiriente, sin tomar en cuenta que
ellos escuchan cada palabra de esos comentarios ofensivos.

Seguramente,
uno piensa que esas cosas nunca le van a pasar. Puede que sí o que no, pero
podría ser un buen momento para que observe, a través de algunas situaciones,
si alguna vez le ocurrió o le está ocurriendo.

Supongamos
que usted está en la peluquería junto con otras clientas y comenta: “Sólo
me queda una semana de colegio y empiezan las vacaciones. Los chicos se van a
quedar en casa, ¡ya estoy escuchando las peleas y discusiones todo el día! No
sé cómo voy a hacer para controlar la situación. Por casualidad, -remata-, ¿Nadie
quiere dos chicos para pasar el verano?. Seguramente que las otras mujeres se
echarán a reír. Alguna le dirá, “No gracias ya tengo bastante con los míos
y conozco de lo que estás hablando”.

En
esa charla “aparentemente inofensiva” ninguna se percató de que sus hijos
estaban por ahí, al lado de ellas, y escucharon palabra por palabra, sin
imaginar el sufrimiento de esos chiquillos.

Veamos
otra típica situación. El padre habla por teléfono con un amigo. Como suele
suceder, la conversación aborda el tema de los hijos y el deporte. “El sábado
pasado en el partido de fútbol pasé mucha vergüenza. Matías (el hijo
adolescente) jugó como si recién empezara, ni le pegaba a la pelota, parecía
un nene por cómo estaba en la cancha, y ya tiene 16 años. Encima se puso
caprichoso y quiso salir del equipo”…

Mientras
tanto, a solo una habitación de distancia, Matías estaba intentando
concentrarse para terminar su tarea escolar y tuvo que escuchar la humillante
conversión de su padre, como si lo que le pasara a él fuera menos importante
que la situación “embarazosa” que le tocó vivir a su padre.

¿Qué
le está diciendo a su hijo?

Cuando los
adultos toman las actitudes descriptas anteriormente, podrían estar enviando
este
mensaje oculto a sus hijos. 

“Hablo
de lo que me venga la gana, si de todos modos, desde que eras un chiquito no
escuchas lo que te digo. No eres digno del mismo respeto que le tengo a un
adulto. De hecho así es cómo me siento con respecto a ti y no me importan tus
sentimientos, ya que eres chico y por lo tanto no eres importante”.  

Piense
sobre el mensaje que transmite
 

Si
usted realmente cree que sus hijos no le prestan atención a los comentarios al
pasar, intente lo siguiente: Cuando hable con su esposa o un amigo,
imprevistamente hágale una pregunta en el medio de la conversación como por
ejemplo: ¿te parece que podríamos llevar a los chicos al parque de
diversiones?. Sorpresivamente escuchará un grito: “!Sí, adelante, vamos al
parque! 

Las
conversaciones de los padres, así como los gestos, comentarios y acciones
ayudan a los hijos a darse cuenta de quiénes son verdaderamente y qué
importantes son en este mundo.

Lo
que usted puede cambiar


Debe darle una vital importancia
a sus palabras, darle buen sentido y elegirlas cuidadosamente. No diga de su
hijo nada que no se lo diría a él mismo, o en su presencia. 




Quizá
ninguno de los ejemplos antes descriptos se asocien con usted, pero ello no
quiere decir que su comportamiento no necesita modificaciones. Un simple cambio
puede tener un impacto positivo en la vida de sus hijos.  

Cuando
esté hablando de sus hijos préstele atención a cómo esas palabras suenan
desde la perspectiva de ellos. Si usted piensa sobre lo que está diciendo y
siente que puede lastimarlo, deténgase. Cambie de tema.  

Si
no está seguro de que lo que está diciendo tenga o no un sentido negativo,
pregúntese cómo se sentiría usted si escucha a alguien hablar de usted con
esas mismas palabras. O quizá puede preguntarse: “Si estuviese hablando de mi
jefe a otra persona, con el fin de que mis comentarios sean escuchados, ¿diría
lo que estoy diciendo? Si la respuesta es una risa “malvada”, entonces pare
en la mitad de la charla y replantee sus comentarios en un modo más positivo. 

Mejor
aún, puede encontrar cosas bonitas para decir de sus hijos y asegúrese que lo
escuchen. Ese estilo de comentarios “al pasar” puede traer beneficios a sus
hijos. Lo ayudará a crear una buena imagen de sí mismos. La imagen que pueden
llevar consigo por el resto de sus vidas.