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Sexualidad en la Adultez Mayor

Defender el derecho a una sexualidad plena en todo momento de la vida, es nada más y menos que defender el derecho a vivir la vida en plenitud sea cual fuere nuestra edad…

La
asociación que existe entre sexualidad – coito – capacidad reproductiva, y
habiendo perdido algunas de esas posibilidades y disminuido otras, lleva a que
la sexualidad en el período de la vida denominado Adultez Mayor sea comúnmente
negada. Esto se traduce en sufrimiento y una peor calidad de vida de la que sería
posible alcanzar en ese momento.





La
vida cotidiana -tanto familiar como institucional y social- no está
predispuesta a preservar un espacio para la sexualidad del adulto mayor; quienes
no sólo generalmente carecen de las condiciones de intimidad necesaria para
ella, sino que son juzgados por su familia, profesionales de la salud, y
allegados como “viejos verdes” o “viejas locas” si pretenden
hacer alguna manifestación pública de ella : ir de la mano, abrazar o besar a
una pareja; pretender intimidad con alguien; manifestar deseos de tener una
pareja, etc.





Los
modos particulares en los que se manifiesta la sexualidad en la Adultez Mayor,
tienen una relación directa con :






los cambios hormonales y físicos propios de esa etapa de la vida, lo cual puede
modificar el modo de manifestarse la sexualidad, pero no así el deseo que es
eminentemente psíquico y no tiene edad;



cómo se ha vivido la sexualidad a lo largo de toda la vida y



las condiciones vinculares a las que se llega a esa altura de la vida : si se
tiene pareja, si se es viudo/a recientemente, si se está separado desde hace
muchos años, si se vive solo, con la familia, institucionalizado, etc.





La
sexualidad en este momento de la vida tiene su particularidad para varones y
mujeres. La menopausia y la andropausia tienen sus influencias directas en el
plano hormonal de la respuesta sexual.
Sin embargo el deseo no tiene edad, así es que él se irá moldeando a los
cambios orgánicos con sus más y sus menos.
La menor o nula lubricación vaginal, la menor fuerza de la erección, el mayor
tiempo para alcanzar el climax sexual, van llevando a una nueva búsqueda de una
nueva sexualidad en la Adultez Mayor.

Hablar con los profesionales de la salud puede ayudar a encontrar alternativas.
La mayoría de las veces tiene que tomar la iniciativa el propio interesado,
raramente se incluyen preguntas en relación con la sexualidad en los
interrogatorios médicos.
¡ Nadie escapa a los prejuicios !.


La
relación conflictiva entre el contexto (social, médico, familiar, etc.) y la
sexualidad del adulto mayor, hace que muchas personas vivan con culpa, vergüenza,
a escondidas y hasta en promiscuidad una sexualidad que aún en la adultez mayor
pugna por manifestarse y encontrar su cauce de manifestación.

El
aislamiento, la negación de la sexualidad como manifestación afectiva que se
mantiene a lo largo de toda la vida, la imposibilidad de encontrarse con otro y
manifestar sus sentimientos, hacen que la calidad de vida del adulto mayor no
sea lo que puede llegar a ser.

Insistir en preservarla, vivir una sexualidad posible
y placentera, preservar momentos de intimidad donde poner a jugar todos los
sentidos y posibilidades de placer, colabora a hacer de la Adultez Mayor una época
plena de la vida.