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Remembranzas, IV

CASI UNA AUTOBIOGRAFIA… Te invito a sonreír un poco…

Personajes de la infancia


 Tenia mi Papa, un radio, que en aquel tiempo debía ser muy bueno, pues era un
radio marca Zenith, de “bulbos” que tardaba unos minutos en “calentarse” para
luego, después de unos ruidos muy raros, mi Papa trataba de sintonizar una de
las dos estaciones de radio que por aquella época se escuchaban, no cabe duda de
que el radio era un excelente vinculo de conversación.


 Había programas de antología, como la voz cálida y apasionada de Manuel Bernal 
“El declamador de América”, de humor como el del Panzón Panseco. De misterio,
como aquel que se intitulaba “Apaga la luz y escucha”. El del DR. I.Q….”¿Abajo
a mi derecha?… Aquí tenemos una dama Dr.”  El de Ricardo Lacroix… dispara
Margot.  El de la Hora Nacional, el de las noticias, que, aquí haré un
paréntesis para relatar la venida de un hermano de mi Padre, El tío Luis, quien
vivía en Chicago Illinois en el vecino país del norte con toda su familia,
Blanca, Estela, Gladis, Esperanza, Gilberto, Luis Arturo, Carol,  y Roberto, y
por supuesto mi tía, la tía Tere.


 Acababa de terminar la segunda guerra mundial y Luis Arturo había estado en el
frente de guerra en él pacifico sur, y tenia una especie de “psicosis” de
guerra, el caso es que acababan de estar con nosotros en Acaponeta y se
encontraban en la Ciudad de México, y al escuchar la radio  en las noticias se
informaba al publico el extravío de mi primo Luis Arturo quien duro varias horas
para ser localizado.


 Y por supuesto el programa mas escuchado era el musical, con Pepe Guízar,
Agustín Lara, y los pininos de Jorge Negrete, las orquestas de Manuel Esperón,
de Cortazar. Guty Cárdenas, Chucho Monje, la orquesta de Juan S. Garrido, las
grandes bandas, la de Luis Arcaraz, las voces de Consuelito Velásquez, de Mario
Luis Armengol, y tantos más.


 Este encuentro era un ágora donde todos nos reuníamos y donde comentábamos el
acontecer de esos ayeres.


 Y en  el cine como ya deje aclarado teníamos “pase permanente” por la amistad
con el Sr. Federico R. Corona con mi padre.


 Como olvidar las series de Flash Gordon, antecedentes de lo que hoy es una
realidad con los viajes interplanetarios.


 Las películas del Oeste Americano con un actor ya de edad que se llamaba
Hopalong Cassidy, que usaba un sombrero negro de ala ancha.


 Las películas de Tarzán EL Hombre Mono, con Jane su compañera, y Boy , su único
hijo, y las travesuras incomparables de Chita, un mono, ¿o mona?  Protagonizadas
por nada menos que un campeón doblemente olímpico en nado libre, Jhonny 
Weismuller, quien por cierto en su retiro escogió el puerto de Acapulco para
terminar sus días, y platicando con uno de los viejos clavadistas del puerto,
iniciadores del “vuelo al espacio”, el clavado que hizo famoso
internacionalmente a Acapulco en la Quebrada, me comentaba que nunca se “animo”
a saltar, habiendo hecho varios intentos  pero nunca lo logro. Murió
plácidamente en dicho puerto. Su grito era característico de el, supongo, y
aclaro que es un suponer, que dicho grito fue un error de Jane su compañera
quien lo acompañaba en sus múltiples viajes a través de lianas en la selva y
alguna vez, pues creo que no se agarro bien de la liana, y ya en pleno vuelo
pues… al sentir que se caía se agarro de lo que pudo y para mi ese es el
origen de dicho grito… se los dejo a  su imaginación!


 El Llanero solitario, que no era tan solitario, pues si mal no recuerdo siempre
lo acompañaba un “indio” llamado “Toro” y su caballo de nombre “Silver”… Nunca
se me olvidara el grito de acción de este personaje… !Ayyyoooo   Silverrrrrr!


 
Randolf Scott, personaje muy serio que trabajaba muy bien en esas famosas
películas del oeste.

 En las cintas de “miedo” los protagonistas que más trabajaron en esa
área, por cierto muy bien, eran Bela Lugosi, Lon Chaney con aquellas películas
del Hombre Lobo.


 En las románticas eran Errol Flyn, Maureen O’hara, Douglas Fairbanks, y muchos
más.


 Shirley Temple, Elizabeth Taylor.


 Cantante de opera Enrico Carusso y Mario Lanza.


 
Y en las películas cómicas estaban en primer plano Stan Laury y Oliver Hardy,
¿qué quienes eran? Pues nada menos que El Gordo y El Flaco. Y los tres
chiflados.


 Y una patinadora, campeona olímpica  por cierto de Suecia  Sonja Heni.


 La familia Barrymore, que fue toda una generación de  grandes actores.


Judy Garland, y otros más. Aquí en México, teníamos nuestro Charro Negro, con
varias versiones.


La serie “Las calaveras del terror” etc. ¡Que tiempos!



 
A ESTUDIAR A TEPIC…


 Al terminar mi Primaria y al no haber escuela Secundaria en ese tiempo en
Acaponeta(1948) fue necesario emigrar a la capital del  estado, Tepic, donde
había una Secundaria de gran fama en el Occidente de la República, la gloriosa
Secundaria Federal No.1 Tipo B, para hijos de trabajadores fundada  por el Gral.
Lázaro Cárdenas presidente de  la República en esa época.


 Según versiones de varios exestudiantes, el personal docente y alumnos  venían
“corridos” del vecino estado de Sinaloa, pues en aquel tiempo entró al poder
ejecutivo el Sr. LOAIZA, persona  qué no quería saber nada de “comunistas” como
estaban catalogados los estudiantes y la planta de maestros y al pasar por la
Ciudad de Tepic, se entero el que en aquel tiempo  era Gobernador de la entidad
Gral. Juventino Espinosa, de que estaba un grupo numeroso de alumnos y personal
docente de paso por esta capital en la estación del ferrocarril. Ofreciendo que
esta Escuela en aquel tiempo “itinerante” se quedara  en Tepic pues iban a
México a buscar el apoyo del Sr. Presidente Gral. Manuel Ávila Camacho para
reubicarlos.  Inicialmente se les acomodó en la planta baja de lo que ahora es 
el Palacio de Gobierno, para después enviarlos a una edificación de la Casa del
Campesino, situada precisamente por la Av. México y la calle que en aquel tiempo
se llamaba Herrera, hoy Insurgentes. (Dato proporcionado por el Dr. Vicente
Ruelas Preciado  exalumno de dicha escuela.)


 Mi madre me acompaño junto con mi querida hermana Tere, para iniciar aquí 
nuestra educación Secundaria.


Abordamos el tren en Acaponeta a media tarde, por cierto que venían unos presos
escoltados por varios agentes de la guardia rural? Policías? Y ya casi para
llegar a Tepic, el tren, que venia muy despacio, escuche a uno de ellos, que
estaban  esposados, decirle a otro, que usaba una prótesis en una de sus
piernas, “que la quitara, que le estorbaba” estaba casi amaneciendo y de
improviso el preso este, salió corriendo eludiendo a los guardianes, y brinco
del tren para caer en dos ocasiones y empezar a correr, desgraciadamente corría
paralelamente en el mismo sentido que el tren llevaba, como dije, a muy baja
velocidad, al recuperarse de la sorpresa  los guardias empezaron a dispararle
desde las ventanas y del   estribo de la puerta logrando detenerlo, y ya herido,
pararon el tren y se bajaron para rematarlo a la vista de todo el pasaje. Este
fue un acto que se me quedo grabado en mi memoria, así como cargaron el cadáver
y lo arrojaron dentro del espacio entre un carro y otro. Obvio es decir el amago
que sufrieron los otros dos presos con palabras soeces.


 Llegamos por fin a Tepic con un mal sabor de boca y el llanto entrecortado de mi
hermana y  mi Mama.


 Nos acogió en su casa un primo hermano de mi papá, Don. Pedro López y mi querida
tía Dña. Cecilia Sánchez, matrimonio ejemplar con varios hijos, Raúl, Gloria,
Alonso, Carlos, Alicia y el mas joven Cesar.


Todo el mundo conocía a mi tío Pedro, pues toda su vida trabajo recogiendo
boletos, primero en el cine Amado Nervo , y después en al Alcázar. (Obvio es
decir que seguíamos con un “pase” gratuito para las funciones de dichos cines.)


 De inmediato me dirigí a  la Escuela Secundaria y me presente en la Dirección
donde se me comunicaba que había que pasar  una prueba para mi admisión, misma
que al día siguiente se verifico. Y no tuve ningún problema para ingresar a
dicha escuela, gracias, debo reconocerlo, a la magnifica preparación que
nuestros maestros de la Primaria Gral. Ignacio Zaragoza, habían depositado en
nosotros.


 No pedí beca pues iba en calidad de Alumno Externo, esto es sin derecho a
comidas y dormitorio. Era muy estricto el reglamento, pues era una escuela
semi-militarizada, y debía cada alumno para conservar la beca tener una
calificación mínima de 8.5 promedio mensual. Lo mismo contaba para los alumnos
externos.


 
Mi tío Don Pedro. nos prestó una casa a media cuadra de la escuela por la calle
Veracruz, y  era tan cerca que oía perfectamente la “campana”


que consistía en un pedazo de riel de ferrocarril y el badajo era un martillo,
con el cual se llamaba al alumnado.


Esta casa constaba únicamente de una recamara, un cuarto cuadrado, bastante
amplio, quizá 8 metros de largo, por 6 de ancho, que dividíamos con cortinas
para hacer dos pequeñas estancias, una para mí, y la otra la ocupaban mi querida
Nina y mi hermana Tere, comunicaba a una pequeña cocina que hacia las veces de
comedor, y mas adentro un especie de patio, donde había una pila para guardar el
agua, y un pequeño escusado, con tres paredes hechas de cartón y un puerta de
entrada. Esa pila nos servio para bañarnos, pues lo hacíamos a “jicarazos” y a
pleno cielo. Mas adentro y por el lado oriente era la entrada a una enorme
huerta, donde había toda clase de árboles, ahí precisamente en esa huerta
olfatee y probé por primera vez una fruta para mi desconocida, la Pomarrosa,
cuyo fruto es la corteza. Esta huerta prácticamente ocupaba casi el 90 % de lo
que era la manzana.

 Había de todo, aguacates,
mangos, plátanos, chayotes, y a propósito de chayotes, un día llego  mi tío Don
Pedro invitándome a probar un nuevo alimento para mi, se trataba del
chinchayote, y yo gustoso le dije , Si como no, sin saber que es la raíz de la
planta del chayote, y con una pala y un zapapico, me hizo abrir una zanja de
aproximadamente tres metros por mas un metro de profundidad. Valió la pena, pues
es deliciosa como me la preparo mi Nina, con miel y otras especies. Mi tío
amenazo que cada 6 meses volvería para repetir mi excavación, y  yo me le hacia
“perdidizo” cada que se acercaba la fecha.


Su esposa, mi tía “Chila” tuvo la idea de plantar Rosales, pero cada que los iba
a vigilar, notaba que no tenían retoños, pues los pollos y gallinas de los
vecinos se los comían. Dándome a mi permiso de acabar a como diera lugar la
intrusión de dichas aves a la huerta, ni corto ni perezoso me aboque a resolver
tan ominoso problema, de tal manera que pollo o gallina que entrara, la
correteaba hasta agarrarla, y pues a comérnosla se ha dicho! Ya mi Nina tenia
previamente agua caliente en un bote alcoholero, para el desplume de  estos
gallináceos.


Me imagino que estos animales de vuelo corto, debían tener un lenguaje de
comunicación especial, pues  cada vez menos se atrevían a brincar las bardas
colindantes, de tal manera que nuestra dieta iba disminuyendo en lo que se
refiere a la deliciosa carne de estos plumíferos.


 Idee una treta: compre una especie de soguilla de un poco mas de dos metros de
longitud previamente preparada con un nudo corredizo, (una lazada) y me subía a
la barda colindante, donde sabia que había muchos pollos, y de arriba de la
barda les aventaba su “maicito” acercándose gran cantidad de animales, y
haciendo malabares, los lazaba desde arriba, y de un fuerte tirón las tenia ya
del otro lado de mi barda, ni pío hacían! Era un ahorcamiento rapidísimo. 
Presto los llevaba con la Nina, quien de inmediato, los metía al bote de agua
hirviendo, y así era como los Rosales de la Tía Chila crecían… y nosotros
también.