El Doctor Edward de Bono, considerado como
uno de los “gurues” de la creatividad, señaló alguna vez que lo más interesante
para sus trabajos, fue ver como se desarrollaba aquel tipo de pensamiento que
las computadoras no podían hacer, es decir el de la creatividad y la percepción.
Este tipo de pensamiento, también denominado
“pensamiento lateral”, hace referencia justamente al hecho de moverse del lugar
en donde habitualmente nos paramos al enfrentar un problema, con el fin de
encontrar diferentes puntos de vistas, percepciones, y conceptos para abordar
este problema.
El término “pensamiento lateral” cubre en
rigor una gran variedad de metodologías para concebir el desafío de pensar de
una forma distinta a la usual, incluyendo ciertas provocaciones que podrían
sacarnos de nuestros estándares de pensamiento.
Así, es posible cruzar nocivas barreras
muchas veces auto-impuestas, logrando desarrollar un sistema de
autoorganización, en donde la propia percepción juega un papel clave.
Un ejemplo de un pensamiento lateral, podría
ser este: Un presidente A no logra convencer a un presidente B de firmar cierto
acuerdo, aunque es evidente que el B está interesado en llegar a un arreglo.
Luego de que el A le haga una gran cantidad de proposiciones, teniendo siempre
una respuesta negativa, se frena y en vez de hacer un nuevo pequeño cambio a sus
proposiciones, hace otro más radical: le pide al presidente B que se encargue,
él mismo, de convencerlo sobre firmar el contrato.
¡De esta forma, el presidente A, en vez de
devanarse los sesos por conformar al B, le confirió esa responsabilidad al B, y
ahora será este el encargado de satisfacer a A!
El término "pensamiento lateral", puede ser
utilizado en dos sentidos:
En primer lugar, se puede utilizar en un
sentido específico, lo cual hacer referencia a un conjunto de técnicas
sistemáticas que se utilizan para cambiar conceptos y percepciones, siempre en
la búsqueda de generar nuevos.
En segundo término, se puede utilizar en un
sentido general, mediante la exploración de múltiples posibilidades y enfoques,
en vez de seguir uno sólo, que suele ser el más habitual.
Seis sombreros para pensar
Una de las técnicas más populares que logró
desarrollar de Bono, fue aquella que creó a principios de la década del ochenta,
y a la cual denominó “Seis sombreros para pensar”. Esta metodología, se trata de
un sistema de trabajo para desarrollar el pensamiento lateral, el cual desafía a
las personas a despegarse de su pensamiento habitual.
Los seis sombreros representan seis modos de
pensar, pero se deben concebir como una simple dirección para enfocar el
pensamiento, antes que como una etiqueta fija para pensar, lo cual significa que
los sombreros se utilizan proactivamente, antes que reactivamente.
El método promueve que las personas
desarrollen más de un solución para un determinado problema (entendiendo
“problema” no como algo negativo sino como un desafío).
Para lograr esto, como bien dice Bono, será
necesario "separar el ego del desempeño", pues todos pueden ser capaces de
realizar una buena exploración sin necesidad de herir sus egos, aunque para ello
primero deben animarse a pensar de otro forma y a utilizar los sombreros.
Por eso, se debe entender que el sistema de
los seis sombreros está más compenetrado en mejorar el desempeño antes que en
defender el ego. Todo el mundo pude contribuir debajo de cualquier sombrero,
aunque en un principio la mayoría se vea reacia a modificar sus patrones de
pensamiento y a animarse a aceptar los contrarios.
Como señalamos, la cuestión clave para
entender esto, es que un sombrero es una dirección de pensamiento, antes que una
etiqueta para pensar. Existen tres puntos claves para comprender mejor que es lo
que busca el sistema de los “Seis sombreros para pensar”:
1. Incentivar el pensamiento paralelo
2. Incentivar la comprensión del espectro
completo sobre lo que se piensa
3. Separar el ego del desempeño