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Programas de reeducación para perros que ladran demasiado

¿Por qué hay perros que no dejan de ladrar cuando se quedan solos? ¿Cómo se los debe tratar?

Programa anti-ladridos

Si lo has intentado todo y aún recibes las quejas de tus vecinos en cuanto al comportamiento de tu perro en tu ausencia, deberás insensibilizar a tu perro a través de una reprogramación.

Las reprogramaciones toman su tiempo, y los pequeños progresos paulatinos son una parte necesaria del programa. Prepárate para usar un fin de semana largo o un período de vacaciones antes de iniciar el programa.

En primer lugar, imita tu rutina de partidas diarias. ¿Sueles maquillarte, buscar las llaves, los guantes, empacar un bolso de gimnasio o llevar la basura al contenedor?

Hazle creer al perro que se trata de una partida igual a la del resto de los días.

A continuación, mientras le das su juguete especial de despedida, efectúa contacto ocular y dile a Sultán, en forma firme y seria, que permanezca tranquilo hasta que regreses.

Procura evitar las escenas desmedidamente emotivas; no le supliques ni implores para que se quede tranquilo. Sólo servirá para cargar emocionalmente a la situación y agregar una carga extra de estrés sobre el perro.

Sal de tu casa por un período de tiempo corto. Sólo uno o dos minutos para comenzar. Si normalmente cierras la puerta con llaves, efectúa los sonidos correspondientes a dicha acción, pero no la cierres.

Debes ser capaz de entrar rápidamente si el perro comienza a ladrar, y no será conveniente que comiences a pelear con tus llaves para abrir la puerta. Si esperas por el elevador, llámalo e ingresa en el mismo.

Desciende uno o dos pisos y regresa usando las escaleras. Si el perro no ha ladrado, entra en tu casa y recompénsalo generosamente. Por el contrario, si lo escuchas ladrar, regresa a tu casa y grita ¡¡¡SILENCIO!!! Luego pega media vuelta y vete otra vez.

En esta oportunidad, si el perro ladra, acompaña tu pedido de silencio haciendo sonar una latita de gaseosa con algunas monedas adentro.

Esto será suficiente para silenciar a la gran mayoría de los perros. Recompensa al perro cuando se tranquilice y vuelve a salir.

El objetivo, desde luego, es poder salir por períodos de tiempo cada vez más largos sin tener que regresar y corregir al animal por ladrar. El tiempo afuera debe ser construido en pequeños intervalos.

Establece objetivos (5, 10, 15 minutos) y regresa y recompensa al perro si se ha comportado bien por el período de tiempo establecido.

No esperes por una cantidad de tiempo indeterminada y no entres sólo para corregir los ladridos finales del perro.

El tiempo que ha durado el silencio debe ser recompensado. Todo comportamiento adecuado merece un reconocimiento de tu parte.

La mayoría de los perros que pueden permanecer en silencio por dos horas también podrán hacerlo por ocho o diez.

En cualquier caso, llegar a esa primera hora de silencio puede tomar algún tiempo, y será uno de los objetivos principales de nuestro programa anti-ladridos.

Para los perros que creen que la atención negativa de tu parte es mejor que la falta absoluta de atención, será necesario que intensifiques tu respuesta.

Cuando regreses, deberás hacerlo en forma calmada, y, esta vez, no gritarás SILENCIO, sino que sacudirás la latita cerca del animal —no hacia el animal—; hazlo sin que el perro te vea apuntarle.

En cualquier caso, este método deberá ser evitado con perros temerosos. La idea es que el perro obtenga una corrección “ambiental” ante sus ladridos, y no una corrección asociada a ti (verbal).

La educación del pedro ladrador puede ser tediosa y, muchas veces, frustrante.

No obstante, suele funcionar cuando te tomas el tiempo para hacerlo en forma apropiada —raramente los problemas de ladridos se resuelvan en un día—.

Deja que tus vecinos sepan que no estás ignorando sus quejas, que has comprendido su disconformidad y que estás tomando las medidas necesarias para corregir el problema.

Generalmente, tus vecinos mostrarán buena predisposición al ver que has abordado el tema y que la solución viene en camino.

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