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Linfoma de Hodgkin

Causas, diagnóstico y tratamiento de este tipo de linfomas, la enfermedad de Hodgkin

¿Qué es el linfoma de Hodgkin?

La enfermedad de Hodgkin es un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático.

El sistema linfático está formado por una serie de vasos que recorren todo el cuerpo y por ganglios que son como unos colectores.

Los ganglios linfáticos son como unas pequeñas bolsitas (o racimo de uvas) que se encuentran, en distintas partes del organismo, en zonas como el cuello, las axilas, las ingles, el tórax, el abdomen y la pelvis.

Estas dos estructuras transportan y contienen la linfa que está compuesta por un tipo de glóbulos blancos llamados linfocitos.

El tejido linfático también se forma en otros órganos de nuestro cuerpo como son el bazo, la médula ósea y el timo.

La función de los linfocitos es la de defensa del organismo.

El bazo, glándula vascular sanguínea, situada en el lado izquierdo del abdomen, debajo de las costillas, produce linfocitos y otras células del sistema linfático. También almacena células sanas de la sangre y filtra células dañadas, bacterias y productos de deshecho de las células.

La médula ósea es el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos y que se encarga de la producción de células sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas).

El timo es una glándula que se encuentra, en la base del cuello, en el tórax y que produce un linfocito especial llamado linfocito T.

Los linfomas, o tumor del tejido linfático, se clasifican en dos tipos: linfomas o enfermedad de Hodgkin, denominados así por el doctor Thomas Hodgkin, quien los descubrió, y los linfomas no Hodgkin.

Las células de los linfomas Hodgkin son diferentes de las células de los no Hodgkin. Se denominan células de Reed-Sternberg, apellidos de los médicos que las descubrieron, y son un tipo de linfocitos B malignos. Los linfocitos B normales son los que se encargan de la defensa de las infecciones.

La enfermedad de Hodgkin produce una inflamación del tejido linfático. Puede ocurrir en cualquier zona donde se encuentre este tejido.

Los linfocitos B malignos pueden diseminarse, a través de los vasos linfáticos, a cualquier zona del cuerpo. También si pasan al torrente sanguíneo pueden afectar a múltiples órganos. 

Causas de la enfermedad de Hodgkin

La enfermedad es más frecuente en hombres que en mujeres. Afecta más a adultos jóvenes (es muy frecuente de los 15 a los 34) y a adultos mayores de 55 años.

La causa es desconocida aunque se piensa que el virus Epstein-Barr, que causa una infección llamada mononucleosis infecciosa, tiene relación con la enfermedad. Aunque en el 50% de los pacientes no está probada la presencia de este virus.

Se ha observado también que este cáncer es más frecuente en personas que tienen el sistema inmunológico deteriorado como son aquellas que padecen el sida, o aquellas que han sido sometidas a un trasplante y que, para evitar un posible rechazo, se ha suprimido su sistema inmunológico.

No se pueden determinar los factores de riesgo ni prevenirlos porque no se conocen las causas.

Detección y síntomas de linfoma de Hodgkin

La enfermedad de Hodking produce una inflamación del tejido linfático, siendo lo más llamativo es la inflamación de los ganglios. Generalmente suelen detectarse alterados los del cuello, axilas o ingles, mientras que los más profundos sólo se podrán ver con una radiografía o con una tomografía computerizada (TC).

El que una persona tenga algún ganglio inflamado no significa que ya tenga esta enfermedad; los ganglios se suelen inflamar cuando existe una infección. Tras ser tratada, su tamaño vuelve a ser normal.

Otros síntomas que suelen acompañar a la enfermedad son la pérdida de peso, fiebre, sudores nocturnos, picores intensos en la piel, etc. Los síntomas variarán según el desarrollo de la enfermedad.

El médico primero realizará una exploración física para comprobar si nota inflamados los ganglios linfáticos.

Después podrá pedir otra serie de pruebas como son un análisis de sangre, radiografía de tórax o TC como se ha comentado anteriormente.

La prueba que se precisa para confirmar el diagnóstico es una biopsia de los ganglios. A través de ella se observará al microscopio el tejido del ganglio y se podrá comprobar la existencia de células cancerosas (de Reed-Sternberg) o no.

El índice de supervivencia, después del tratamiento, es de un 93% relativo a un año. Para 5 y 10 años, oscila entre un 82% y un 72%, respectivamente. Durante los primeros 15 años después del tratamiento, la principal causa de muerte para estos pacientes es la recurrencia de la enfermedad.

Estadios del linfoma de Hodgkin

La enfermedad se clasifica en cuatro estadios según el número de regiones afectadas. Según tenga un estadio u otro, así será el pronóstico y el tratamiento del paciente. Por este motivo, es muy importante determinar en qué estadio está la enfermedad.

La posibilidad de recuperación es buena si la enfermedad se encuentra entre los estadios I y III y será superior al 50% para aquellos que se encuentren en el estadio IV.

Los estadios se subdividen en A o B según la ausencia (A) o presencia (B) de los siguientes síntomas: fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso superior al 10% del total. Si la enfermedad de Hodgkin se propaga localmente de un ganglio linfático a un órgano adyacente (E), se añade la letra E a la etapa.

Se utilizan varias pruebas para determinar los estadios de la enfermedad. La radiografía de tórax o de pelvis, ayuda a visualizar los ganglios de estas zonas.

La tomografía computerizada es capaz de detectar los ganglios linfáticos agrandados y la diseminación del linfoma en el hígado y otros órganos. Esta técnica consiste en un haz giratorio de rayos X que permite visualizar el cuerpo desde distintos ángulos. Se puede utilizar un colorante que ayudará a visualizar algunas zonas.

La resonancia magnética utiliza campos magnéticos y ondas de radio en lugar de rayos X. Ésta puede mostrar masas en los ganglios o en otros órganos.

El control de galio es otra prueba que consiste en inyectar en los vasos linfáticos del pie una dosis pequeña de galio, una sustancia radioactiva. El galio es tomado por las células de la enfermedad de Hodgkin y, tras unos días, se puede observar su ubicación a través de una gammagrafía o un sistema que detecta la radioactividad.

Muchos pacientes, sólo precisan los resultados de la clasificación clínica por etapas para planificar su tratamiento. Sin embargo, otros requieren la clasificación patológica por etapas.

Para establecer la clasificación patológica se realizará una laparotomía de abdomen. Ésta consiste en introducir un tubo por el abdomen, a través de una pequeña incisión, para tomar alguna muestra del hígado y bazo para luego analizarla (realizar una biopsia), incluso, en ocasiones, se extrae por completo el bazo.

Etapa I
La enfermedad se encuentra limitada a los ganglios linfáticos de sólo una parte del cuerpo (por ejemplo, el ganglio de una axila) o se propaga localmente para afectar el tejido adyacente (IE).

Etapa II
Pueden producirse las siguientes situaciones:

La enfermedad de Hodgkin se encuentra en dos o más áreas de ganglios linfáticos del mismo lado del diafragma (el músculo que está debajo de los pulmones).

Puede haber una extensión local desde el(los) ganglio(s) linfático(s) hacia el tejido adyacente (IIE).

Etapa III
La enfermedad se encuentra en áreas de ganglios linfáticos a ambos lados del diafragma (por encima y por debajo de éste).

La enfermedad puede haberse propagado a un área u órgano adyacente al ganglio linfático y/o al bazo. (IIIE/IIISE).

Etapa IV
La enfermedad de Hodgkin se ha propagado a uno o más órganos fuera del sistema linfático, tales como la médula ósea o el hígado.

Según el estadio de la enfermedad se dan los siguientes índices de supervivencia:

Para la fase I, la probabilidad de curación es superior al 90%.
Para la fase II, la probabilidad de curación es del 90%.
Para la fase III, es de un 80%.
Para la fase IV, oscila entre un 60 a un 70%. 

Tratamiento del linfoma de Hodgkin

El tratamiento dependerá de la extensión de la enfermedad y de las características del paciente: edad, estado general de salud, etc.

De forma general, los dos tratamientos más frecuentes son la quimioterapia y la radioterapia.

La radioterapia consiste en el uso de rayos X de alta energía para eliminar las células cancerosas o disminuir el tumor. Esto se realiza a través de una máquina que emite esos rayos en las zonas que se precise. La radioterapia se aplica sólo en las áreas afectadas.

El paciente tendrá que ir, de forma ambulatoria, a la clínica u hospital donde le administren la radioterapia. La duración de cada sesión son unos veinte minutos. El enfermo estará solo en una sala aislada para que las radiaciones no se propaguen.

La quimioterapia consiste en el empleo de fármacos para destruir las células cancerosas. Estos fármacos pueden administrarse por boca, por inyecciones intramusculares o por inyecciones intravenosas. Independientemente de por dónde se administre, el medicamento irá al torrente sanguíneo y de ahí a todo el cuerpo para llegar a las células cancerosas y destruirlas.

Generalmente se emplean diversas combinaciones de fármacos para el tratamiento de la enfermedad de Hodgkin en función de las características de la enfermedad y el paciente.

El tratamiento variará según los estadios:

Para el estadio I y II, el empleo de radioterapia como único tratamiento da una curación de más del 90%. La radioterapia se administrará en la zona afectada y en los ganglios más cercanos.

Los ganglios linfáticos que están muy inflamados precisan de radioterapia previa o posterior a la quimioterapia.

Si la zona afectada del tórax es muy amplia se puede dar radioterapia de la zona y de los ganglios del abdomen superior y el bazo. Aquí se puede utilizar la quimioterapia combinada con la radioterapia.

En el estadio III, y si está asintomático el paciente, puede utilizarse únicamente la radioterapia. Sin embargo, el pronóstico de curación es del 65 al 75%. Con la quimioterapia, el índice de curación aumentará al 75% u 80%.

En el estadio IV, se utiliza una combinación de varios fármacos quimioterápicos.
Cuando la enfermedad de Hodgkin es recurrente, es decir, que vuelve a aparecer, hay que emplear un tratamiento distinto al que se utilizó. Si previamente se administró quimioterapia, lo indicado será la radioterapia. Si fue al contrario, se empleará ahora la quimioterapia.

En aquellos casos en los que se empleó una combinación de ambas terapias, habrá que intensificar la terapia y si se emplean altas dosis de quimioterapia, habrá que realizar un trasplante de médula ósea. 

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