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La encrucijada adolescente

Los cambios de la adolescencia y el rol de los padres en el crecimiento de sus hijos

Adolescencia proviene del latín adolescens, que significa “joven adulto, participio activo de adolescere, “crecer”.

Momento que marca un antes y un después: entre la vida infantil y el ser adulto. Tiempo de cambios en lo corporal, en el discurso, en su inserción en la sociedad. Duelos y pérdidas caracterizan esta instancia.

La encrucijada adolescente

El joven se encuentra en la encrucijada de transformar el saber hasta ahora incuestionable de sus padres, donde eran considerados “genios, ídolos, casi héroes”, oponiendo su propio decir, su propia versión de ciertos interrogantes universales como ser: la vida , la muerte, la sexualidad. 

Cuestiones estas que ya fueron despertadas en la época de la niñez, sobre el origen de los niños, como nacen, como se forman, etc. En la pubertad, serán en relación a la identidad sexual, al ser hombre o mujer, a la paternidad, a la relación con el otro sexo.

Cambio de lugar posible de: ser hijo a la posibilidad de ser padre y esto implica una pérdida, un duelo, del lugar que ocupaba en las generaciones; pero al mismo tiempo es lo que permite el progreso de la cultura.

Este conflicto entre la aspiración a superarse y el temor a no encontrar en sí mismo las fuerzas para lograrlo, caracteriza al adolescente, expresándolo en una conducta rebelde, desafiante, turbulenta. 

Podemos decir, que el conflicto se sitúa en relación a abandonar los únicos objetos de amor privilegiados hasta el momento: los padres u otros que sostengan su función: un modelo de amor por otro con nuevas características, donde la posibilidad del acto sexual se hace realidad y cuando están dadas las condiciones, confluyen también sobre la persona amada sentimientos de ternura, amor y sensuales.

Estos primeros encuentros son generalmente fallidos: no era lo que se imaginaba, lo que se soñaba, lo que se idealizaba, marcando una discordancia entre lo anhelado y lo hallado: “No todo resultó ser como se soñaba en las historias de héroes y princesas”.

Recursos frente a lo desconocido

Podemos decir que el niño, mediante el juego, va dando alguna respuesta a sus interrogantes. En la adolescencia, ese lugar es tomado por la fantasía, ya que hay un momento, donde a pesar que biológicamente se esté preparado para consumar el acto sexual, psicológicamente hay una inadecuación.

La imagen que el espejo le devuelve y lo sorprende. El joven no se reconoce todavía en ese cuerpo, cuestión que hace a los interrogantes sobre su ser. Aparecen los llamados “caracteres secundarios”: los pechos, el vello, el cambio en la tonalidad de la voz, etc.  

Es común observar que “el cuerpo no les calza”: se chocan los muebles, caminan desorganizadamente. Esto trae en los adolescentes, un sentimiento de ser incomprendidos por los mayores que a veces los tildan de “cómicos, graciosos, ridículos, pavos”.  

Desde los Padres 

Los padres también deben realizar un duelo por la identidad y el rol infantil de su hijo, por ideales suyos no cumplidos y depositados en los hijos, ya no son llamados por sus hijos a ocupar el lugar de “los que saben que les pasa”, “de los que legislan sobre sus necesidades”.

El rol de los padres, en este proceso, debería ser el propiciar en su hijo la creación de lo nuevo, su propia palabra y apoyarlo en este tiempo acompañándolo para que pueda ser libre y despojarse de ciertas ataduras que lo condicionan.

Contrariamente al pensamiento de muchos padres, respecto a que los adolescentes “no los escuchan, no necesitan de sus palabras” ya que su conducta es de rebeldía, desafío, pero no por eso de negación.  

El diálogo, donde se permitan los diferentes puntos de vista, donde el joven adulto pueda exponer sus ideas, aunque a veces los padres no acuerdan totalmente, permitirá la posibilidad de un nuevo ordenamiento, dando un lugar a su propia verdad.  

“La crisis de la adolescencia incluye al hijo y a sus padres en un mismo tiempo y en un mismo movimiento de turbulencia que causa la separación, las pérdidas”. 

Desde lo Social

El grupo de pares, pasa a ser un lugar de pertenencia para el adolescente. La decepción respecto del discurso paterno, contemporánea a la revalorización del grupo, encuentra un soporte para una salida extra familiar.

El grupo aporta una identidad, donde se observa un mecanismo de identificación a ciertos rasgos ideales, que todos comparten y los unifica.

Observamos que los adolescentes “crean palabras nuevas”,un código común a ellos, donde los adultos quedan por fuera, ya que ignoran de que se trata, quedan perplejos, sorprendidos, esto provoca placer en los jóvenes ya que produce la separación deseada con el mundo de los adultos.

Estas palabras van cambiando con las épocas, cuando ya no es algo novedoso, sorprendente, los nuevos jóvenes descubren nuevas invenciones.

Podríamos preguntarnos si lo que ofrece en la actualidad el medio social como modelo es propiciatorio o aplastante para los jóvenes.

Donde todo debe ser rápido e instantáneo, donde no hay pausa, donde hay una preponderancia de la imagen por sobre la palabra y en contraposición a la oferta masiva: “La encrucijada del adolescente”.

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