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Turismo gay en Buenos Aires

A Ibiza, el Caribe y San Francisco, destinos tradicionales de la comunidad gay para pasar sus vacaciones, hoy en día se le agrega Buenos Aires, donde los turistas pueden encontrar un ambiente tolerante, muy buenos precios, una gran oferta cultural y gastronómica, y una activa vida nocturna

Luego
de la devaluación que sufrió el peso argentino a principios del 2002, turistas
de todo el mundo comenzaron a interesarse por visitar la Argentina, gracias a
sus tentadores precios y todas las belleza, tanto naturales como culturales, que
ofrece ese país.

Pero
hubo un segmento que se destaca especialmente, viajando en proporciones mayores
al resto de los turistas a Buenos Aires, la “europea” capital de este país
latinoamericano: la comunidad gay.

En
efecto, los homosexuales encontraron en Buenos Aires mucho más que muy buenos
precios. De hecho, si bien es cierto que el factor económico es muy importante,
no menos valiosos son otros aspectos que la comunidad comenzó a encontrar en la
Argentina: una amplia tolerancia a su estilo de vida, lugares orientados específicamente
a la comunidad homosexual, interesantes puntos turísticos, y por supuesto, una
activa y variada vida nocturna.

Además,
la inseguridad que provocan los ataques terroristas en vuelos o lugares del
primer mundo, sumado a la gran delincuencia existente en otros tradicionales
destinos, como Río de Janeiro, provocaron que Buenos Aires sea también elegida
por ser una ciudad en la que pueden estar tranquilos.

De
hecho, una de las cuestionen que destaca la comunidad, es que es raro ver en
Buenos Aires la marginalidad que se puede encontrar en otras ciudades
latinoamericanas. De hecho, n
o
es común ver a jóvenes ofreciéndose a sí mismos como “escorts” a cambio
de regalos o un poco de dinero, pues de hecho los taxi boys también tienen alto
nivel, con lo que suelen ser caros y con un físico muy trabajado.



Según
señalan desde la comunidad, todo comenzó con el boca a boca, cuando algunos
homosexuales que viajaban al sureño país volvían a sus residencias de Europa
o Norteamérica y le contaban a sus amigos sobre las maravillosas discos,
museos, hombres, y precios que se podían encontrar en Buenos Aires.

Con
el tiempo, los frecuentes viajes de los gay tuvieron un efecto de
retroalimentación, pues a los largo de estos años fueron establecidos una gran
cantidad de lugares y servicios que prestan una atención especial a la
comunidad gay, como guías, hoteles, discos, o paquetes turísticos.

Según
señalan los responsables de estos lugares, los homosexuales son un público muy
buscado por los servicios de turismo, pues, al no tener hijos que mantener, y
contar también con mejores ingresos por ser dos hombres (sabido es que
culturalmente se paga mejor el trabajo del hombre que el de la mujer), estas
personas cuentan con mayores ingresos y tiempo para destinar al turismo.

Actualmente,
existen dos hospedajes que prestan servicios exclusivos a los homosexuales.
También existe una “isla gay” en el delta, donde se puede pernoctar, comer
asado, tomar mate y té, y tomar clases de tango en un ambiente exclusivamente
gay.

Durante
la noche, pueden concurrir a las discos gay, y también existen guías de
“recorrido gay”,
e
i
ncluso se pueden encontrar paquetes turísticos
especialmente diseñados para la comunidad gay.

Pero
más allá de estos lugares y servicios específicos, reservados casi
exclusivamente para la comunidad gay, casi todos los espacios turísticos se
ganaron la fama de gay-friendly, lo que quiere decir que nadie molesta o increpa
a dos hombres que vayan de la mano o estén besándose, o que los recepcionistas
de hoteles no tienen inconvenientes para asignar una cama matrimonial a una
pareja gay, e incluso saben recomendar lugares específicos para que visiten.

De
hecho, a pocos se les pasó el hecho que Buenos Aires fue la primera ciudad
latinoamericana en legalizar la unión civil entre parejas del mismo sexo,
puesta en práctica a mediados del 2003, y tomada como un claro de signo de la
apertura de sus ciudadanos para con los homosexuales.

De todas
formas, la mayoría de los miembros de la comunidad saben que, aunque no esté
prohibido por la ley, y, como se señaló, no suelan generar fuertes reacciones
adversas, las muestras públicas de homosexualidad, como besarse, acariciarse, o
caminar de la mano entre hombres, son muy raras de observar, y pueden ser mal
vistas.

Recorriendo
la ciudad

Los
lugares turísticos que suelen elegir para pasear, son los barrios de San Telmo
o la Recoleta, junto con los “cruising points”, es decir puntos de encuentro
donde pueden conocer gente, como por ejemplo la esquina de Santa Fe y Pueyrredón,
el Parque Las Heras,
la Reserva Ecológica, la Plaza Pakistán de
Palermo y la Ciudad Universitaria.



Para el caso de que se entable una nueva relación con una persona desconocida,
la comunidad aconseja como opción más segura ir a los albergues transitorios,
en los cuales tienen la obligación de aceptar a las parejas gay y lesbianas,
incluso aunque se esté viviendo en un departamento.



Entre las mujeres, todavía no tan extendido

Más
allá del auge del turismo gay, las mujeres pertenecientes a la comunidad lésbica,
todavía no parecen haberse sumado al auge de Buenos Aires como destino elegido
por las minorías sexuales. De hecho, se calcula que por cada diez turistas
homosexuales, ocho son hombres y sólo dos mujeres.

Según
señalan los operadores turísticos, las causas pueden ser varias, aunque entre
las mismas se destacan que los gay prefieren un turismo más organizado,
mientras que las lesbianas tienden más a ponerse una mochila al hombro y
largarse a recorrer pueblos lejanos de la ciudad y cercanos al verde, buscando
gastar, asimismo, el menor dinero posible.