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Mascotas y niños: una convivencia que se debe enseñar

El perro también puede ser el mejor amigo del niño, pero ambos deberán ser educados a tal efecto. En esta nota, te contamos como hacerlo, y evitar de esta forma cualquier inconveniente posterior

Cuando
un niño comienza a salir de la cuna, pueden también comenzar los problemas con
algunas razas de perros. En efecto, una vez que el bebé aprenda a gatear, y
luego a caminar, ciertas mascotas podría no reconocer el cambio, y ser un
potencial peligro para el niño.

Sucede
que un perro con un fuerte instinto de caza, como el dogo o el rottweiller, podría,
como señalamos, no reconocer inmediatamente el cambio producido en su hijo,
pues en su mente sólo permanecerá el bebé de los primero tiempos, incapaz de
moverse por sí mismo y de transitar por la casa.

Así,
en este tipo de perros, se podrá despertar una conducta depredadora, incluso
cuando jamás la hayan demostrado previamente; de hecho son varios los dueños
que señalaron que sus animales nunca habían demostrado en cazar ni
manifestaron signos de intolerancia hacia sus otros hijos, pero que, sin
embargo, sí pudieron ver el principio de una conducta agresiva frente al bebé.

También
sucede que muchos perros y gatos tienen temor frente a los niños más pequeños,
por lo que antes de acercarse a un bebé, será más probable que ellos se
escapen del niño. Otro de los factores que podrían desatar en ellos una
conducta agresiva, es el simple hecho de tener celos de los mismos.

Por
lo tanto, los adultos deben estar muy atentos cuando el bebé comience a
arrastrarse y a gatear, para lo cual deberían tener la seguridad de que su
perro responda bien a sus órdenes de posición mientras el bebé se mueve
cerca, o, caso contrario, directamente separar totalmente a sus hijos de la
mascota. Eso si, si su perro responde perfectamente a las orden, recompénselo
con caricias y palabras de elogio.

Con
todo, es menos probable que un gato hiera intencionalmente a un pequeñín,
salvo que se esté defendiéndose de alguna “provocación” del mismo.
Posiblemente, esto se dé por el hecho de que los instintos depredadores de los
gatos domésticos, se ponen en juego sólo frente a presas mucho más pequeñas.

De
todas formas, tanto los gatos como los perros pueden ser provocados por los
bebes y los niños pequeños, con lo que incluso los más mansos podrían llegar
a reaccionar.

Por
eso, cuándo el bebé se convierta en un nene, sería importante tomarse tiempo
como para supervisar la interacción que mantengan ambos. Permanezca atento y
enséñele también a su hijo niño a respetar a su mascota, pues la mayoría de
las veces, podrá necesitar proteger más a su animal que a su hijo…