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¿Fingir o no fingir?

Para muchas mujeres, he ahí la cuestión… y para algunos hombres también.


Ellas


Aunque estamos cercanos al fin del milenio, a algunas mujeres se les hace
difícil aún expresar libremente sus necesidades y deseos sexuales. Suelen
desconocer el funcionamiento de su propio cuerpo y del cuerpo de su pareja.


Atrapadas entre la mujer "tradicional" y la mujer "moderna", no pueden
discriminar qué es lo correcto o qué es lo que los hombres esperan de ellas,
sexualmente hablando.

Algunos varones no se preocupan por averiguar los gustos de sus parejas o por
estimularlas suficientemente para que alcancen el orgasmo. Dan por sentado que
si ellos lo lograron, ellas también. Y estas mujeres no les aclaran que no fue
así.

Algunas de estas mujeres se desvalorizan a sí mismas por no sentir el placer que
se espera de ellas, se avergüenzan, se culpan, y deciden fingir.


Esa decisión, fingir su orgasmo,
las alivia momentáneamente, ya que no quedan "mal" ante su pareja. Sin embargo,
con esa decisión se están impidiendo a sí mismas el poder realmente alcanzarlo.

El
orgasmo femenino se aprende. Para hacerlo es necesario que la mujer sepa
diferenciar sus diversas sensaciones genitales y qué tipo de estímulo, con qué
ritmo e intensidad necesita específicamente.

La
mujer que finge, no confía en su pareja. La confianza es indispensable para
poder transmitir su especificidad personal. Así, el
orgasmo
empezará a llegar espontáneamente.


Además, es importante tener en cuenta que una vez que comenzó la mentira se
suman dos problemas: no alcanzar el orgasmo y el haber sostenido un engaño
-muchas veces durante años-.

Ellos

La
respuesta sexual -tanto en varones como en mujeres- se compone por tres fases
básicas: el
deseo, la
excitación y
el orgasmo. En ese sentido, a diferencia de la mujer, el hombre está apresado
por su particular anatomía. Veamos las diversas posibilidades fase por fase:

En
cuanto al deseo,
como es fundamentalmente emocional, la compañera no puede controlar si su pareja
la desea o no aunque actúe como que sí. En esta fase el varón puede
fingir
. Sin embargo, aquellas mujeres perceptivas y preocupadas por conocer
a sus compañeros podrían llegar a notar sutiles o gruesas diferencias entre unas
actitudes y otras.

La
excitación
es el punto flaco del varón, ya que se produce un mecanismo fisiológico que lo
pone en evidencia, el pene se erecta o no. En esta fase el varón no puede
fingir
. Esto no significa que necesariamente ese varón no tenga deseo; las
posibilidades de no tener erección se deben a factores diversos que analizaremos
en otra nota.

El
orgasmo
masculino también es posible de ser fingido. Habitualmente los varones
llegan a su orgasmo sin dificultades, aunque recordemos que esto no significa
que haya sido realmente placentero. Sin embargo, un reducido número de hombres
padecen de una disfunción que les impide alcanzar el orgasmo o lo retarda mucho.

Podríamos pensar que estos varones, avergonzados por no cumplir con lo que se
espera de ellos, finjan que lo lograron. En estos casos la actitud femenina de
querer percibir o no la realidad de ese encuentro sexual puede hacer que ella se
dé cuenta como que no.

En
última instancia, el centro fundamental de la compatibilidad sexual de una
pareja está dada por la comunicación.
Poder compartir con la pareja los
gustos y deseos así como los problemas y sufrimientos, los une y les da la
posibilidad de resolver los conflictos.


Una dificultad sexual no es vergonzante, sólo requiere de la toma de conciencia
personal, de la comprensión y colaboración de la pareja y del querer realmente
solucionarlo pidiendo ayuda al especialista.


FINGIR PARALIZA. NO FINGIR LIBERA.

Fuente: Sexuar

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