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La “ley ferrea del cáncer”, nuevo concepto en el abordaje de esta enfermedad

Un original modo de abordar el tratamiento complementario del cáncer, basado en su “desprogramación” mediante el rastreo de conflictos que pudieran estar vinculados con su origen.

El doctor Ryke Geer Hamer
es un médico alemán, que, luego de diez años de estudio y tras evaluar a más de
28.000 pacientes, llegó a una conclusión sobre el origen del cáncer diferente a
la concepción tradicional sobre el mismo.

Sus investigaciones en la
materia, comenzaron a raíz de su propia experiencia. En 1978, su hijo Dirk fue
asesinado, y meses después, Hamer desarrollaba un tumor testicular. El doctor
vínculo su enfermedad con la muerte de su hijo, por lo que decidió investigar
las causas que provocaban esta enfermedad.

Fue así que tres años más
tarde, en una clínica oncológica de la Universidad de Munich donde se
desempeñaba como jefe de servicio de medicina interna, tuvo la ocasión de
investigar entre sus propios pacientes las causas de sus diferentes tipos de
tumores.

Según afirma, descubrió que todos ellos, sin excepción, habían
atravesado por un acontecimiento claro de shock para el que no estaban
preparados, los cuales le provocaban una perturbación psíquica violenta.

Hamer denomino a estas
situaciones conflictos biológicos, y descubrió, analizando a 200 de
ellos, que su resultado tenía, como patrón común, la pérdida de peso, las manos
y pies fríos, y las dificultades para conciliar el sueño. El médico alemán
desarrolló entonces una teoría a la que denominó la “ley férrea del cáncer”.

Esta ley biológica,
comprende tres criterios. El primero de ellos, enuncia que todo cáncer o
enfermedad análoga al
cáncer comienza por un DHS (Sindrome Dirk Hamer), es
decir, un impacto extremadamente brutal, dramático y vivido en aislamiento, que
se da simultáneamente en tres aspectos: psíquico, cerebral, y orgánico.

De esta forma, es
necesario que el médico pueda hallar ese DHS, para luego localizar en que parte
del cerebro, y de los órganos, se situó ese mismo DHS.

Según afirma, es
necesario deconstruir este DHS para averiguar bien cual fue el conflicto
atravesado, puesto que éste tiene una relación directa con todo el organismo.

Por ejemplo, si se logra determinar que el cáncer de una persona fue causado a
raíz de perder su trabajo de camionero, por chocar y volcar el liquido que
trasladaba en el lado izquierdo de la ruta, es posible que, orgánicamente, esto
se manifieste en el lado izquierdo del cerebro, y en los riñones (que tienen
relación con el líquido).

Al analizar el cerebro,
es posible observar un cortocircuito mediante un TAC (tomografía axial
computada), un escáner cerebral. Esto se representa en forma de círculo, y ha
sido denominado “foco de Hamer”.

Pero… ¿Qué ocurre cuando
el conflicto se resuelve? es decir, cuando el paciente comienza a asimilar sus
pérdidas. Según Hamer, en el orden psíquico, es posible observar que el enfermo
empieza a dejar de estar compenetrado solo en el conflicto, comienza a dormir
más, recupera el calor en sus manos y aumenta su apetito.

Aún así, es normal que se
sienta fatigado o tumbado por el trance que acaba de experimentar. Para su
recuperación total, suele demandar el mismo tiempo en el que el conflicto ha
permanecido activo, lapso que culmina con una crisis epiléptica, donde el
cuerpo elimina los edemas y vuelve lentamente a su estado normal

Durante la segunda fase
de curación, el tejido conjuntivo cerebral, llamado neuroglia, se encuentra en
el cerebro con el fin de reparar el “foco de Hamer”. Mientras tanto, en el orden
orgánico, el cáncer deja de progresar.

Para el plano cerebral, y
dentro de la fase de curación, es necesario vigilar si existe una tensión
intercraneal. En los casos más leves, se le puede administrar al paciente café,
té, glucosa, vitamina C, bebidas cola, o una bolsa de hielo en la cabeza,
mientras que en los más severos se les debe aplicar cortisona contra el edema
cerebral, y todos los otros edemas orgánicos que se detecten.

Además, es necesario que
se tome mucho líquido, se mantenga la cabeza elevada, se evite la exposición
directa al sol, y se evite también recostar la cabeza del lado del edema
cerebral.

En el plano orgánico, la
única terapia conocida hasta ahora es la extirpación del tumor, pero cuando el
conflicto se ha resuelto, no es necesario hacerlo, a excepción de los casos en
los que este impida un normal funcionamiento de la persona, como un quiste renal
o un enorme bazo.  Se trata, entonces, de tratar el cáncer sin invadir al
paciente ni someterlo exclusivamente a cruentos tratamientos.

Hamer explica que para su
tratamiento es fundamental hallar una solución real al shock o conflicto
causante del DHS, que produjo el foco de Hamer en el cerebro: si un hombre ha
perdido su empleo, debe encontrar otro que lo sustituya, u otro espacio que le
haga recuperar la dignidad pérdida, como una jubilación o la dedicación completa
a un hobby.         

Fuentes: Revista
Uno Mismo


The New Medicine