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Amor no es lógica

¿Cómo amar a alguien que no nos ama?

Un
día cualquiera, en uno de esos momentos en que el pensamiento adquiere cierta
autonomía, en que uno se pone a analizar la complejidad de la caracterización
humana, surgió una pregunta, bastante retórica por cierto.


Desde ya, cualquier regla lógica llevaría a pensar que no tiene el más mínimo
sentido.


Acaso, cualquier aspecto del utilitarismo cotidiano contemporáneo nos indicaría
que es un absurdo en sí misma siendo que ¿quién se arriesgaría a dar algo sin
recibir nada a cambio? más, ¿quién se arriesgaría a darlo todo sin recibir nada
a cambio?


¿Quién dedicaría los mejores momentos de la conciencia, quién cedería tiempo del
preciado tiempo sin recibir siquiera un comprobante de deuda?

 Sin embargo, o el mundo está tan loco que el más avaro regala cosas, o realmente
queda algún lugar donde pasa algo que no están tan mal.


Toda esta paradoja, se podría asimilar con alguna teoría psicológica, un algo
así como que aquello que no se posee se ansía más que nada, e intentar no tan
sutilmente de esta forma, introducir un poco de lógica al análisis de la
cuestión.


Sin embargo, un nuevo "sin embargo" surge al instante, y la pregunta que inició
los intentos de comprenderla, se responde a sí misma a carcajadas: amor no es
lógica.

Ni la bella Venus, ni el joven Eros, ni siquiera el
pequeño Cupido podrían contestar con exactitud si fueran obligados a no evitar
el inevitable método científico.

Quizá para algún Darwin resultaría un eslabón perdido de
las relaciones interpersonales.

Quizá para la Iglesia, la respuesta sería dada como un
dogma de fe a través de alguna encíclica papal, o lisa y llanamente agregándolo
en alguna parte de la Biblia de esas que nadie se fija y que cambian con cada
edición; siempre y cuando la pregunta no haya tenido su origen en la oscura Edad
Media, lo que resultaría contradictorio y poco probable siendo que las cenizas
no hacen preguntas.


Para Adam Smith, seguramente tendría su causa en un exceso de demanda, y algún
pensador neoliberal sugeriría con ímpetu que el Estado no se meta en la
cuestión. Con certeza, para Stalin el interrogante no resultaría conflictivo ya
que sería una cuestión cuya propiedad posee el Estado, al igual que los medios
de producción de todos los interrogantes.


Creo que los historiadores sabrían adornar esta pregunta con fechas importantes,
inventándole anécdotas desfasadas y algún que otro nombre célebre, para dar un
marco histórico más interesante.


Finalmente, toda esta revolución de interpretaciones tendería a distraernos de
la pregunta que nos compete: ¿Cómo se puede amar a alguien que no nos ama?. Creo
que la respuesta es mucho más compleja que los recientes 5000 años de historia
que pueden intentar elaborarla.

 

 

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