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La risa y la longevidad

Desde la época del Imperio Romano, cuando las personas vivían un promedio de 22 años, el ser humano está buscando la forma de hacer que su estadía en el mundo, sea más duradera, placentera y saludable… ¿cuánto influye el optimismo y la vida sana en todo esto?

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El
cuerpo humano funciona de manera natural y está, según los estudios científicos,
preparado para vivir hasta los 130 años. Ocurre que los agentes externos (mala
alimentación, cambio de costumbre, de clima, etc) atacan negativamente a la
salud.

Otros
factores que influyen en el Envejecimiento

-la
menor alimentación con
productos naturales

-el
consumo de alimentos manufacturados

-la
merma del esfuerzo físico por la modernización del transporte y la tecnología

-las
exigencias y presiones laborales-económicas

-el
estrés

-el
colesterol

-el
exceso de azúcar en sangre

-el
sedentarismo

-la
arterosclerosis

-la
hipertensión

De
todos modos, el avance científico como parte de la interminable búsqueda de la
eternidad (que incluye el reciente fenómeno de la clonación), permite que hoy
en día, sea posible afirmar que la vejez ya no es un camino corto hacia la
invalidez y la inactividad.

Existe
el “Envejecimiento Normal” (el que todos quieren) que va de la mano de la
longevidad, y el “Envejecimiento Patológico”, que es una alteración del
anterior, con la influencia del estrés, que genera una respuesta bioquímica
acelerando la decadencia de las células.

Es
de público conocimiento, que las actitudes emocionales y psicológicas influyen
cuantiosamente en el proceso hacia la longevidad. La química cerebral se ve
afectada por las depresiones, desencadenando una merma en los sistemas hormonal
e inmunitario.

Qué
factores se deben tener en cuenta

La
forma que la persona tiene para relacionarse con su entorno, la importancia que
le da a su espíritu creativo, su autoestima, el interés que pone en sus
relaciones, la situación económica y el estilo de vida (sana o precaria), son
factores de vital importancia en la salud de las personas mayores, y por ende en
su calidad y tiempo de vida.

No
existe la felicidad como concepto total, sino como suma de buenos momentos. Lo
que requiere una vida sana, es una actitud positiva, y eso incluye una
mentalidad abierta, una forma de pensar y de sentir.

Son
normales los conflictos y las preocupaciones en la vida de cualquier persona. Lo
fundamental es saber tomarlos como lo que son, saber expresarse y aprender de lo
malo, así como de lo bueno.

No
es fácil perder, pero tampoco lo es ganar. Es todo parte de una función que
tiene el ser humano, y que lo lleva al progreso, eso es la experiencia, y es allí
donde se generan las soluciones.

Es
imprescindible saber soltar la tristeza, la desilusión, la culpa, y la bronca
en el momento preciso. Y no es menos importante mostrar síntomas de eso: sonreír,
tener presente la parte positiva de todo (sin olvidar los errores que sirven
para aprender).

Hay
otras fuentes de felicidad como ayudar a los demás, mantener una ética, ser
comprensivos, conservar la humildad, hacer el amor y sentirse parte de un grupo,
todo eso es vivir… hasta los 80, los 90, los 100…