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¿Para qué sirve la orientación vocacional?

El desconocimiento de las propias capacidades, la inseguridad que existe en torno a las instituciones terciarias o universitarias pueden llegar a confundir a un individuo a tal punto de no saber qué camino seguir. Pero mediante diversas estrategias la orientación vocacional puede ayudar a una persona a descubrir las preferencias que marcarán su futuro

Este proceso consiste en poner en marcha los intereses vocacionales que una persona tiene dormidos en su interior. La elección de una profesión es uno de los momentos cruciales de la vida de un individuo ya que la carrera a seguir o la decisión de no estudiar ninguna profesión marcarán el futuro laboral.

“El no saber cuáles son nuestras preferencias provoca mucha angustia e inseguridad. El temor que experimentan cada año los estudiantes que están por finalizar el colegio es cada vez más preocupante ya que son muchas las variables que pueden jugar en contra en el momento de asumir una elección con claridad: la crisis económica y la consecuente falta de dinero para pagar una universidad, el querer estudiar una carrera poco redituable, la presión social o de la familia son factores que influyen a punto tal de confundir y dilatar una decisión”, comenta la psicopedagoga argentina Larisa Baldasarre.

Para poder identificar los intereses vocacionales de un individuo se utilizan diferentes test que acercan a la persona a diversas carreras y en donde la información sobre cada una de ellas es de vital importancia para alcanzar una decisión final.

“Quienes estamos encargados de realizar estas evaluaciones no podemos perder de vista la motivación individual de cada alumno, el conocimiento que hay que tener del mercado laboral actual, las preferencias de la persona que pueden estar ocultas y contraponerse con la motivación y considerar con mucha atención y respeto el entorno social y familiar.

La orientación vocacional es mucho más que llevar a cabo una serie de evaluaciones y test de personalidad. Hay que poder brindar un asesoramiento global que ayude a la toma de una decisión concreta y que el estudiante se sienta conforme y a gusto con ella”, explica la psicopedagoga.

¿Cómo funciona la orientación vocacional?

1.- Resulta complejo descubrir las habilidades o preferencias de un individuo que no tiene en claro su horizonte profesional. “Mediante talleres es posible descubrir para qué es buena una persona.

Las habilidades individuales casi siempre van de la mano de las preferencias que se desean cultivar como parte del futuro de una persona. Rara vez nos equivocamos en este terreno.

Una persona que es muy buena dibujando seguramente halle placer en carreras afines al dibujo, pero a veces esa capacidad está oculta, hay que sacarla a la luz y sobre todo desarrollarla.

Por tal motivo, cuanto antes se empiece con esta guía vocacional, mucho más fácil y productivo será el resultado. No hay que esperar a que el estudiante tenga 17 años y en un día hacerle un test y olvidarse del tema.

Lo más acertado es que a partir de los 13 años, los niños puedan ir explorando y desplegando sus talentos”, aconseja la experta.

2.- La participación de la familia es importante. “No se trata de desautorizar la opinión de los padres, pero hay que reconocer que en muchos casos, los gustos de los niños difieren mucho de las preferencias e intereses de los adultos.

Hay que ir trabajando esta situación con ambas partes para poder llegar a un acuerdo mediante la negociación y la comprensión. Ningún estudiante desea dilatar una decisión por miedo a la respuesta paterna o dedicarse a una profesión que no llena las expectativas que tarde o temprano se termina abandonando.

El verdadero objetivo de los progenitores debe ser, aunque a veces cueste, lograr que los hijos sean independientes, se valgan por sí solos cuando sean adultos y sean felices con la carrera que han elegido y no trasladar en ellos lo que de jóvenes no han podido lograr”, explica la psicopedagoga.

3.- Organización de charlas en donde los estudiantes universitarios puedan dar su opinión y contar la experiencia que han tenido con la orientación vocacional que han recibido.

“Nada mejor que el ejemplo. Las palabras son bonitas, pero los hechos son contundentes. Si los alumnos ven que este proceso funciona y puede ser beneficioso, se sentirán más estimulados y al menos la curiosidad hará que se vean más predispuestos a darle una oportunidad a esta técnica”, finaliza diciendo Baldasarre.

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