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La importancia de los derivados de la soya en la alimentación

Conoce las características de la soya, uno de los alimentos más saludables y que es un furor en todo el mundo

La popular y renombrada soya es una planta de la familia de las leguminosas, cuya importancia en la alimentación humana es un aliado importante tanto en su forma de grano como en sus subproductos. A continuación nos abocaremos a algunas restricciones en su consumo como a la vasta cantidad de productos derivados que nos ofrece este noble cultivo.

Los requerimientos nutricionales varían de acuerdo con las diferentes etapas fisiológicas del ser humano, sobre todo entre el adulto y el niño. Los períodos tempranos son más sensibles: por ejemplo, el alto contenido de fibra y los fitoestrógenos de la soya son positivos para los adultos pero negativos para los infantes.

En el caso de los aminoácidos, son adecuados para los niños mayores de dos años y los adultos, pero incompleto para las etapas de crecimiento máximo (durante los primeros años de vida) y para la recuperación de cuadros de desnutrición.

La utilización de soya en forma de porotos, harinas o bebibles es un tema controvertido en nutrición infantil. Existen algunos factores negativos de la soya por los cuales se recomienda no utilizar el poroto como base de la alimentación en niños menores de cinco años y su consumo se considera especialmente contraindicado para menores de dos años.

Con relación al bebible de soya, no debe usarse como sustituto de la leche vacuna en niños menores de cinco años, debido a que no la sustituye como tampoco a sus derivados, quesos, yogurt, postres, dulces.

Una excepción son las fórmulas sobre la base de aislados proteicos de soya para lactantes, que son alimentos formulados especialmente para suplantar las fórmulas de base láctea, en aquellos niños que no han sido amamantados y/o presentan intolerancia a la leche de vaca.

Esas fórmulas están adicionadas con aminoácidos (metionina y cisteína), vitaminas y minerales, y deben ser indicadas por un profesional.

Leche y dulce de soya 

La leche de soya es una bebida obtenida a partir del poroto de soya, cuya blancura y textura es similar a la leche de vaca. Esta bebida no contiene lactosa ni colesterol, y se obtiene dejando en remojo los granos de soya, conociéndolos y luego colándolos. Así se logra un líquido cremoso.

Tanto para obtener leche, dulces o el tofu (queso de soya), se emplea un procedimiento similar, aunque para la leche hay que cocer un poco más el grano. Todas estas son estupendas alternativas para remplazar a los lácteos y además, siendo muy digestivos, fuente de vitaminas y minerales, y ricos en proteínas de óptima calidad.

Las personas que presentan intolerancia a la lactosa han encontrado una buena alternativa a la leche de vaca, aunque su tenor en calcio es menor. La leche de soya representa una gran fuente de proteínas, vitaminas B y hierro. Muchas empresas que fabrican leche de soya, le añaden nutrientes adicionales, como calcio, vitamina D, y vitamina B12.

Aceite de soya 

El poroto de soya, además de una fuente proteica, es considerado una oleaginosa. Su aceite es ligero, amarillento, con un perfume especial, aunque diferente muchas veces de las costumbres nacionales.

En su estado natural (sin freír) aporta abundantes ácidos grasos poliinsaturados. Contiene un 22,6% de ácidos grasos monoinsaturados, con un 61,2% de ácidos poliinsaturados y un 16,2% de ácidos saturados, lo que lo ubica entre los más saludables para el consumo humano.

Asimismo, presenta cantidades equilibradas de ácidos grasos esenciales, omega 3 y omega 6, beneficiosos para el corazón y el sistema nervioso. Los conocimientos existentes demuestran que los ácidos grasos omega 6 y omega 3 no sólo son importantes para la salud por la presencia o ausencia en la dieta de uno o el otro, sino sobre todo por el balance en el consumo relativo de ambos.

Las sugerencias de prestigiosas organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Heart Association (AHA) apuntan a promover el consumo de omega 6 y omega 3 en una relación que oscile entre 5 a 1 y 10 a 1.

Por eso, el aceite de soya aparenta ser una alternativa más que interesante para paliar los requerimientos o carencias descritas, ya que contiene una relación entre omega 6 y omega 3 de 7 a 1 (como la recomendada por las organizaciones internacionales de la salud) y contribuye por ello a controlar el colesterol malo y la arterioesclerosis.

Su riqueza en fosfolípidos es muy importante para las células nerviosas y cerebrales, y combina además contenidos proporcionados de vitamina A y vitamina E. Es de una alta asimilación y digestibilidad, ideal para aquellas personas que no toleran el aceite de oliva.

Milanesas y hamburguesas de soja

Estos son, quizás, los productos derivados del grano de soya que más fácilmente se encuentra en las góndolas de los supermercados y los más aceptados por parte del consumidor en general.

El queso de soya o tofu 

El queso elaborado sobre la base de soya (tofu) es un producto milenario de origen oriental con grandes cualidades nutritivas y de sencilla elaboración –preparado con soya, agua y un solidificante o coagulante-.

Durante siglos, el tofu ha sido un alimento muy popular en Japón, no sólo debido a motivos religiosos sino también en atención a la salud. El tofu es una buena fuente de proteínas, bajo en calorías y no contiene colesterol.

Su contenido de lecitina y caseína lo convierten en un sustituto excelente de los quesos elaborados a partir de leche animal. Posee, además, una textura firme, similar al flan, sabor delicado, y color blanco.

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