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Masaje infantil: Aprende a dar masajes a tu bebé

Aprende a dar masajes a tu bebé, para estimularlo, relajarlo, y establecer un vínculo más profundo con él 

La importancia del tacto

Instintivamente, al segundo de conocer que vamos a ser mamás, lo primero que hacemos es acariciar nuestra barriga con una sonrisa llena de dulzura dibujando nuestro rostro. Y esto, no es un hecho casual y momentáneo; a lo largo del embarazo no podremos evitar acariciar a nuestro/a bebé a cada instante, a través de nuestro propio cuerpo.

Ni siquiera sabemos si nuestro bebé puede sentirnos, pero seguimos haciéndolo… en la 17º semana de gestación todas las zonas de la piel del bebé están desarrolladas… siente totalmente.

Y cuando, por fin, lo/a tenemos posado/a en nuestro pecho después del parto, no podemos dejar de seguir acariciándolo/a, ahora piel con piel, intentando hacerles saber, sin palabras, que todo fue bien y que estaremos siempre a su lado ayudándole, escuchándole, comprendiéndole, respetándole y amándole… y todo esto a través de nuestras caricias…

¿Es esto casual? No, no lo es. Y es que esto mismo podemos verlo, si nos fijamos un poco, a nuestro alrededor. Millones de madres/padres a lo largo de la historia han sabido de forma instintiva que sus hijos/as deben ser acariciados, mimados, mecidos, abrazados…

Sabemos, sin que nadie nos informe que ésta es una manera natural de
comunicarnos con el/la bebito/a que acaba de llegar a nuestras vidas. Fijémonos, también, en la naturaleza…

“… Desde un punto de vista físico, el masaje (empezamos con las caricias) actúa en los seres humanos como lo hace el lamer en los animales. Los animales lamen frecuentemente a sus pequeños y mantienen un estrecho contacto cutáneo con ellos. Los animales que no han sido lamidos, acariciados o que no se han agarrado a sus padres durante su infancia, crecen más flacos y son más vulnerables al estrés.

Tienden a luchar entre sí, a abusar y descuidar a sus propios pequeños. El acto de lamer sirve para estimular los sistemas fisiológicos y para unir a la cría con la madre……

Ascendiendo por la escala animal nos encontramos con perros, caballos, vacas, delfines y muchos otros animales que también muestran diferencias notables por el hecho de haber sido tratados amorosamente durante la infancia. Las caricias suaves y los contactos cutáneos mejoraron el funcionamiento de casi todos los sistemas importantes (respiratorio, circulatorio, digestivo, excretor, nervioso y endocrino), cambiando drásticamente los patrones de comportamiento, reduciendo los umbrales de miedo y excitación, y aumentando la mansedumbre, amigabilidad y audacia…”

Vimala Schneider. “Masaje infantil, guía práctica para el padre y la madre”

Y es la misma naturaleza, además, la que inicia el masaje en nuestro/a niño/a mucho antes de su nacimiento. Al principio, el feto se balancea y flota; más tarde, el mundo que lo rodea va acercándose y comprimiendo cada vez más.

El suave contacto del vientre materno se va haciendo más intenso, hasta que llega el momento de las contracciones que comprimen y empujan al niño/a con una forma rítmica, provocando una estimulación muy grande en la piel y sistemas orgánicos. Y es que el/la bebé progresa con los estímulos.

Una gran cantidad de investigaciones confirman ahora, las ventajas de mantener, no menos, sino más contacto físico con el/la recién nacido/a. Incluso pequeñas cantidades de atención adicional durante la etapa que sigue al nacimiento potencia la salud, el crecimiento y el aprendizaje del recién nacido/a.

Haz clic aquí ahora para seguir aprendiendo cómo dar masajes a tu bebé:

Por Marisa Hernando Zafra