Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Mitos y realidades sobre la soja

En estos últimos tiempos se ha hablado mucho sobre esta maravillosa legumbre, la soya. En general no hay términos medios. Se la enaltece o se la degrada al máximo. Pero, como en todos los órdenes de la vida, debemos hallar el justo punto del equilibrio…

Esta planta es milenaria y
las primera noticias sobre ella datan del año 2383 a. C., donde se la menciona
en un Tratado de Medicina China.

 

Ha sido la base de la
alimentación de los orientales, tal que se la considera “la carne sin
hueso”, “el oro que crece”.

 

Los orientales siempre
dieron prioridad a los productos fermentados de la soja, más que a la ingesta de
los porotos propiamente.

 

La soja llega a la Argentina
alrededor del año 1880 y noventa años más tarde es declarada de interés
nacional. Y es en los últimos años en donde se ha convertido en la gran vedette.

 

Pero esto no responde a un
interés por sus valores nutricionales, sino que lamentablemente entran en juego
los grande poderes económicos, las empresas multinacionales, y todo esto nada
tiene que ver con la salud de los seres humanos.

 

De no conocerse nada o muy
poco de la soja, nos hallamos en pleno siglo XXI con soja sembrada por todos
lados. No importa en qué época del año se haga, no se tiene en cuenta los
cultivos rotativos, nada.

 

La soja comenzó a ser un gran negociado ¿y la salud?
Así empezó una etapa de cultivo y difusión masiva de soja transgénica. En todos
lados se daban cursos sobre su utilización. Algunas personas tenían algo de
información nutricional, otros no, eran improvisados. Los folletos y revistas
que daban recetas con soja invadían los kioscos.

 

¿Pero realmente todo eso era
sano?

 

La soja es altamente
nutritiva, de alto valor proteico y terapéutico. Pero lamentablemente la
información transmitida, la tomaba con un ingrediente más. He tenido oportunidad
de leer recetas altamente proteicas donde se la combinaba con carne, huevos,
lácteos, etc.

 

Quien practique durante un
período más o menos largo este tipo de alimentación sufrirá serios problemas de
salud. Y… de pronto tanto amor por la soja, pasa a convertirse en este momento
casi en una batalla.

 

En estos últimos tiempos los
medios de difusión masiva se encargaron de degradarla totalmente. Cuando estos
medios combaten tan seriamente un alimento, una hierba, etc., antes de aceptar
lo impuesto, debemos apelar al conocimiento, al criterio común y al análisis.

 

Generalmente en estos
ataques indiscriminados suele haber un doble mensaje. Ocurre que hay una
tendencia a engancharse con el extremismo y se pierde la posibilidad de llegar
al centro del hecho, a lo que realmente nos quieren transmitir.

 

Personalmente siento que la
campaña difamatoria de la soja tiene que ver con los intereses creados y no con
una realidad.

 

Quienes defendemos la soja
hemos comprobado los beneficios que brinda a la salud. ¿Cómo es posible que de
pronto un alimento tan noble se convierta en terrorífico?

 

En este momento no creo que
queden muchos alimentos naturales y no transgénicos, salvo los que provienen de
cultivos orgánicos, que cada vez crecen más. Sin embargo el chivo expiatorio es
la maravillosa soja.

 

Voy a tratar de ir
concretamente a ciertos temas candentes:
 

– A la bebida de soja se
dice no se la puede denominar leche. La leche es para el lactante. El recién
nacido debe alimentarse sólo de leche materna, salvo algún problema de la mamá.
Pasado el período de la lactancia, nadie debería tomar leche. La enzima que
degrada la lactosa, desparece luego de ese período. Sin embargo el hombre sigue
tomando leche. ¿Por qué?. Hábito, cultura, publicidad masiva. El hombre es la
única especie que toma leche ajena a la misma, salvo los animales que han sido
domesticados y se les ha creado malos hábitos similares a los humanos.

 

– No se debe confundir la
verdadera leche de soja, realizada a partir de los porotos con las bebidas
comerciales que invadieron el mercado. Estas tienen poco o nada de soja, exceso
de azúcar refinada, conservantes químicos y edulcorantes artificiales en el caso
de las light.

 

Si se acusa a leche de
soja de ser cariogénica, es porque se habla de bebidas comerciales y no de la
verdadera bebida de soja.

 

¿Qué ocurre con el azúcar
de las gaseosas o jugos químicos?

 

Más allá de la leche
casera, en este momento en la Argentina hay leches de soja en polvo que se
venden en los almacenes naturales de muy buena calidad y provenientes de porotos
orgánicos.

 

Se acusa a la soja de
poseer fitohormonas que afectan el desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios en los niños.

 

Me pregunto, alguien
menciona las hormonas presentes en los pollos, en los huevos, alimento sugerido
a los niños, sobre todo en las primeras etapas de vida.

 

– ¿Nos alertan sobre los
tomates larga vida? Se dice algo de los choclos que en su mayoría son
transgénicos?

 

Toda una guerra desatada
sobre la soja. Si observamos a los niños y los jóvenes actuales veremos que son
consumidores masivos de comida chatarra. En los comedores estudiantiles, en los
kioscos de los colegios, ¿qué se les ofrece?

 

Menciono sólo algunos
productos, ya que sería muy extenso hablar de todos.

 

La tendencia actual es ser
bien delgado, escultural, ¿a qué precio? Se promocionan continuamente los
productos diet o light. ¿Se advierte sobre los daños que producen los
edulcorantes químicos? Y ni qué hablar de los colorantes y aditivos químicos.

 

La soja posee fitohormonas
que actúan en el organismo sólo cuando éste las precisa, como todo lo natural
son selectivas. Consumir soja o subproductos de la misma no implica en absoluto
incorporar hormonas innecesarias al cuerpo.

 

Hay otros alimentos que
también contienen fitohormonas.

 

Se afirma que aumenta los
trastornos hormonales, produciendo impotencia en los hombres, los espermas
pierden movilidad y se considera factor de cáncer en las mujeres.

 

– Contrariamente los
orientales, mientras llevaban una alimentación racional con soja, presentaban
los menores índices de cánceres relacionados con el sistema hormonal, lo mismo
respecto a la prostatitis.

 

Frente a esta acusación me
pregunto, ¿por qué no se advierte a la población sobre los daños de las grasas
vegetales hidrogenadas que han plagado la industria alimenticia?. Las famosas
margarinas u oleomargarinas que inhiben la absorción de nutrientes esenciales,
dañan el hígado, alteran el sistema hormonal.

 

Se dice que puede generar
hipotiroidismo. Es verdad esta patología ha ido en aumento. ¿Se nos advierte de
la contaminación química del ambiente, los accidentes nucleares, los alimentos
irradiados?

 

El hipotiroideo puede
consumir soja en forma racional, bien combinada y obviamente orgánica.

 

Se dice que las proteínas
de la soja no cubren las necesidades nutricionales, que en absoluto reemplazan a
las proteínas de origen animal.

 

Llevo más de veinte años
transitando por el camino del vegetarianismo. Las deficiencias nutricionales se
dan sólo en dietas desequilibradas. Quien aprende a comer adecuadamente puede
vivir muy bien y sano sin necesidad de ingerir proteínas animales.

 

En este momento la
desnutrición responde mucho más a carencias de vitaminas y minerales que a falta
de proteínas. Se come mal, pero en general hay exceso de proteínas.

 

También se dice que la
soja produce daños cerebrales. Sólo sugiero dar vuelta la mirada hacia la
civilización oriental.

 

Frente a esto, pregunto
por qué no nos alertan que las grasas vegetales hidrogenadas taponan las
arterias y endurecen las membranas celulares. Su uso continuo es un
predisponente a la esclerosis en placas.

 

Si bien la soja está en el
tapete en este momento, debo aclararles que se usa en forma de lecitina de soja
en gran escala en la industria de la alimentación. Todos sin saberlo consumimos
en algún momento de nuestras vidas lecitina de soja y mucho más de lo que
imaginamos.

 

Si bien han aparecido
enfermedades nuevas, muchas enfermedades metabólicas van en aumento y no están
relacionadas sólo con el consumo de la soja. Tienen que ver con el mal estilo de
vida actual. Se come muy mal en términos generales.

Se vive muy rápido y no
alcanza el tiempo para sentarse y comer bien. Vivimos en la época de lo rápido,
todo es express y la salud es resultado de ese ritmo vertiginoso.

 

Muy pocas personas
consumen frutas y verduras crudas todos los días.

 

Muchas personas compran
comidas elaboradas y acuden a las famosas latas o alimentos preparados donde los
verdaderos nutrientes brillan por su ausencia.

 

Sin embargo la publicidad
nos bombardea con postrecitos elaborados, papillas, bebidas artificiales que
“nos alimentan”, pero no nos lleva a tomar conciencia del verdadero nutriente.
Cuanto más natural sea un producto, más sano. Como bien dijo Hipócrates,
considerado el Padre de la Medicina: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu
medicina esté contenida en tu alimento.”

 


Beneficios del consumo de soja

 

Aporta proteínas de óptima
calidad y digestibilidad.

Preventiva de la
osteoporosis por la biodisponibilidad del calcio que aporta.

Por poseer grasas de
origen vegetal es ideal para quienes tienen alto el colesterol indeseable,
exceso de peso por su bajo aporte calórico. Por la presencia de lecitina
mantiene más fluida la sangre.

Es hipoglucemiante, ideal
para las personas diabéticas.

Es antiartrósica, trabaja
sobre las fibras colágenas.

Tiene una acción
antitumoral. Es antioxidante.

– Ideal para cosmética por
las virtudes ya enumeradas.

 

Considero que
nutricionalmente la soja es una maravilla, siempre que se la sepa utilizar
adecuadamente.

 

No se debe abusar de ella.
Se deben preferir los alimentos fermentados al poroto y se la debe saber
combinar adecuadamente.

 

En el largo camino recorrido
puedo brindar muchos testimonios de sus beneficios para la salud.

En nuestro país todavía se
consigue soja orgánica, no es un imposible. Hay tofu (queso de soja) orgánico,
leche en polvo orgánica. Lo soja nos brinda mucho. Debemos aprender a usarla y
agradecerle todo lo que nos da.

 

Creo que deberíamos
reflexionar porque años atrás se regalaba soja, se daban cursos gratuitos sobre
su utilización y hoy nos alertan sobre los severos daños que produce su consumo.

Más allá de defender el
adecuado consumo de la soja y subproductos, soy una defensora de los productos
orgánicos.

 

Estoy a favor de la soja orgánica, tal vez muchos de los daños
mencionados no se deban a la soja genuina sino a la transgénica. Tengo un gran
respeto por la Madre Naturaleza. Si bien un producto es sano, eso no implica
destruir el planeta en aras de un consumo masivo. Alimentarse bien, es respetar
la naturaleza, sus tiempos. Sólo aquello que crece en su justo tiempo es lo que
nos nutre.

 

Cada alimento en su momento. Hoy se desconoce que corresponde a cada
estación del año. Hay de todo en todo momento. Rompiendo este equilibrio natural
dañamos el planeta y nos dañamos nosotros.

 

Todo es multicausal. No hay
impotencia o trastornos hormonales o cáncer sólo por consumir soja. Las
enfermedades responden a un gran desequilibrio en todos los órdenes del
Universo.

 

Hay de todo, muchos alimentos, mucha tecnología, todo rápido, express,
entregas a domicilio y… ¿dónde se adquiere el Amor, la Tranquilidad, la Paz,
el Respeto por uno mismo, por los otros seres, por el Planeta?

 

Esto no se expende en el
comercio, es inherente al ser humano, sin embargo se ha perdido la memoria de
ello.

 

Nos gustaría tu opinión
sobre el tema: [email protected].

 

Agradezco a la Dra. Sara
Itkin, Médica Naturista y Generalista, quien ha leído y apoyado este escrito,
compañera de ruta en este mundo tan alejado de la Madre Naturaleza.


 


*

Quien desee ampliar datos
sobre este tema consultar: “La Soja y el Tofu” de
Silvana Ridner, Ediciones Caleuche.



* “El Calcio y la
Osteoporosis”,

cuadernillo editado por
Silvana Ridner

Para saber cómo introducir la soja en tu
mesa, inscríbete ahora en nuestros cursos gratis:


Cocina
con so
ya