El
robo al hogar tiene
para sus víctimas un efecto mayor que muchos otros tipos de delitos. Es que a
las cuantiosas pérdidas materiales que puede sufrir una persona, también se
agrega una amplía sensación de vulnerabilidad, ya que la casa es, en teoría,
nuestro principal refugio del mundo exterior.

Pero además, este delito no sólo
es experimentado por una persona, sino por todos los miembros de la familia,
incluidos los más chicos.

La buena noticia, es que
tomando los recaudos necesarios, que no son complejos ni muy incómodos, podemos
proteger nuestra vivienda de los malhechores. Tan sólo unas pocas medidas,
simples de poner en práctica, pueden evitar todos los daños anteriormente
mencionados.

1. Instale una rutina propia de seguridad. Uno de los
principales puntos a tener en cuenta, es asegurarse de que las puertas y
ventanas permanezcan cerradas durante la noche o cuando se esté ausente, y
tratar en lo posible de poseer algún sistema de alarmas.

2. En el caso se observar que desconocidos y/o
sospechosos merodean por su área, notifique de forma inmediata a la policía.
Bajo ningún punto intente abordarlos: solo les estará facilitando su trabajo al
abrirles las puertas de su casa.

3. Trate de evitar otorgar información personal a
desconocidos o gente no identificada que le llame por teléfono o se contacten
por carta o correo electrónico. Tampoco de información personal al responder a
avisos clasificados, de trabajo u otras cuestiones, ni al anunciar algún
artículo que quiera vender por este medio.

4. Cuide mucho las llaves de su casa. Bajo ningún punto
de vista utilice un llavero que posea la dirección de su casa, y tampoco las
deje en su auto estacionado cuando se dirija a cualquier lugar, por más corta
que sea su visita.

5. No guarde sus llaves en algún lugar secreto fuera de
su vivienda. Puede resultar cómodo para cuando algún miembro de su familia se
las haya olvidado, pero debe saber que los ladrones siempre se las ingeniarán
para encontrarlas.