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Comenzar de cero (II): El factor parripollo

Muy bien. Ya superamos todos lo bloqueos e impedimentos que nos ponemos a nosotros mismo y de los que hablábamos en las notas anteriores. Ya ganamos la necesaria autoconfianza, no nos ponemos más excusas y estamos decididos a empezar un nuevo proyecto aunque sea algo completamente distinto a lo que hicimos hasta ahora. ¿Y ahora?


El primer paso, obviamente, es saber qué hacer.


Puede ser (pero sólo ocurre en una minoría de los casos) que ya hayamos sido
visitados por el hada de la
inspiración, que hayamos encontrado una idea genial
que a nadie se le había ocurrido antes, y sólo necesitemos animarnos a ponerla
en práctica. Si este es su caso, usted no necesita leer lo que sigue.


Si usted es parte, en cambio, de la enorme mayoría que sabe que tiene que
emprender un nuevo camino, pero no tiene idea de cual es, no debe olvidar la
lección del factor "parripollo".


Hace algunos años, se pusieron de moda en la Argentina unos locales que vendían
pollo y carnes a la parrilla (barbacoa) llamados "Parripollo".


Estos locales siguieron un patrón muy típico, característico de la Argentina de
los últimos años pero que se repite en otros países total o parcialmente:


– Perdida del empleo o empresa


– La indemnización por el despido o los ahorros proporcionan una base para
intentar otra alternativa


– Alguien empieza con una propuesta nueva (los parripollos) y funciona


– Cientos de personas lo imitan y los parripollos crecen como hongos


– Todos quiebran y pierden lo que invirtieron


– Salvo el que puso el primer parripollo, que fue el que ganó cuando el mercado
era virgen.


Este, seguramente, supo salir a tiempo y reinvertir sus ganancias en otra cosa
cuando la competencia empezó a agotar el mercado.


Lo mismo pasó con diversos rubros comerciales: videoclubs, canchas de paddle,
lavanderías, SITIOS DE INTERNET, etc.


Entonces, LECCION 1:


– Si usted pone el primer parripollo, se llenara de dinero.


– Si usted pone el parripollo numero 10, y aun hay mercado suficiente, tendrá un
ingreso interesante si lo hace bien y logra diferenciarse del resto de los
parripollos.


– Si pone el parripollo numero 100, perderá todo.


¡Trate de ser el primero!


¡No se desanime si es el numero 10!


¡Busque otra cosa si será el numero 100!


¿Y después?


Perfecto, ya sabemos que no tenemos que salir corriendo a hacer lo que se acaba
de poner de moda pero, ¿qué hago a cambio?


Podemos sentarnos a esperar que la inspiración nos toque con su varita mágica, o
podemos salir a buscar alguna idea.

Contrariamente a lo que se cree, la bendita
inspiración no es un momento de revelación divina que se produce en terreno
virgen sino más bien un momento de especial lucidez que nos permite ver no lo
escondido sino lo EVIDENTE, lo que está a la vista de todo el mundo pero a lo
que nadie presta atención o no le da importancia.


Este punto es fundamental, porque la tendencia natural de mucha gente es
restarse importancia, creer que no son capaces de tener una buena idea o de
hacer algo original.


Muchas veces eso no es cierto, y lo que diferencia a los triunfadores del común
de la gente no es la mayor capacidad de tener buenas ideas o el genio, sino el
tener el empuje y la suficiente autoconfianza para creer en sí mismos y llevar
sus ideas a la práctica.


¿Cuál es el primer escollo, entonces?


Tener una idea que nos parece tan evidente que pensamos “no puede ser que a
nadie se le haya ocurrido antes” y,  por lo tanto, “no sirve”.


ERROR, ERROR, ERROR !!


Hace alrededor de un siglo, a un señor se le ocurrió ponerse a observar toda una
serie de hechos que forman parte de la experiencia cotidiana de todas las
personas y que, por eso mismo, nunca habían motivado en nadie la pregunta que él
se hizo: ¿por qué se producen?


Ese señor se llamaba Sigmund Freud y con esas preguntas, que dieron origen a dos
textos fundamentales como La interpretación de los sueños y Psicopatología de la
vida cotidiana, fundó el psicoanálisis.


Nadie pretende que todos seamos Freud pero, ¿a usted se le ocurrió algo que
parece tan evidente que no puede creer que nadie lo haya pensado antes?


Eso es INSPIRACIÓN.


Está por el buen camino, empiece a recorrerlo !!


¿Y si no logra ver lo evidente?


BUSQUELO.


Lea los diarios, observe a su alrededor , hable con la gente, mire lo que hacen
y, sobre todo, lo que les falta, las dificultades que tienen, escuche eso que
todos dijimos alguna vez “por qué a nadie se le habrá ocurrido hacer, o
inventar, tal cosa…”.


Aproveche Internet  !! Allí encontrará cientos de experiencias e ideas que
funcionaron en otros países y de los que en el suyo nadie escuchó hablar aún.


Cuando encuentre algo que parezca prometedor, no lo archive en el fondo de su
cerebro pensando “algún día lo haré”. Eso es como el cartelito en el almacén:
“hoy no se fía, mañana sí”.


“Algún día” es sinónimo de “nunca”.