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El mal uso de pirotecnia puede arruinar la fiesta

Fue lanzada una campaña preventiva para reducir los accidentes en los festejos de fin de año, habrá controles sobre la venta de pirotecnia y se repartirán folletos informativos.


Durante
las fiestas de Navidad y fin de año se registra un alto índice de lesionados y
heridos en accidentes producidos por el mal uso de pirotecnia, por eso el
gobierno de la ciudad de Buenos Aires junto con la Cámara Argentina de Empresas
de Fuegos Artificiales (Caefa), que agrupa a fabricantes, importadores y
distribuidores de pirotecnia, lanzaron una campaña educativa y preventiva para
reducir los problemas en estas fiestas.

Durante
las dos semanas que abarquen las Fiestas se harán controles para evitar la
oferta callejera de pirotecnia, que está prohibida. También se prevén
inspecciones en los lugares habilitados —como los quioscos— para controlar
que no se vendan productos clandestinos o a menores de 16 años.

Además, de
cada lugar donde la gente compre pirotecnia, podrá llevarse una cartilla con
las instrucciones básicas para su uso correcto, en la que, por ejemplo, se le
va a explicar a la gente la conveniencia de comprar productos que hayan sido
autorizados por la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM); y también
cómo usar la pirotecnia al aire libre y no en lugares cerrados, para evitar
posibles incendios o daños a otras personas.

También se detallarán las
principales diferencias entre la pirotecnia legal y la clandestina. Y qué hacer
o dónde ir en caso de emergencia.

Lo
más importante que la gente tiene que saber es que la diferencia entre la
pirotecnia legal y la clandestina no es una cuestión de precios. Los productos
considerados "truchos" están fabricados con pólvora blanca
(prohibida por ley), compuesta por elementos químicos muy inestables como el
clorato de potasio y aluminio.

Uno de estos casos es el de los rompeportones,
que pueden estallar con el mínimo roce, calor o golpe; esto se debe a que la
onda expansiva que desarrolla este tipo de pólvora es de 3.000 metros por
segundo, lo suficiente como para arrancar un dedo de la mano.

La
pirotecnia legal, en cambio, está hecha con pólvora negra y húmeda,
totalmente estable, que no estalla, y para encenderse necesita una temperatura
mayor a los 300 grados centígrados.

Para
diferenciar entre lo legal y lo ilegal, los fabricantes de pirotecnia recurren a
un ejemplo concreto. El producto que más se usa en los últimos años son las
tradicionales "cañitas voladoras" y los conocidos como
"misiles". Estos productos tienen una carga de pólvora determinada
para que el estallido se produzca en altura y caiga inerme.

Los
"misiles" fabricados en forma legal tienen un caño y una mecha larga
y lenta, recubierta por una cápsula de plástico. Esto es así para facilitar
que la persona encienda la mecha y se aleje unos metros. Recién en el tramo
final, la mecha se hace rápida.

En
los productos clandestinos, en cambio, se usa sólo una mecha rápida, sin
ninguna protección. Entonces el misil o la cañita voladora pueden salir
disparados antes que la persona esté alejada, advierten en CAEFA.

Durante
los festejos del año 2000 en Argentina el número de heridos por pirotecnia
duplicó el de 1999. En todo el país hubo 450 personas afectadas por el mal uso
de los fuegos artificiales, legales e ilegales, y a pesar de que no se
registraron víctimas mortales sí hubo heridos de gravedad.

Los
accidentes más comunes fueron heridas penetrantes, estallido del
globo ocular y
sangre dentro del ojo.

Normas de seguridad para no correr riesgos con la pirotecnia

Fuentes:
Diarios La Nación y Clarín.