Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Discriminar es negar en el otro la condición de humano

“Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”, afirmó alguna vez Albert Einstein, sin saber que serviría como disparador de la conjunción de voluntades y voluntarios pertenecientes a diversas entidades, reunidos alrededor de una tarea emblemática: luchar contra la discriminación que sufren los adultos mayores.

La mejor cocina francesa… sin engordar

El
4 y 5 de diciembre pasados, el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación),
la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), el PAMI y la APDH
(Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) con la Coordinación del Doctor
Daniel Coso (Coordinador del Programa de Prevención contra la Discriminación
de los Mayores del INADI), propusieron las jornadas en pos de “La Cuestión
del Otro”, en donde se trataron los temas que aquejan a los Mayores y se
analizaron los orígenes de sus problemáticas.

 “La
sociedad, es descriminadora de sus adultos mayores. Esta discriminación tiene 2
aspectos… por acción, cuando la sociedad actúa en concreto de manera
negativa, y por omisión, cuando los gobernantes hacen caso omiso de sus
responsabilidades para ayudar a quien corresponde.”, opinó el Doctor Santiago
Pszemiarower, consultor de la APDH, en la apertura de las jornadas realizadas el
la Sala Auditórium de la Cámara de Diputados.

Y
agregó: “Las personas mayores tienen derechos: Derecho a enseñar y aprender,
se puede aprender y enseñar en cualquier etapa de la vida; derecho a la salud,
derecho al trabajo, derecho a la vivienda digna, derecho a participar, opinar,
intercambio de ideas, derecho a tomar sus propias decisiones, derecho a morir
con dignidad, y derecho a una sexualidad plena.”

 La
defensa de los derechos naturales de los mayores fue el tema de exposición de
todos los panelistas, y del coordinador de la charla presenciada por más de 50
personas que vienen participando de estos debates y talleres temáticos desde
hace tiempo.

 La
discriminación como flagelo social es un tema que debe involucrar a todos.
“Los viejos no son los otros, sino nosotros mismos dentro de un tiempo”,
agregó Pszemiarower, como inicio a varios debates de coincidencias sobre
diversos factores como por ejemplo, “La Triple Discriminación de la Mujer”.

 “Después
de los 75 años, los hombres poseen
el índice mas alto de muerte, entonces las mujeres quedan solas, y son
discriminadas por ser mujeres, pobres, y mayores. La feminización, de la
pobreza y de la vejez, es un tema actual en todo el mundo.”, finalizó el
representante de la Asamblea de los Derechos Humanos, dejando paso a la exposición
de Julieta Oddone, socióloga
Investigadora del CONICET.


El
Viejismo

 “Viiejismo
es discriminar,
a los demás, solo por su edad. Las sociedades tienen una
actitud Viejista, los que mas lo
sufren hoy, son los trabajadores “viejos”, aquellos que tiene mas de 45 años.”,
consideró Oddone.

 Y
prosiguió: “Nuestro mercado laboral, está
envejecido, lo comprueba un censo: este grupo son varones de entre 45 y 50 años,
las mujeres están un poco menos desempleadas porque ganan menos e ingresaron
después, al mercado laboral.

Los hombres de mas de 45 años, que están
desocupados mas de un año, no pueden conseguir trabajo. Por lo que el
cuentapropismo, es la única alternativa de trabajo que encuentran.”

La
dignidad de quienes necesitan trabajar está en debilitamiento y según la
representante del CONICET en la mesa de debate “Los desocupados pasan por
situaciones criticas, al estar desocupados, ya que el trabajo es dignidad y lo
necesitan porque eran personas activas.”

 Según
las estadísticas vertidas por la socióloga, el 75% de los emprendimientos
propios de personas excluidas del mercado laboral por el mero hecho de haber
superado una edad biológica, fracasa. Lo cual genera una serie de frustraciones
que devienen en depresiones, falta de confianza y desesperanza.

 “No
tener trabajo trae consecuencias bio-psicosociales. Muchas personas en estado de
desocupación por discriminación, sufren consecuencias como la perdida de
seguridad social, y optan por el Hospital o La Salita.”

 La
persona más proclamada por el participativo público presente en el primer
subsuelo del Salón ubicado en el edificio anexo de la Cámara de Diputados, fue
la Licenciada Magdalena Gagey, encargada del Departamento Mujer, Familia y
Voluntariado del PAMI, que en el Día Mundial del Voluntariado, decidió
comprometerse en ser “una optimista activa”.

 “Surgen
nuevos desafíos, con metas personales, pero se ve que hay una falta de
proyectos, de crear… tiene que nacer algo nuevo de las perdidas, es decir
crear nuevos espacios y oportunidades.”

 Y
agregó: “Los sujetos sociales, deben replantearse sus capacidades. Las madres
de las actuales mujeres de 50, produjeron el cambio criándolas más fuertes,
capacitadas y participativas.”

 Esas
estadísticas se reflejan en las más de 2000 personas que en todo el país,
ayudan voluntariamente a reunir los reclamos, ideas, y ganas que las personas
supuestamente “pasivas”, tienen para aportar a una nueva sociedad autónoma
que se está gestando como respuesta a la exclusión discriminatoria que ellos
mismos sufren, pero también como respuesta a ella. 

Luego
llegó el debate entre los panelistas y el publico presente, que dejó ideas
concretas y verdades poco discutibles: “Debemos reunirnos barrialmente a través
de los centros de jubilados y juntarnos para generar salidas”, dijo alguien.

 Pero
quizás la idea que más consenso reunió, tuvo que ver con el sentir que las
personas mayores guardan al ver que otros los apartan: “Discriminar es negar
en otro lo humano… pero sepan que el que discrimina aluna vez, será
discriminado.”