Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Niños que temen a los perros

El haber pasado por una situación traumática en el pasado puede influir en las emociones de un pequeño y asociar ese acontecimiento a cada animal que se le acerque, pero ¿qué ocurre cuando es el perro de la casa el que que despierta ese miedo?

Niños que temen a los perros

No todas las
razas de
perros
son apacibles y se adaptan bien al carácter de los niños. En primer
lugar, si hay pequeños en la vivienda hay que decidirse por traer a una mascota
que sea lo suficientemente dócil y tranquila para no despertar malestar.

Los perros grandes, por
más buenos que sean con la propia presencia pueden intimidar a un niño. “Es
normal que los pequeños se asusten al oír ladrar al animal o se sientan
amenazados si el perro quiere jugar y salta encima del niño.

El acercamiento debe ser
pausado y nunca forzado
”,
advierte el veterinario español Pere Fernández.

Por más manso que sea el
animal, nunca hay que dejarlo solo con el niño. “Los perros juegan mucho y
aunque no tengan la intención de dañar, pueden lastimar con empujones, con las
uñas y con el sonido de los ladridos.

Siempre hay que estar
atentos”,

aconseja el especialista.

Si el pequeño siente mucho
temor de acercarse al animal, hay que tener paciencia y facilitar breves
encuentros. “Lo primero que hay que hacer para preparar el ambiente es calmar
al perro.

Una buena idea es sacarlo
a pasear. De esta manera el animal estará lo suficientemente cansado como para
estar tranquilo y más calmo cuando el niño se le acerque.

Lo más recomendable es que
la persona a la que más respeta el animal sea la que esté presente entre ambas
partes. Es importante que la mascota esté bien adiestrada y que obedezca las
reglas básicas de comportamiento.

Al salir de paseo es
importante incluir también al niño aunque no sea él el que lleve al animal
”,
destaca el experto.

Otra de las alternativas a
intentar consiste en pasar caminando por donde está el animal sin mirarlo a la
cara. “Hay que pasearse a su alrededor de un modo natural.

Los perros y los gatos
huelen el miedo. Si una persona se pone nerviosa pueden acercarse a molestar o a
jugar si ven que el humano grita o acelera sus pasos.

Hay que ser cauteloso, ir
de la mano con el niño y caminar normalmente como si la mascota no estuviera
allí.

De a poco el animal se irá
acostumbrando a la presencia del niño, se acercará a olfatearlo, pero no lo
saltará ni asustará al pequeño con los lamidos o los ladridos”
,
determina el profesional.

Un animal no debe ser
nunca maltratado por un niño. “Es bastante frecuente que los niños le tiran
al perro de los bigotes o quieran comprobar si las orejas se extienden como
chicles.

Hay que ser muy claros con
los niños y enseñarles a tratar bien a la mascota. Hasta el animal más manso
puede reaccionar violentamente si se cansa de una conducta provocativa.

Luego de un posible
ataque, claro que el niño le comenzará a tener miedo, pero estas situaciones se
pueden evitar si los adultos se comportan como tal y mantienen una actitud de
responsabilidad y respeto hacia el animal
”,
finaliza diciendo el  veterinario.