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¿Cómo es un tratamiento reflexológico?

Algunos principios básicos referidos al diagnóstico y tratamiento reflexológico

El tratamiento reflexológico

Cuando una persona acerca a la consulta completa una ficha con sus datos, historia clínica y estilo de vida, se le efectúa el diagnóstico reflexológico y en la carta del pie se vuelcan los datos que ellos aportan.

La lectura de pies es un instrumento del que se vale el reflexólogo para efectuar un perfil del paciente y organizar, de este modo, un tratamiento personalizado.

Como los reflejos se superponen, es imposible determinar patologías  específicas, pero sí se pueden detectar áreas en desequilibrio en el pie, esto daría un indicio de que pueden estar en desequilibrio las áreas del cuerpo que se corresponden con esas zonas.

El tratamiento se brinda en sesiones de aproximadamente una hora de duración. Se trabaja veinte minutos en cada pie variando esto en el caso de niños y ancianos y situaciones especiales, el resto del tiempo se emplea para la observación visual y táctil de los pies y para el intercambio con el paciente en lo que respecta a las reacciones y cambios que pueda haber experimentado entre sesiones.

No es necesario estar enfermo para beneficiarse con un tratamiento

Los que han probado esta terapia recurren a ella como un modo de preservar su salud, pero en un primer momento generalmente se acercan a la consulta por alguna problemática. Si bien hay condiciones en las cuales los resultados son sorprendentes, en la gran mayoría de los casos se observan mejorías importantes.

El buen dolor

Si al recorrer un área se encuentran zonas dolorosas, el reflexólogo se detiene y presiona firmemente sin exagerar.

Una presión excesiva que causa mucho dolor tensa más de lo que alivia, en cambio, hay un “buen dolor” que la persona que recibe el tratamiento define como “Me duele pero siento que me hace bien”, este dolor es una ayuda para el reflexólogo al permitirle localizar con exactitud donde debe aplicar la presión.

Frecuencia de las sesiones


Es esencial su regularidad, al comenzar el tratamiento es adecuado el ritmo de dos veces por semana con un intervalo mínimo de 48 horas entre sesión y sesión.

Si las reacciones del paciente fueran muy fuertes, es conveniente espaciarlas a una vez por semana, el ritmo de frecuencia inicial se mantiene hasta que se manifiesten cambios considerables en su condición o haya remitido la problemática que lo llevó a la consulta.

En ese caso pueden espaciarse las sesiones cada 15 días, en todos los casos, el reflexólogo hace una propuesta pero es el paciente quien decide según sus posibilidades y necesidad.

Duración del tratamiento

La duración de un tratamiento no se puede establecer de antemano, pero en general se obtienen resultados en un corto lapso. Al cabo de 8 sesiones se esperan que hayan habido cambios que permitan evaluar los resultados obtenidos.

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