Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Niños con ADD o TDAH

32 consejos breves para padres de niños con Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH o ADD)

¿Que es el ADD?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH o ADD) es una condición médica reconocida por la Organización Mundial de la Salud y se caracteriza por tres distintos tipos de síntomas:

· Dificultades en el rendimiento atencional (inatención)

· Dificultades en regular el nivel de actividad (hiperactividad)

· Dificultades en el control de los impulsos. (Impulsividad) 

Sus síntomas primarios se concentran en torno de la capacidad de atención: “deja incompleta sus tareas, comete errores por descuidos, se distrae con facilidad”. En cuanto al nivel de actividad: “no se queda quieto en su silla, está continuamente haciendo algo con las manos ,habla sin parar” .

Refiriéndonos al control de los impulsos  “contesta antes que se haya terminado de hablar, interrumpe en las conversaciones, no puede esperar su turno ”.

Como se puede apreciar, su crianza y disciplina suele acarrear serios problemas a sus padres o tutores, lo que sigue es una lista de pautas orientadoras si se tiene un niño con estas características.

Consejos para tratar a los niños con ADD

1. Hagan lo posible por confirmar el diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad mediante profesionales idóneos; y procuren llegar a una orientación diagnóstica específica, por ejemplo, “su hijo tiene problemas emocionales”. Esto es muy ambiguo y no es un diagnóstico válido. De ser necesario, solicite al profesional que efectúe el diagnóstico por escrito.

2. Inicien el tratamiento solamente con profesionales que tengan adecuada formación en el tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. La orientación teórica de primera elección en estos casos suele ser la terapia Cognitiva-Conductual.

3. No abandonen el tratamiento, el  ADD o TDAH es “crónico”, en especial, los síntomas de inatención e impulsividad tienden a continuar durante la adolescencia y en la vida adulta, aunque sí se modera la hiperactividad.

4. Busquen información sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad prestando más atención a quienes tienen un sólido respaldo científico.

5. Una parte esencial del tratamiento es el Entrenamiento de Habilidades Parentales. No se conformen con consejos del tipo: “póngale límites”, “pase más tiempo con su hijo”; ni tampoco con cometarios del tipo “nadie puede enseñarle a ser padre”.

8. Demande que el profesional le transmita una metodología para cambiar la relación con su hijo en una dirección positiva y lo oriente y supervise en esos esfuerzos.

6. Organicen actividades en las que como padres, vivencien un apego positivo con su hijo. En el entrenamiento parental se les enseñará “el tiempo especial de juego”, pero además seleccionen actividades artísticas, recreativas, deportivas, de hobby, etcétera, que favorezcan un apego adaptativo con su hijo.

7. Busquen una escuela con autoridades y docentes que conozcan el trastorno, lo comprendan, sepan cómo remediarlo, al menos parcialmente, mediante adecuadas intervenciones en el aula y/o modificaciones en la instrucción o el contenido curricular (o se hallen dispuestas a aprender).

8. Busquen una escuela permeable a la interacción con profesionales externos y esté dispuesta a dialogar con ellos sobre los cambios que la escuela pueda favorecer tanto desde la óptica educacional como psicológica y social.

9. Comprometa al profesional que atiende a su hijo a que brinde asesoramiento a la escuela si ésta no dispone de los conocimientos o profesionales de las ciencias de la educación entrenados. Y si ésta sí dispone de ellos, que esté abierto al diálogo con el fin de colaborar.

10. Colabore intensamente con la escuela de sus hijos, aprendan a desarrollar programas de intervención en forma conjunta.

11. El 50% de los niños con ADD o TDAH padecen otro trastorno en comorbilidad (es decir, que tienen más de una dificultad, por ejemplo: problemas de aprendizaje y emocionales). Por ende asegúrese de que se han diagnosticado correctamente todos los aspectos del problema, muchas veces el diagnóstico debe ser Multidisciplinario.

12. Busque el tratamiento apropiado y más eficaz para cada uno de los trastornos acompañantes. Si hay trastornos de aprendizaje deberá realizar un tratamiento psicopedagógico, etcétera.

13. Manténganse calmos: ustedes no pueden darse el lujo de perder la calma con la misma facilidad que su hijo. Conozca cuáles son las situaciones que lo perturban más y desarrolle estrategias para afrontarlas en conjunto con el profesional tratante. La ira de los padres, en vez de disuadir ciertos comportamientos tiende a potenciarlos.

14. Parte de la ayuda que deben prestarse es tener claro cuándo deben actuar juntos y cuándo turnarse de forma tal de evitar la sobre exposición.

15. Muchos padres tienden a aislarse social y familiarmente como consecuencia del mal comportamiento del niño. Esto se debe evitar, por ejemplo, poniendo en práctica estrategias que faciliten al niño el desarrollo de sus habilidades sociales. Existen programas de entrenamientos de habilidades sociales y técnicas de modificación comportamental para conseguir que su hijo se comporte más apropiadamente fuera del hogar.

16. Si el entrenamiento parental no ha logrado que los padres puedan trabajar de manera conjunta y apropiada, se debe considerar la Terapia Familiar. Recomiendo los abordajes sistémicos y recuerden que no tienen que vacilar en pedir ayuda para ustedes mismos.

17. Los niños con ADD o TDAH pueden beneficiarse en extremo de la realización de actividades físicas, éstas no lo curan, pero siempre es preferible que haya participado de actividades deportivas, especialmente grupales, a que haya pasado la tarde mirando televisión. Esto en función del común déficit social que presentan muchos niños con ADD o TDAH.

18. Alienten también las actividades creativas, ligadas a todas las formas artísticas: pintura, dibujo, música, etcétera; pero en contextos estructurados.

19. Los movimientos ociosos (frecuentes en estos niños) que no perturben o sean peligrosos no deben ser atacados. A la larga el niño fallará en conseguir lo que usted quiere y simplemente habrá aumentado su nivel de stress. Concéntrese en restringir sólo lo que es necesario.



20.
Ayude a su hijo a manejar la tendencia que tiene de querer tocarlo todo, por ejemplo, proporciónele un objeto o juguete para manipular en las situaciones que debe permanecer mucho tiempo sentado (en un viaje, en la cola de algún negocio por ejemplo); y si su hijo, mientras presta atención necesita manipular un objeto, permítalo siempre y cuando “realmente” preste atención.

21. Establezcan límites claramente delimitados: por ejemplo, si está tratando que el niño aprenda a respetar una regla específica no dude en colocar carteles recordatorios, explíquele cuál es el comportamiento correcto, ejecútelo usted mismo como demostración y haga que lo reproduzca: insista hasta haber moldeado correctamente la respuesta.

22. Realicen una especificación precisa y concreta de qué comportamientos consideran aceptables y cuáles no: decir “pórtate bien” no sirve. Confirmen que el niño conoce el desempeño que se le solicita (por ejemplo, ahora quiero que permanezcas sentado sin hacer ruido mientras hablo por teléfono).

23. Establezcan consecuencias positivas o negativas claramente. El niño debe saber con exactitud cuáles serán las consecuencias de sus conductas. Aférrese al dicho “primero la sopa, después el postre”. Es decir, primero él deberá lograr la conducta esperada para luego recibir su recompensa.

24. Provea control, dirección y supervisión estrecha. La mayoría de los niños con ADD o TDAH responden “casi” normalmente en situaciones de uno a uno, especialmente si se refuerza en forma positiva su comportamiento.

25. Ayuden a su niño a organizarse, dividiendo las tareas en partes que él pueda manejar: por ejemplo, si un niño de 7 años debe hacer una tarea tediosa que lleva 30 minutos para ser ejecutada, puede ser apropiado dividirla en tres partes con pequeños y breves descansos. Supervise estrechamente porque estos niños suelen frustrarse muy fácil y rápidamente ante las dificultades.

26. Tome conciencia de las capacidades reales de su hijo en cada momento y no lo empuje más allá: suba la escalara un peldaño por vez.

27. Asegúrele un lugar tranquilo despejado de distractores para trabajar en el hogar: nada de televisión o música cantada; el escritorio preferentemente contra una pared sin demasiadas cosas atractivas, aunque allí bien puede estar su horario escolar, su agenda y recordatorios escolares.

28. Regule la cantidad de tiempo en que tiene acceso a la televisión o vídeo games. No es necesario ni apropiado prohibirlos, pero establecer un límite horario es prudente. Las capacidades atencionales de un niño no mejoran cuando mira televisión, aunque sí “deje de molestar”.

29. Recompense a su hijo frecuentemente y en especial, de forma cercana al momento en que ha exhibido un buen comportamiento. Prefiera las recompensas (¡Qué bien que has hecho esto!) a los castigos (¡Nunca vas a cambiar!). Premie, aliente, apruebe y asista, más que corregir y castigar.

30. Si tiene que reprobar una conducta, ponga en práctica formatos positivos. Por ejemplo, en vez de decir: “No me grites” o “No me hables en ese tono” usted podría decirle: “Desearía seguir conversando contigo de esto cuando me hables calmado y en voz baja”. Una vez que el niño exhibe el comportamiento correcto, no vacile en reconocerlo.

31. Si el niño tiende a ser oposicionista y argumenta en exceso en vez de seguir instrucciones, no aliente este comportamiento permitiendo esos largos comentarios y tome distancia. Espere otro momento para continuar el diálogo pero no negocie.

32. No permita que las dificultades hagan que la mayoría de las interacciones con su hijo sean negativas; signadas por castigos, comentarios adversos, críticas, etcétera. Por ejemplo, manténganse atentos a los aspectos positivos de conducta y háganselo saber. Muchos padres necesitan ayuda para abordar esta tarea, los años los han enfocado excesivamente en lo disfuncional. 

Por Lic. Martín Orellano
Psicólogo Clínico infanto-juvenil con enfoque familiar
www.martinorellano.com.ar

¿Tu hijo no quiere estudiar? Inscríbete ahora en nuestro curso gratis Ayúdame a entender cómo estudiar