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El abanico, la ultima ráfaga de la moda

Antiguo ventilador de mano, hoy el abanico, se ha convertido en un detalle de elegancia fundamental en algunos modelos, que incluso giran el diseño a su alrededor.

 

A
lo largo de la historia, el abanico ha paseado sus exquisitas y artesanas
vestiduras por los paisajes de un sinfín de países y culturas. Los orígenes
de esta ornamental pieza se remontan a la milenaria China de los emperadores,
desde donde, muy pronto, alzó el vuelo hacia el resto del mundo.

Viajó
sin descanso a través del río Nilo, deteniéndose a reposar en las manos de
los faraones egipcios. El abanico llegó a convertirse en objeto de culto,
pasando a ocupar un puesto de honor en las pinturas, los bajorrelieves y las
tumbas de las más importantes personalidades.

Rígido
en sus principios y normalmente adornado con plumas animales, el abanico doblega
su alma, ofreciéndotela sin condiciones, a principios del siglo VII. Al poderse
plegar, se transforma en un objeto mucho más manejable y cómodo de utilizar.

A
partir de este momento, el abanico alcanzó cuotas de revolucionaria
popularidad. Durante el siglo XVI, este hermoso complemento se adentra en las
costas de occidente, siguiendo las rutas comerciales de España y Portugal, exóticos
lugares que le impactaron de tal modo que decidió quedarse. No en vano, estamos
hablando de los países en los que más llegó a popularizarse.

En
su plenitud, era considerada una pieza de elegancia, debido a su elevado precio,
solo acompañaban a las damas más distinguidas de la sociedad.

Pero, en el
momento en que surge la industria, concretamente la abaniquera, el abanico
aletea, feliz, por los hogares de todas las clases sociales. Junto con su
extensión generalizada, comienzan a surgir nuevos e infinitos modelos de vivos
colores y artísticos diseños.

El
abanico aparece en múltiples obras de arte como referente obligado de una
cultura, de una forma de entender la vida… Velázquez refleja su esplendor en La
dama del abanico
y Lope de Vega recrea sus encantos en El abanico.

El mundo de la pintura y la literatura rinden un sentido
homenaje a esta natural extensión de la mano femenina y masculina.

Y a través
de los años se fue convirtiendo en un recurso que va y viene con el viento, y
vaya paradoja, no existe quien niegue que el abanico… flota en la siempre
reciclable ráfaga de la moda.