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¿Ellas prefieren hacerlo con hombres casados?

Te respondemos la “pregunta del millón”: ¿Por qué los hombres casados son tan atractivos a las mujeres?

¿Por qué? ¿Por qué una mujer soltera —o por qué no comprometida o casada— iniciaría la cacería de un hombre que ella sabe está casado o en pareja con otra mujer?

La respuesta es sencilla: este fenómeno se produce porque, en la naturaleza humana, la comida que está en el plato ajeno siempre se ve (y a veces también sabe) mejor que la del plato propio. 

Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Louisville, muchas mujeres suelen involucrarse en algo que el estudio llama “copiado de pareja”.

En otras palabras, estas mujeres suelen creer que si otra mujer se encuentra detrás de un hombre o con un hombre, entonces este hombre debe poseer algo especial que vale la pena ir a buscar.

Y, de hecho, ocurre todo el tiempo. Piensa en esa mujer que está con sus amigos hombres, ya sea en un club o en un restaurante, y observa ahora la actitud de las mujeres a su alrededor.

Pronto, ellas estarán flirteando alrededor de dichos hombres como verdaderas pirañas. Tal vez, esto se dé porque ellas deben probar que pueden ser tan calientes como la mujer que está con él.

Tal vez, simplemente estas mujeres aman los desafíos, el drama, la angustia, o el sabor del pecado. Cualquiera sea el caso, muchas mujeres coinciden al afirmar que el sexo con hombres comprometidos es increíble.
¿Por qué? Porque ellos han estado comiendo pollo todos los días, y cuando estas mujeres les ofrecen una porción de sus cuerpos, es como alimentarlos con un pato a la naranja; es algo exótico. 

"Me gustan los hombres casados"

Andrea, de 28 años, que disfruta de una buena posición en una importante corporación, admite haber tenido una aventura con un hombre casado que trabaja en la misma oficina.

“El sexo era maravilloso porque había que cuidarse todo el tiempo, y de pronto me encontraba tumbada sobre el escritorio durante el horario del almuerzo, mientras él me penetraba de atrás, y puedo asegurar que esas relaciones fueron las más calientes de toda mi vida”.

Ella reconoce que todo era pura diversión, hasta que la relación comenzó a virar de la pasión al sentimiento. “Al poco tiempo, comencé a comportarme como una niña posesiva, y entonces supe que había llegado el momento de dejarlo ir”.

No obstante, Andrea tiene más que decirnos: “He conocido a muchas mujeres —me incluyo entre ellas— que no sólo disfrutaron de relaciones con hombres casados, sino que han gozado inmensamente con actitudes que para muchos serían inmorales”. 

¿Pero qué es lo que ella considera inmoral? Pues bien, ella ha elegido ir a la cama con un hombre casado y padre de tres hijos pequeños, aunque su lista también incluye tener relaciones en la cama del marido infiel y practicar sexo sin protección. 

Cuando se le pregunta a Andrea si ha llegado a sentir amor por este hombre casado, ella responde: “¿Amor? Seguro, en un primer momento. Pero luego él mismo se encargó de enseñarme que no se debe confiar en los hombres.

Ahora, poco me interesa si tiene una mujer en casa, ni me preocupa que vaya a serle infiel a su mujer. Y, al mismo tiempo, puedo hacer lo que me plazca, y él no tiene derecho a estar celoso o a ser posesivo, y en el primer momento que intente algo de eso, me voy y nunca más sabe de mí”. 

“En cuanto al sexo —continúa—, es maravilloso. Estos sujetos suelen estar aburridos con sus mujeres, privados, y yo vengo a ser ese elemento excitante que buscan, incluso para elevar su ego.

Y dado que han imaginado tantas fantasías sexuales que no se animan a llevar a cabo con sus mujeres —ya sea porque ellas nunca accederán, o porque las respetan demasiado, o porque les temen—, yo les proveo de ese componente de fantasía que ellos añoran con tanta necesidad.

¿Por qué yo debería querer otra cosa? Después de tener mi orgasmo, ellos se van. No hay anillos, no hay vínculos. Me siento bien así”.

Mujeres que buscan hombres casados…

Para algunas, sin embargo, dormir con un hombre casado no es tan bueno una vez que él deja a su mujer y comienza de nuevo con su amante.

“Cuando conocí a Gino, las chispas volaban por todas partes; simplemente no podíamos tener las manos en otra parte que no fuera nuestros cuerpos”, dice Carla, de 32 años de edad, dueña de una Farmacia.  

“Pero erróneamente creímos que estábamos enamorados y decidimos que queríamos tener una relación permanente, de modo que él dejó a su mujer. Al poco tiempo, nos dimos cuenta que los elementos diarios de la vida terminarían con nuestras fantasías”, admite. 

De pronto, Gino ya no parecía tan emocionado con la compañía de Carla, y fue así que ella dejó de ser el objeto de todos sus deseos. “El sexo con un hombre casado no debe dejar de ser eso: simplemente sexo.

Una vez que comenzamos una relación, yo empecé a sentir celos —después de todo, él había engañado a su propia mujer—. En consecuencia, ya no podría disfrutar de él como antes.

Y por si fuera necesario decirlo: él terminó engañándome con una compañera del trabajo”. 

Entonces, las mujeres dicen que los hombres son cerdos y, como si fuera poco, aseguran que todos son infieles.

Claro que para ser infieles deben acostarse con otras personas, y lo más posible es que la mayoría de los hombres infieles se acuesten con mujeres —muchas de las cuales sabrán que están metiéndose con un hombre casado—.

Entonces, ¿andar con hombres casados… o no?

Cuando una mujer duerme con un hombre casado en forma consciente, incluso cuando debemos reconocer que el mayor grado de responsabilidad debe venir de la parte comprometida, se convierte también en una embustera. Y ni siquiera hablar de la cantidad de mujeres casadas que engañan a sus maridos. 

No obstante, no es muy difícil de entender por qué el sexo con un hombre casado puede ser tan bueno. De todas formas, por cada hombre que engañaría a su mujer con otra, hay un hombre que se siente feliz de estar comprometido a su única mujer.

¿Un consejo? Si quiere tener una aventura, encuéntrate con tu mujer en un bar y actúen como perfectos extraños, luego vayan a un motel y den rienda suelta a sus instintos más viscerales mientras le preguntas su nombre como si nunca la hubieras visto.

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