No ha sido el coco espiando desde el armario: tú la has asustado con tus ocurrencias desafortunadas


Lo primero que puede asustar a una
mujer en la cama es pedirle hacer algo que
nunca antes ha hecho. Dependiendo de cuánta confianza tenga en sí misma, la
solicitud de algo que en lo que no tiene experiencia podría ponerle los pelos de
punta.


Antes de hacerle saber tu nueva idea, hazte una idea de su nivel de conocimiento
y comodidad en la materia. Un simple “¿Has probado (inserta aquí cualquier clase
de acto sexual intimidatorio) antes?” puede funcionar de maravillas si pretendes
no asustarla con movimientos o actitudes inesperados.


Asfixiarla


Poner tus manos alrededor de su cuello y apretar un poco puede estar
perfectamente bien si se lo has avisado y si es algo que te enciende (o, desde
luego, si ella te lo ha solicitado). Sin embargo, asfixiarla durante el sexo es
una forma segura de asustarla en el momento menos indicado.


Son muchas las personas que disfrutan del sexo duro, del
juego violento de
roles, e incluso son muchos los que alcanzan a gozar con cierta dosis de dolor.
No obstante, si antes del acto no has discutido tus predilecciones con tu pareja
sexual, no será adecuado que intentes llevarlas a cabo en el frenesí de la
sesión amatoria.


Juego anal inesperado


Algunas mujeres se excitan ante la idea de la estimulación anal, mientras que
otras lo encuentran francamente repugnante.

Antes de saber qué clase de mujer es
la que tienes en la cama, evita por favor aproximarte a su ano. La penetración
anal inesperada es uno de los mayores sustos que puedes darle a una mujer.

Incluso acercarte demasiado con tus dedos, lengua, o con algún juguete, puede
ser suficiente para sacarla del estado sexual. Hazte una idea de sus gustos y
preferencias antes de intentar el juego anal.


Sexo con juguetes


Los juguetes sexuales a batería y las esposas pueden ser parte normal de tu vida
sexual, pero si tienes una nueva pareja que nunca ha echado un vistazo a tu caja
de juguetes, procura no sacarla de debajo de la cama en medio del acto sexual.

La mayoría de las mujeres sabrá cómo manejar un vibrador o un par de esposas,
pero si tu repertorio incluye perlas anales, sogas y látigos, tal vez quieras
mostrárselos antes.

Y si tu caja de juguetes contiene espéculos o elementos de
electro-tortura, lo mejor será mantenerlos escondidos hasta saber de seguro que
ella se sienta cómoda con tus fetiches.


Lenguaje sucio


La mayoría de nosotros podemos sentirnos a gusto con algo de
lenguaje sucio en
la cama. En el frenesí del momento cualquier cosa puede salirse de tu boca si no
tienes cuidado.

El problema en este caso es que no sólo tus acciones pueden
asustarla en la cama, sino que también tus palabras tienen dicho potencial.


Tal vez hayas comenzado susurrándole una fantasía al oído, pero ahora tu voz se
parece más a la de un asesino serial, y por las palabras que salen de tu boca
bien podrían pensar que eres un pervertido. Reprime ese demonio que tienes en tu
interior si quieres evitar asustarla en la cama.


Sexo y miedo


Naturalmente, lo que asusta a una mujer en la cama podría hacer que otra se
vuelva loca de excitación sexual. A ciencia cierta, no es posible saber o
predecir cómo va a reaccionar cada mujer a tus fetiches o prácticas sexuales
(hasta que lo preguntes, desde luego).


Toda mujer con cierto grado de experiencia o apertura mental no tendrá problemas
en platicar sobre estos temas. Por otra parte, suponiendo que sacaras el tema y
ella se escandalizara, nada mejor que descubrir de antemano que son una pareja
incompatible en el plano sexual.