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La privatización de la cocina

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“Si la montaña no viene a uno, uno debe ir a la montaña”. Hoy en día, la innovación tecnológica hace que uno ya no tenga que adaptarse a la cocina… La cocina se adapta a nuestra necesidad.

La edad es en muchos
casos un elemento que limita o favorece nuestros desplazamientos. Y dada la
importancia que este lugar de la casa tiene, en el desarrollo de la vida
familiar, no solo para cocinar específicamente, sino también para efectuar
reuniones que van mas allá de lo culinario, la necesidad de adaptar el ambiente
a uno era un escalón que tarde o temprano había que subir.

Zurdos, derechos,
personas mayores, chicos, todo tipo de personas se mueven por la cocina. Por
eso, la importancia de diseñarla según las necesidades y movimientos
cotidianos, basándose en los hábitos y gustos de quienes se muevan mas
asiduamente por ella.

Los diseños comunes
se hicieron promediando esas condiciones, apuntando a una “mayoría” y
acomodándose a ella. Lo mas recomendable entonces, es no descartar ese dibujo e
introducirle los cambios necesarios que cada uno crea adecuado. Adaptar la
cocina a los gustos y condiciones que el quehacer diario envuelve.

El diseño de la
cocina se basa en el aspecto estético y funcional a través del
aprovechamiento
de los espacios
y la facilidad circulatoria. Todo tiene importancia en la
planificación de este ambiente. Sentirse cómoda en un lugar es consecuencia de
muchas características que interactúan entre si al mismo tiempo.

Concretamente, una
cocina bien armada, tiene una muy corta distancia entre el horno refrigerador,
entre la pileta para lavar la vajilla y el horno.

Elevar el horno y el
lavaplatos automáticos a 15 centímetros del piso puede facilitar el traslado
de la comida y los platos. Los caminos deben tener un mínimo de un metro y
medio, considerando la posibilidad de la circulación de sillas de ruedas y la
comodidad de los peatones.

Los diseños
universales ajustan sus proporciones a los chicos o personas con discapacidad,
incorporando espacios útiles en donde quedaban desaprovechados. Diferentes
mecanismos permiten por ejemplo, mover armarios o muebles, en forma temporal,
apretando simplemente un botón.