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La marihuana y nuestros jóvenes: cómo llegar a buen puerto.

¿Cómo hacer para cuidar a nuestros hijos adolescentes si ellos creen que estamos en su contra?

Muchas veces la distancia
entre padres e hijos
se abre cada vez mas, cuando intentamos achicarla. En ese interín, es el joven el que corre mas peligros de caer en pozos que tienen
diferentes formas pero que de igual manera, los siguen alejando de nosotros.

La marihuana es sin dudas uno
de ellos, y su tentación por todo lo que lo rodea es común entre los
adolescentes. La realidad es la única verdad: quien quiere conseguirla, la
consigue. Y muchos padres, ignorantes de las consecuencias de su uso, deciden
resignarse al “bueno ya se le va a pasar…se va dar cuenta solo”.

Lo cierto es que con la
utilización de la
marihuana, se corren riesgos mucho mas inmediatos que el de
una relación o un momento de la vida. Y es que esta droga tiene riesgos de
salud comprobados que pueden ser graves a corto plazo: la incidencia en la
aparición de ciertos tipos de cáncer, como también en la dificultad en el
sistema respiratorio y el inmunológico.

Así
como se ha comprobado la acción maligna del humo del cigarrillo en el cuerpo y
la aparición de cáncer, se ha confirmado también, que la acción de la
marihuana es ampliamente multiplicadora y devastadora en sus consumidores
habituales.

Una persona que fuma cinco cigarrillos de marihuana por semana,
sufre los mismos efectos que una que fuma un atado de 20 cigarrillos
“comunes” por día.

El
consejo es difícil pero imprescindible, su hijo debe saber que la utilización
de la marihuana no está mal “porque si”, sino que es un riesgo de vida
latente. Las personas que fuman marihuana frecuentemente desarrollan los mismos
problemas respiratorios que las personas que fuman cigarrillos.

Tienen una tos
persistente, un silbido respiratorio, y tienden a sufrir de más resfriados que
las personas que no fuman. Estas personas también están a alto riesgo de tener
infecciones pulmonarias como la pulmonía.

Y como si fuera poco, otro de los riesgos que el joven está corriendo, es la de
la debilitación del sistema inmunológico, que es la única arma que el cuerpo
tiene para protegerse de todas las enfermedades que flotan en la atmósfera.

La
marihuana puede dañar las células y los tejidos en el cuerpo que ayudan a
proteger a la persona contra las enfermedades. Cuando las células inmunas se
debilitan, el consumidor tiene más posibilidad de enfermarse.

El asunto es: ¿cómo darse
cuenta de que el joven está fumando marihuana?

Las actitudes y actividades
generalmente cambian, pero el problema es que en el periodo de la adolescencia
esto se torna mas que común. Sin embargo hay algunos indicios específicos que
nos pueden alertar sobre ello.

Cuando
note que el joven parece estar mareado(a) y que tenga problemas al caminar; que
parezca tonto y ría sin razón alguna; que tenga los ojos rojos e irritados; y
cuando tenga dificultad con la memoria. Además, generalmente al desaparecer los
efectos, después de algunas horas, puede ser que la persona sienta mucho sueño.

Una
vez que usted sospecha sobre la aparición de estas actitudes, intente hablar
con él e intente no reprenderlo. Recuerde que esto se da por algún conflicto
mas profundo que el de la rebeldía adolescente. Intente descubrirlo y apóyese
en un profesional para poder comprender mejor lo que pasa y poder solucionarlo.