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¿La excitación masculina es diferente de la femenina?

¿Qué es lo que hace al hombre parecer mucho más rápido y dispuesto y a la mujer más lenta y reprimida? ¿Son así realmente hombres y mujeres?

Diferencias entre hombres y mujeres en la forma de excitarse 

Una de las mayores diferencias entre hombres y mujeres es la velocidad y la facilidad con la que llega la excitación o el deseo casi irrefrenable de tener sexo. Si eres hombre, muchas veces te habrás sentido cerca del final antes de que tu pareja estuviera comenzado. Y si eres mujer… tal vez dependas de la buena voluntad de alguien para esperarte.  

La excitación es el primer paso en vistas de la satisfacción sexual, aunque desde el principio, hombres y mujeres se muestran fuera de sincronía. Mientras que uno podría estar muriéndose de ganas, el otro podría todavía no sentir deseos… 

Esto puede, y ocurre con mucha frecuencia, causar problemas en las relaciones de pareja. Pero cuando los miembros de la pareja entienden sus mutuas diferencias y las tienen en cuenta a la hora de hacer el amor, el sexo no podría ser aún más placentero.  

Cómo funciona la excitación 

Los hombres pueden excitarse por completo en cuestión de minutos –sino segundos- respondiendo rápidamente y con facilidad a ciertos disparadores, que son generalmente previsibles –una simple visión, un sonido, un aroma, una textura-. A veces, la excitación sexual masculina puede ser, simplemente, demasiado fácil. Todos los hombres tienen historias vergonzantes de situaciones en las que se vieron excitados a pesar de sus esfuerzos por controlarse.   

Las mujeres, por su parte, hacen gala de una excitación más lenta, más impredecible y compleja, que a veces puede formar parte de un proceso complicado. Y en estas diferencias no tienen nada que ver con los órganos sexuales, sino que están dadas por la forma de pensar. 

En general, los hombres tienden a concentrarse en asuntos y objetivos específicos, de a uno a la vez. Por lo tanto, cuando el sexo está en la mira, hay poco y nada que hacer para lograr la excitación, ya que el sexo es lo único que importa.  

No interesa si el resto de su vida se cae a pedazos, si está a punto de perder el empleo o si no tiene para pagar la renta. Muchas veces, tampoco importaría si ese encuentro sexual pudiera ser la causa de su ruina sentimental. 

Como ya es sabido, las mujeres funcionan un poco a la inversa. La sexualidad femenina está intrínsecamente e intrincadamente relacionada a todos los otros aspectos de la vida de la mujer: emociones, niveles de estrés, sentimientos para consigo misma y para con lo que la rodea, y, por supuesto, para con el hombre que está con ella.  

En casi todo, lo que cuenta es como un cuadro de situación general, en el que varios factores aportan distintas pinceladas. Por eso, es obvio que las mujeres tienen dificultades a la hora de separar un aspecto de sus vidas de otro. De hecho, las mujeres son bien conocidas por su capacidad de enfocar sus energías y emociones en varias cosas al mismo tiempo. 

La excitación es una cuestión mental 

Sin embargo, las mujeres necesitan salir de ese gran cuadro de situación general para lograr excitarse. Ya que esto va en contra de su naturaleza, las mujeres necesitan mucho más tiempo que el hombre para “entrar en clima”. Mientras que los hombres bloquean sus otros pensamientos, las mujeres deben procesar gran cantidad de información –consciente o inconscientemente- para alcanzar la excitación. 

Esto no quiere decir que las mujeres deban completar una larga lista de control en sus cabezas. “Estado de nuestra relación: regular. Deseos hacia el hombre: muchos. Sentimientos para con mi cuerpo: lo odio”.  

Simplemente, esto significa que una mujer necesita tiempo para hacer desaparecer sus preocupaciones y sus intereses, antes de poder enfocarse en la satisfacción de sus deseos y en los placeres de la carne. 

Dependiendo de lo que esté pasando en ese gran cuadro de situación, el proceso podría tomar unos pocos minutos o una eternidad. El hombre astuto, que ya está excitado y listo para la acción, deberá controlarse, y darle a su compañera el tiempo que necesita para igualar su estado. 

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