Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

La chinchilla, mascota ideal para los hogares pequeños

Aquellas personas que no tengan en su hogar el suficiente espacio, o presupuesto necesario, como para adoptar un gato o un perro, no tienen por que quedarse sin una mascota inteligente, bonachona, y amigable, como la chinchilla.

Pese a lo que muchas
personas creen, no existe ningún riesgo al manipular una chinchilla, puesto que
estos roedores son seres muy calmos y amigables. Sin embargo, sí deben ser
tratados con mucho afecto y suavidad, puesto que son muy tímidos y tienen muy
buena memoria. Por lo tanto, si se los asusta, asociarán esta sensación con su
persona, la recordarán, y podrían rechazarle hasta que logre recuperar su
afecto.

 Si tiene hijos que vayan
a tratar con estas mascotas, debería hacerles recordar mucho esta cuestión, es
decir ser apacibles, cariñosos y no asustarlas, puesto que los chicos suelen ver
a estos animalitos como juguetes, y podrían exigirles más de la cuenta. Los
especialistas recomiendan que los niños menores de diez años no tengan
chinchillas, aunque la edad no es tan importante como la madurez, por lo que
todo dependerá de sus capacidades para entender las particularidades del animal,
para lo cual tal vez necesiten de otra persona que pueda enseñarles a
manipularlos adecuadamente. De cualquier manera, estos animales son muy
sociales, y pueden ser fácilmente domesticados para jugar y obrar recíprocamente
con su persona o sus hijos.

 Si planea dejar salir a
las chinchillas fuera de sus jaulas, debe saber que esto es algo que se debería
hacer únicamente después que las mismas se hayan adaptado al nuevo ambiente, y
no estén asustadas ni de su persona ni del entorno. Caso contrario, podrán tomar
una alocada carrera, usted las tendrá que perseguir, y solo logrará aumentar la
desconfianza.


 Aclimatando a la chinchilla a su nuevo hogar

 

Para empezar a
acostumbrar a la chinchilla al nuevo lugar, y a su propia persona, comience
poniéndole convites mientras está en la jaula. Luego, gradualmente, inserte su
mano en la jaula y deje que la chinchilla venga a su mano, para que tome un
convite de su palma. De esta manera, el animal asociará su olor con el convite.
Así, se dirigirán con confianza e interés a su persona y eventualmente le
permitirán que usted las dirija. Entonces sí,  podrá dejarlas salir afuera,
puesto que siempre retornarán a su mano por voluntad propia, y no por que deba
perseguirlas y atraparlas.

 Lo ideal es ser constante
con respecto a los horarios y días en que las dejará salir fuera de las jaulas,
así como también la cantidad de tiempo y área que se les permitirá salir a
ocupar. La chinchilla pronto aprenderá la rutina, e incluso estará predispuesta
a volver nuevamente dentro de la jaula en los mismos tiempos, ya que sabrá que
allí tiene un convite especial, el baño limpio, etc. 

En efecto, a las
chinchillas les gusta ser alimentada en el mismo momento de cada día, así como
también salir de la jaula siempre en los mismos horarios, y por similares
espacios de tiempo. La clave aquí, es la consistencia.

 Una vez que el animal se
acostumbre a regresar, también podría construir laberintos de cartulina que
deban atravesar para llegar dentro de su jaula, una actividad que las mantendrá
ocupadas y satisfacerá sus necesidades de esparcimiento, ya que este tipo de
roedores son animales curiosos e inteligentes, que aman los desafíos.

 Si tiene un cuarto que
contenga viejos muebles, pisos rotos, o cualquier lugar donde la chinchilla
podría lastimarse, debería prohibirle la entrada hasta repararlo, no solo por el
riesgo de que corre el animal, sino por que posiblemente el mismo podría
encontrar un espacio pequeño donde acuñarse, lo cual, si bien los mantendrá
fuera de peligro, podría ensuciar o deteriorar más su cuarto.

Hábitos de
comportamiento de las chinchillas

 Las chinchillas son
animales nocturnos, por lo que pasan durmiendo gran parte del día. Solo estarán
activas durante el día si hay algo especialmente interesante. Les encanta correr
sobre ruedas, especialmente en la noche, así que debería pensarlo dos veces
antes de dejar la jaula en su dormitorio. Además, una vez que sientan cariño
hacia usted, harán durante la noche todo tipo de ruidos, para dejarle saber que
no les está prestando la suficiente atención.

Sin embargo, las
chinchillas son también animales muy adaptables, y si, por ejemplo, el momento
del día en el que usted desea jugar con ellas es por la tarde, entonces solo
necesitará proporcionarles diversión durante esos horarios, hasta que ellas
mismas se acostumbren y deseen jugar en esos momentos.

 De esta forma, podrían
despertarse durante ese lapso del día, dormitar otra vez, despertarse otra vez,
y así, hasta conseguir su apropiada cantidad de sueño, sin por ello interferir
con sus horarios.

 Por esto mismo, es que se
sabe que el problema de las chinchillas no es la adaptabilidad a una determinada
rutina, que podría ser diferente a la propia, sino el cambio de la misma, ya que
estos animales buscan siempre la consistencia, y no suele gustarles mucho que
les cambien sus rutinas. Si algo se les modificará, deberá darles tiempo para
adaptarse al nuevo estilo de vida.

Entrenando a la chinchilla

 Las chinchillas son muy
inteligentes para ser roedores, con lo que pueden ser educadas y entrenadas,
aunque cierto es que toma su buen tiempo hacerlo, por lo que necesitará ir de
forma lenta, y no hacer más de una cosa a la vez. Por eso, debe ser muy paciente
para su entrenamiento, más que si lo haría con un gato o un perro.

 En primer lugar, deberá
tomarse un tiempo para familiarizarse con su chinchilla, tratarla con suavidad,
compañerismo, y ganar su confianza, lo cual generalmente podrá llevar hasta 6
meses.

 Entonces, deberá intentar
incentivarla para que venga hacia su mano, ofreciéndoles dulces como pasas de
uva o fruta disecada, etc. Puede llevar un largo rato -incluso años- entrenarlas
para responder alguna orden especial como por ejemplo acostarse,  especialmente
si la chinchilla ha tenido malas experiencias con los seres humanos antes de que
usted la haya traído a su hogar.  

Pero aunque el
entrenamiento llevará su tiempo, podrá observar que las chinchillas son animales
muy inteligentes y con buena respuesta, por lo que valdrá la pena intentarlo.
Comience recompensando a las chinchillas para que estas confíen y se
familiaricen con su persona. Premie los comportamientos que desea reforzar, pero
no amedrente mucho a la chinchilla si se equivoca, a menos que esta tenga un
comportamiento muy incorrecto o peligroso, como por ejemplo masticar sus muebles
antiguos o intentar salir a la calle.

 Pero recuerde siempre
recompensar mucho el buen comportamiento, ya que las mismas lo continuarán
manteniendo, si saben que vendrá luego una recompensa.

 Sea constante, déles
confianza, y demuéstreles todo su afecto, y la chinchilla le recompensará a
usted con una agradable y hermosa compañía, y con su amistad incondicional.