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Siempre
existió la predisposición del hombre por los fenómenos de
la naturaleza. A veces, estos fenómenos eran solamente
observados, en otras ocasiones eran adoptados en beneficio
propio. La tierra, el agua, el fuego...se convirtieron en
metas comunes de los pueblos de la antigüedad. Pero, a medida
que los seres humanos descubrían elementos, aprendían que
algunos producían bienestar, y otros les producían
perjuicios. De
esas tentativas, ensayos y demostraciones, se originan las
bases de la medicina empírica (a través de la experiencia).
Con éxitos y fracasos, se desarrollaron técnicas que acompañaron
la evolución integral de la civilización. Precisamente, la
magnificación de una de esas técnicas (la síntesis de los
medicamentos) provocó dejar de lado, la medicina natural. Se
supone que el principal motivo es el económico. El caso es
que, la medicina que conocemos hoy - la tradicional o alopática
- es mas rentable (por
las drogas, la tecnología, etc.).
Alrededor
de esta medicina alopática, se mueven en el mundo entero,
billones de dólares, razón por la cual, a los gigantescos
intereses de la medicina formal, no le puede causar
“gracia” alguna, que muchas enfermedades, tratadas con
“crenoterapia” (aguas termales) dejen de utilizar costosos
medicamentos y aparatos. Está
de sobra comprobado, que pacientes de distintas afecciones :
reumáticas, post-operatorios, traumatismos y hasta soriasis,
han disminuido hasta casi eliminar los medicamentos que ingerían
o se aplicaban, sólo con hacer tratamientos en aguas
termales. En
Argentina es todavía muy escasa la determinación específica
de uso de las aguas termales. No existe demasiada documentación
que sustente la aplicación de las “termas” para el
tratamiento de enfermedades. Hay
un gran número de personas que utilizan terapias
hidrotermales con mas fe y curiosidad que valoración científica,
pero aún así obtienen los resultados que esperaban, o que
les habían “contado”. Todo esto, observado desde el punto de vista de un médico y pasado por un “filtro” que separe lo importante de lo superfluo, o lo real de lo fantasioso, empezó a dar pautas, hoy absolutamente documentadas: algo tangible producían las aguas termales. AGUSTIN
FRANCISCO GIBERT
Miembro
Titular de la Cámara Argentina de Termalismo y Turismo de
Salud – Delegado para la región N.E.A. Fuente: www.termasalud.com |
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