Los calambres musculares pueden lograr que incluso los deportistas más competitivos deban darse por vencidos. Si los experimenta a menudo, no debería dejar de leer la siguiente nota…

Más que probablemente, usted ya los conoce: un dolor insoportable, por ejemplo en un pie, que puede presentarse hasta dormidos. El dolor es intenso, y parece empeorar cuando se intenta hacer algo. Le es imposible poner derecha la pierna, los músculos han llegado a estar tan contraídos que se sienten como piedras, y es imposible moverse.

Y por que no, estos calambres pueden hacerle también soltar unas lágrimas, pues pueden ser intolerablemente dolorosos. Incluso, en muchos casos, aunque puedan surgir ganas de llorar, el dolor es tan intenso que el cuerpo parecería no poder ocuparse de las lágrimas. Su única opción es frotarse y esperar que el dolor cese. ¿O acaso existe otra?

Encontrando las causas

Antes que nada, echemos un vistazo a las causas que provocan estos tremendos dolores. En realidad, nadie parece saber la causa exacta de los calambres musculares, pero algunos expertos creen que los mismos ocurren a causa de un bajo nivel de calcio o potasio en la sangre. Otros especialistas, afirman que se debe a una falta de líquidos apropiados, lo que tiene como resultado un principio de deshidratación que causa que los músculos experimenten un calambre. Por último, están quienes señalan que el problema se debe a que no existe la suficiente circulación sanguínea en esas áreas, lo cual puede causar el calambre.

Los tipos de calambres musculares que suelen experimentarse más habitualmente, se dan en los siguientes casos:

Las mujeres que están atravesando sus ciclos menstruales tienden a tener fuertes calambres en las piernas cuando las mismas están expuestas al aire frío, como la sección de congelados de un supermercado.

Por su parte, las mujeres embarazadas tienden a tener calambres musculares al dormir. Esto podría ser porque sus bebés absorben la mayor parte de los nutrientes que la mujer incorpora a su cuerpo, dejándole a la madre una cantidad menor de la que ella necesita. Puede ser también que la mujer no esté bebiendo suficientes líquidos, por el temor de vivir en el baño.

Las personas que llevan un calzado que no es de su número real, pueden acabar teniendo calambres en sus piernas y pies. Unos zapatos o zapatillas inapropiados, podrían también tener que ver con que tengan tacos demasiado altos, sean sandalias planas no acolchadas o sin contención adecuada para el pie, o bien con el hecho de ejercitar con un calzado que no sea deportivo, o simplemente no llevar zapatillas al hacer alguna clase de ejercicio.

Asimismo, las personas que han tenido ciertas cirugías, o que tienen trastornos circulatorios de importancia, pueden ser afectadas con calambres musculares.

De la misma manera, quienes sobreexijan a sus músculos (especialmente si los mismos todavía están fríos) al ejercitar, como por ejemplo andando cuesta arriba cuando sus piernas no han sido apropiadamente precalentadas, o entrando a las frías o incluso heladas aguas del océano, para tratar de nadar un largo trecho (aquí también se pone en juego el cambio de temperaturas).

Aquellas personas que también usen ropa apretada, que corte el flujo de sangre en el cuerpo, también podrán ser más propensas a sufrir calambres. 

Previniendo los calambres musculares

Prevenir los calambres musculares puede ser realmente muy sencillo. Como en todo, la efectividad no está totalmente garantizada, pero se reducirán drásticamente las chances:

1. El ejercicio regular puede ayudar a mejorar la circulación

2. Estirar y precalentar los músculos de forma diaria, por ejemplo todas las noches antes de acostarse

3. Beber ocho vasos de líquido por día, preferiblemente de agua.

4. Comer suficientes alimentos ricos en calcio y potasio, como las bananas, el jugo de naranja, las papas y las verduras frescas.

5. Evitar los alimentos grasos y fritos.

6.  Llevar medias elásticas durante el día, especialmente cuando se tienen várices.

7. Llevar puestos calcetines para dormir durante la noche puede ser de mucha utilidad, porque esto ayuda a que los pies estén tibios, con lo cual las piernas también tienden a permanecer más tibias.

Enfrentando un calambre muscular

Luego de experimentar un calambre muscular, le será muy útil tomar las siguientes medidas:

* Cuando comience un calambre, debe hacer fuerza estirando el músculo. Al principio podrá sentir un mayor dolor, pero el mismo luego de unos instantes se reducirá.  Si es en una pierna, acuéstese y pídale a alguien que lo ayude, levante y estire la pierna afectada, y pídale a la persona que lo ayuda que tome su pie y empuje la pierna hacia usted, mientras usted opone resistencia (no doble la pierna).

* Pedirle a alguien que frote el calambre, con lo cual el área se entibiará y el dolor se reducirá.  

* Empapar el área con agua tibia

* Si el calambre es en la pierna, debe tratar de pararse y caminar.

* Otra alternativa, sería aplicar una crema relajante muscular.

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